fausal
Madmaxista
Sin ánimo de granjearse la enemistad de los fabricantes, cuando se pide consejo a los mecánicos sobre cuál es el coche que menos pasa por el taller suelen contestar: “Los coches son como los electrodomésticos, el que sale malo...”. No son tan escandalosas como las alertas de los fabricantes de coches y organismos de consumo, que últimamente está poniendo en entredicho la reputación de marcas como Toyota, General Motors o Volkswagen y tantas otras, pero existen. Son las averías algo más anónimas, que presentan reiteradamente algunos coches y que conviene conocer antes de tomar la decisión de comprar un vehículo, sobre todo si es de segunda mano.
El desgaste prematuro de las pastillas, de los discos de frenos y de las rótulas de la suspensión, las fugas de aceite lubricante del motor o del líquido hidráulico de los amortiguadores, la rotura de la caja de cambios, el deterioro de la dirección o sencillamente los fallos reiterados de las lámparas de alumbrado, de la batería o el sistema eléctrico son las principales averías que obligan a muchos coches a pasar frecuentemente por el taller, asegura Juan Carlos Zazo, perito del Comisariado Europeo del Automóvil (CEA).
Actualmente, las reparaciones mecánicas capitalizan el 60% de las operaciones de los talleres, según datos recopilados por la consultora de siniestros Solera y de Direct Seguros. La realidad siempre supera a la ficción. Prueba de ello es que el fallo mecánico es la principal causa que requiere la asistencia de la grúa, y no los accidentes, a tenor de los datos de un estudio de la aseguradora Direct. Además, casi un tercio de las averías de los coches de ocasión se producen antes de rodar 5.000 kilómetros y el coste medio de reparación es de 497 euros, recoge un informe de la empresa de extensión de garantías Car Garantie.
Antes de comprar, informarse
Informarse de los fallos que afectan a los vehículos antes de comprar es clave para evitar facturas inesperadas, pero –según explica Miguel Ángel Cuerno, presidente de la Asociación Nacional de Comerciantes de Equipos, Recambios y Accesorios para la Automoción (Ancera)–, también es importante ser cauteloso a la hora de adquirir un vehículo recién lanzado al mercado. “La prevalencia de las averías da la cara cuando han sido conducidos por muchas personas distintas y han hecho una cantidad importante de kilómetros”, y estas suelen ser corregidas por las marcas en las versiones posteriores. Es decir, muchas veces “estar a la última” puede costarle caro.
El talón de Aquiles de las berlinas
Las pastillas de frenos, las fugas de aceite del motor y fallos de amortiguadores y holguras en las rótulas de suspensión son algunos de los problemas más frecuentes en el Citroën C5, versión 2007-2013, dentro del segmento de las berlinas. El desgaste de las rótulas de suspensión, de la dirección y del sistema de frenos y los fallos en el sistema electrónico son los puntos flacos del Peugeot 407, vendido entre 2004-2013; y el desgaste prematuro de las rótulas de suspensión y de los neumáticos es el talón de Aquiles del Alfa Romeo 159, versión 2005-2013. Por su parte, las averías relacionadas con la centralita electrónica del motor, así como el rápido desgaste de los discos de frenos y los fallos en el alumbrado exterior, son frecuentes en el Skoda Octavia, versión 2005-2012.
Aunque estos fallos afectan a todos los segmentos de vehículos, “ningún coche es perfecto dada su complejidad”, no todos los vehículos los sufren y muchos ya han sido corregidos en las versiones actuales, puntualiza Zazo. Cabe destacar que los coches más fiables y duraderos suelen ser de los segmentos más elevados, según se desprende de un informe, elaborado en Alemania por la empresa Dekra, cuyas estaciones de ITV inspeccionan cada año 15 millones de vehículos, los mismos modelos que circulan en España.
Si opta por un modelo microurbano, ha de saber que, según este estudio, el Fiat Panda (vendido entre 2003 y 2012), tiene tendencia a un desgaste prematuro de las rótulas de suspensión, a las fugas de aceite del motor y la caja de cambios así como a las perforaciones del tubo de escape. En este segmento, también destaca el desgaste prematuro de las pastillas y los discos de frenos del Peugeot 107 (2008-2013) y del Chevrolet Matiz (1998-2010), avería común a muchas marcas y que Zazo achaca a la sustitución del amianto (prohibido en la UE) por otros aditivos que son menos efectivos.
