Cuando veo cosas así se me quitan las ganas de cambiar el coche

Para eso se inventaron la contaminación, el ecologismo y las ETIQUETAS DE LOS puñeteroS COCHES ...para que tengas que estar cambiando constantemente ( cada 2-´5 años ) de puñetero coche y de ese modo siempre estar atado a una letra que sumada a la de la hipoteca te convierte en el perfecto ESCLAVO.

Esta semana ya no pueden entrar dentro de la M-30 los coches sin etiquetas, en el 2025 ni los etiqueta C así hasta que el 2030 sólo puedan ir en coche los políticos y sus allegados , como en Cuba.
 
Cuento. Una máquina de mercancías de RENFE, una 4000 o una 333, aguantaba un millón de km sin tocar -estirando el motor-, pero el motor giraba a 900 rpm máximo, con protecciones de todas clases. Después de eso tocaba revisión en los talleres de RENFE, que era rectificar el motor entero.

Yo no, pero mi hermano fue maquinista de RENFE, pero falleció. Él sabía, yo una chispilla de lo que me contaba. Por ahí tengo manuales de las locomotoras, y no veas...

Arza! Montar a las tías en la cabina y zurrearle a la máquina, que se escuchaba el turbo a un kilómetro. Ya no puedo decir nada ni nada, pero sí lo hacían. Los chavales...

 
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Cuento. Una máquina de mercancías de RENFE, una 4000 o una 333, aguantaba un millón de km sin tocar -estirando el motor-, pero el motor giraba a 900 rpm máximo, con protecciones de todas clases. Después de eso tocaba revisión en los talleres de RENFE, que era rectificar el motor entero.

Yo no, pero mi hermano fue maquinista de RENFE, pero falleció. Él sabía, yo una chispilla de lo que me contaba. Por ahí tengo manuales de las locomotoras, y no veas...

Arza! Montar a las tías en la cabina y zurrearle a la máquina, que se escuchaba el turbo a un kilómetro. Ya no puedo decir nada ni nada, pero sí lo hacían. Los chavales...


Me acuerdo de un maquinista pureta que venía siempre a subir la lejía de la Solvay y cuando ponía en marcha la 333 decía ''esto es música''. La verdad es que el soplido del turbo sonaba de huevones, daba gusto meterse en la zona de motores sin cascos ni palos, a pelo, a escuchar aquella bestia rugir.
 
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