Las averías en el catalizador, amortiguadores y deterioro de los rodamientos de las ruedas también son habituales en aquel modelo de Chevrolet; y en el Kia Picanto (vendido hasta 2011), el punto flaco está en el sistema de frenado y el eléctrico, lo que obliga a cambiar muy a menudo las lámparas del alumbrado exterior, dice Zazo, habituado a lidiar con los jefes de taller y en los conflictos judiciales. Por su parte, las fugas en los amortiguadores es un deficiencia frecuente en el Nissan Pixo.
Preferidos por muchos españoles actualmente, en los vehículos urbanos las fugas de aceite del motor y los desajustes en las rótulas delanteras son un problema en el Citroën C2 (2004-2012), en Citroën 206 (1999-2013), donde el desgaste prematuro de los discos y pastillas de frenos también es uno de sus fallos, al igual que en el Citroën C3 (2001-2012), que también tiene fallos en la centralita del motor y fugas de aceite, y en el Peugeot 207 (2006-2013). En este modelo también da problemas la centralita electrónica. En el Lancia Ypsilon (2013-2011), las fugas de aceite del motor y la caja de cambios y el desgaste rápido de las pastillas y los discos de frenos son sus puntos débiles.
Deportivos y la suspensión
Los coches más deportivos suelen presentar menos averías, pero también tienen sus puntos flacos.
El deterioro de los cojinetes y las rótulas de la suspensión; problemas con la centralita electrónica; el rápido desgaste de las pastillas y discos de frenos, el desajuste en los faros y, en menor medida, fugas del aceite son los principales averías registradas en versiones que ya no se fabrican de cupés y cabrios como Mercedes CLK, W Scirocco, BMW Serie 6, VW Eos y Mercedes Benz CLC, según los estudios de Dekra.
Entre los todoterrenos, el Suzuki Jimny, seguido de Hyundai Santa Fe y el Kia Sorento son los más problemáticos.
Entre los compactos, el talón de Aquiles del New Beetle de Volkswagen (1998-2011) es el deterioro prematuro de las rótulas, de los brazos de suspensión y los cojinetes del eje trastero, junto al irregular desgaste de los discos de frenos. El Dacia Logan (versión 2005-2013) tiende a tener fugas del aceite del motor, de la caja de cambios y del líquido hidráulico de los amortiguadores, y el Dacia Sandero, uno de los más vendidos en 2013, tiende al desgaste prematuro de las rótulas de suspensión al igual que el Citroën C4, comercializado hasta 2011. El estudio no deja títere con cabeza. También el Clase A de Mercedes Benz (entre 2004 y 2012) registra un deterioro irregular de los discos de frenos y fugas de aceite de los amortiguadores.
En los monovolúmenes pequeños, el Citroën Xsara Picasso, vendido entre 2003-2012, destaca por el desgaste irregular de los discos de freno, los fallos en la centralita electrónica y la tendencia a las fugas del líquido en la dirección asistida; y el Renault Modus (versión 2008-2013), tiende a un deterioro prematuro de las rótulas de suspensión y de las pastillas y discos de frenos.
Por su parte, en el Kia Carens, vendido entre 2003-2013, el problema principal es el desgaste rápido de las pastillas y los discos de frenos y en el Fiat Idea, comercializado entre 1998-2010, la rotura de los guardapolvos de las tras*misiones y los desajustes de los proyectores de alumbrado delanteros, las fugas de aceite en el motor y el desgaste de las rótulas de suspensión son sus puntos débiles.
El Citroën C8 (versión 2002-2013) es uno de los monovolúmenes grandes que tiende a un desgaste prematuro de las rótulas y los cojinetes de la dirección, a registrar fallos en la centralita electrónica del motor, la calefacción y el elevalunas. Asimismo, el Peugeot 807, entre 2008 y 2013, desgasta prematuramente las rótulas y los cojinetes de la dirección, así como las pastillas y los discos de frenos; y Renault Espace (versión 2003-2013) peca de un desgaste precoz de las rótulas y los cojinetes, de fallos eléctricos y de desgaste de los frenos.
La corrosión en la carrocería, la pérdida de la eficacia del sistema de frenado, el deterioro de los brazos de la suspensión y las fugas en el motor son los problemas que suele presentar el Kia Carnaval (comercializado entre 2008 y 2012); y en el Chrysler Voyager, vendido entre los años 2008 y 2012, los fallos están en el desgaste prematuro de las rótulas y los cojinetes de la suspensión, los frenos y las fugas en el motor.
El desgaste prematuro de las pastillas, de los discos de frenos y de las rótulas de la suspensión, las fugas de aceite lubricante del motor o del líquido hidráulico de los amortiguadores, la rotura de la caja de cambios, el deterioro de la dirección o sencillamente los fallos reiterados de las lámparas de alumbrado, de la batería o el sistema eléctrico son las principales averías que obligan a muchos coches a pasar frecuentemente por el taller, asegura Juan Carlos Zazo, perito del Comisariado Europeo del Automóvil (CEA).
Actualmente, las reparaciones mecánicas capitalizan el 60% de las operaciones de los talleres, según datos recopilados por la consultora de siniestros Solera y de Direct Seguros. La realidad siempre supera a la ficción. Prueba de ello es que el fallo mecánico es la principal causa que requiere la asistencia de la grúa, y no los accidentes, a tenor de los datos de un estudio de la aseguradora Direct. Además, casi un tercio de las averías de los coches de ocasión se producen antes de rodar 5.000 kilómetros y el coste medio de reparación es de 497 euros, recoge un informe de la empresa de extensión de garantías Car Garantie.
Antes de comprar, informarse
Informarse de los fallos que afectan a los vehículos antes de comprar es clave para evitar facturas inesperadas, pero –según explica Miguel Ángel Cuerno, presidente de la Asociación Nacional de Comerciantes de Equipos, Recambios y Accesorios para la Automoción (Ancera)–, también es importante ser cauteloso a la hora de adquirir un vehículo recién lanzado al mercado. “La prevalencia de las averías da la cara cuando han sido conducidos por muchas personas distintas y han hecho una cantidad importante de kilómetros”, y estas suelen ser corregidas por las marcas en las versiones posteriores. Es decir, muchas veces “estar a la última” puede costarle caro.
El talón de Aquiles de las berlinas
Las pastillas de frenos, las fugas de aceite del motor y fallos de amortiguadores y holguras en las rótulas de suspensión son algunos de los problemas más frecuentes en el Citroën C5, versión 2007-2013, dentro del segmento de las berlinas. El desgaste de las rótulas de suspensión, de la dirección y del sistema de frenos y los fallos en el sistema electrónico son los puntos flacos del Peugeot 407, vendido entre 2004-2013; y el desgaste prematuro de las rótulas de suspensión y de los neumáticos es el talón de Aquiles del Alfa Romeo 159, versión 2005-2013. Por su parte, las averías relacionadas con la centralita electrónica del motor, así como el rápido desgaste de los discos de frenos y los fallos en el alumbrado exterior, son frecuentes en el Skoda Octavia, versión 2005-2012.
Aunque estos fallos afectan a todos los segmentos de vehículos, “ningún coche es perfecto dada su complejidad”, no todos los vehículos los sufren y muchos ya han sido corregidos en las versiones actuales, puntualiza Zazo. Cabe destacar que los coches más fiables y duraderos suelen ser de los segmentos más elevados, según se desprende de un informe, elaborado en Alemania por la empresa Dekra, cuyas estaciones de ITV inspeccionan cada año 15 millones de vehículos, los mismos modelos que circulan en España.
Si opta por un modelo microurbano, ha de saber que, según este estudio, el Fiat Panda (vendido entre 2003 y 2012), tiene tendencia a un desgaste prematuro de las rótulas de suspensión, a las fugas de aceite del motor y la caja de cambios así como a las perforaciones del tubo de escape. En este segmento, también destaca el desgaste prematuro de las pastillas y los discos de frenos del Peugeot 107 (2008-2013) y del Chevrolet Matiz (1998-2010), avería común a muchas marcas y que Zazo achaca a la sustitución del amianto (prohibido en la UE) por otros aditivos que son menos efectivos.
Las averías en el catalizador, amortiguadores y deterioro de los rodamientos de las ruedas también son habituales en aquel modelo de Chevrolet; y en el Kia Picanto (vendido hasta 2011), el punto flaco está en el sistema de frenado y el eléctrico, lo que obliga a cambiar muy a menudo las lámparas del alumbrado exterior, dice Zazo, habituado a lidiar con los jefes de taller y en los conflictos judiciales. Por su parte, las fugas en los amortiguadores es un deficiencia frecuente en el Nissan Pixo.
Preferidos por muchos españoles actualmente, en los vehículos urbanos las fugas de aceite del motor y los desajustes en las rótulas delanteras son un problema en el Citroën C2 (2004-2012), en Citroën 206 (1999-2013), donde el desgaste prematuro de los discos y pastillas de frenos también es uno de sus fallos, al igual que en el Citroën C3 (2001-2012), que también tiene fallos en la centralita del motor y fugas de aceite, y en el Peugeot 207 (2006-2013). En este modelo también da problemas la centralita electrónica. En el Lancia Ypsilon (2013-2011), las fugas de aceite del motor y la caja de cambios y el desgaste rápido de las pastillas y los discos de frenos son sus puntos débiles.
Deportivos y la suspensión
Los coches más deportivos suelen presentar menos averías, pero también tienen sus puntos flacos.
El deterioro de los cojinetes y las rótulas de la suspensión; problemas con la centralita electrónica; el rápido desgaste de las pastillas y discos de frenos, el desajuste en los faros y, en menor medida, fugas del aceite son los principales averías registradas en versiones que ya no se fabrican de cupés y cabrios como Mercedes CLK, W Scirocco, BMW Serie 6, VW Eos y Mercedes Benz CLC, según los estudios de Dekra.
Entre los todoterrenos, el Suzuki Jimny, seguido de Hyundai Santa Fe y el Kia Sorento son los más problemáticos.
Entre los compactos, el talón de Aquiles del New Beetle de Volkswagen (1998-2011) es el deterioro prematuro de las rótulas, de los brazos de suspensión y los cojinetes del eje trastero, junto al irregular desgaste de los discos de frenos. El Dacia Logan (versión 2005-2013) tiende a tener fugas del aceite del motor, de la caja de cambios y del líquido hidráulico de los amortiguadores, y el Dacia Sandero, uno de los más vendidos en 2013, tiende al desgaste prematuro de las rótulas de suspensión al igual que el Citroën C4, comercializado hasta 2011. El estudio no deja títere con cabeza. También el Clase A de Mercedes Benz (entre 2004 y 2012) registra un deterioro irregular de los discos de frenos y fugas de aceite de los amortiguadores.
En los monovolúmenes pequeños, el Citroën Xsara Picasso, vendido entre 2003-2012, destaca por el desgaste irregular de los discos de freno, los fallos en la centralita electrónica y la tendencia a las fugas del líquido en la dirección asistida; y el Renault Modus (versión 2008-2013), tiende a un deterioro prematuro de las rótulas de suspensión y de las pastillas y discos de frenos.
Por su parte, en el Kia Carens, vendido entre 2003-2013, el problema principal es el desgaste rápido de las pastillas y los discos de frenos y en el Fiat Idea, comercializado entre 1998-2010, la rotura de los guardapolvos de las tras*misiones y los desajustes de los proyectores de alumbrado delanteros, las fugas de aceite en el motor y el desgaste de las rótulas de suspensión son sus puntos débiles.
El Citroën C8 (versión 2002-2013) es uno de los monovolúmenes grandes que tiende a un desgaste prematuro de las rótulas y los cojinetes de la dirección, a registrar fallos en la centralita electrónica del motor, la calefacción y el elevalunas. Asimismo, el Peugeot 807, entre 2008 y 2013, desgasta prematuramente las rótulas y los cojinetes de la dirección, así como las pastillas y los discos de frenos; y Renault Espace (versión 2003-2013) peca de un desgaste precoz de las rótulas y los cojinetes, de fallos eléctricos y de desgaste de los frenos.
La corrosión en la carrocería, la pérdida de la eficacia del sistema de frenado, el deterioro de los brazos de la suspensión y las fugas en el motor son los problemas que suele presentar el Kia Carnaval (comercializado entre 2008 y 2012); y en el Chrysler Voyager, vendido entre los años 2008 y 2012, los fallos están en el desgaste prematuro de las rótulas y los cojinetes de la suspensión, los frenos y las fugas en el motor.