"Pensamientos Ibéricos"
Madmaxista
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Sigo insistiendo, España perdió su gran oportunidad de reinventarse reponiendo a Fernando VII el traidor y no constituyendo una república, tan incipiente y al uso en esos momentos en Europa, al amparo de su recién estrenada constitución "La Pepa".
Si hubiésemos constituido una república en ese instante, nos hubiésemos librado del absolutismo con un poco de retraso respecto a Europa y no casi un siglo como finalmente pasó. La burguesía hubiese florecido industrializando el país, y nosotros hubiésemos tenido experiencia manejándonos con una República en el siglo XX.
La gestión de las colonias hubiese sido más parecida a la inglesa, con su Commonweal, basando la relación colonias-patria progenitora en principios comerciales y financieros más que por servidumbre a un Rey.
Salimos de la guerra contra Napoleón como país GANADOR, y en los posteriores tratados y capitulaciones el golfo traidor de Fernando VII desaprovechó ese tirón.
Para colomo de los colmos, fuimos a reponer al borbón más poco equilibrado de su casta. En cuanto pudo derogó la Pepa traicionando al pueblo.
Si hubiésemos dejado al puñetero Borbón en medio del Bidasoa recluido, en la isla de los Faisanes, y nos hubiésemos sumado a la revolución industrial que asomaba entonces por Europa propiciada por la caída del absolutismo y el ascenso de la burguesía siendo un país vencedor de Napoleón: hoy seríamos una potencia mundial como Inglaterra como mínimo.
Pero no, decidimos anclarnos al siglo XVIII y fuimos perdiendo colonia tras colonia totalmente empobrecidos. Solamente nos despertamos un poco a finales del siglo XIX tras el varapalo de Cuba y Filipinas y la generación perdida que nos abrió los ojos haciendo que pisásemos el suelo aceptando nuestra realidad: una esperanza de vida de 38 años en el varón en el año 1900 (las guerras hicieron estragos) y un país totalmente empobrecido, analfabeto, sin ingresos, sin industria, sin respeto ni de nosotros mismos.
A partir de ahí todo fueron prisas y confundir la velocidad con el tocino, como por ejemplo las repúblicas que fueron interpretadas como revoluciones (no teníamos experiencia en ellas), con el peligro consiguiente que conllevaba.
Si hubiésemos constituido una república en ese instante, nos hubiésemos librado del absolutismo con un poco de retraso respecto a Europa y no casi un siglo como finalmente pasó. La burguesía hubiese florecido industrializando el país, y nosotros hubiésemos tenido experiencia manejándonos con una República en el siglo XX.
La gestión de las colonias hubiese sido más parecida a la inglesa, con su Commonweal, basando la relación colonias-patria progenitora en principios comerciales y financieros más que por servidumbre a un Rey.
Salimos de la guerra contra Napoleón como país GANADOR, y en los posteriores tratados y capitulaciones el golfo traidor de Fernando VII desaprovechó ese tirón.
Para colomo de los colmos, fuimos a reponer al borbón más poco equilibrado de su casta. En cuanto pudo derogó la Pepa traicionando al pueblo.
Si hubiésemos dejado al puñetero Borbón en medio del Bidasoa recluido, en la isla de los Faisanes, y nos hubiésemos sumado a la revolución industrial que asomaba entonces por Europa propiciada por la caída del absolutismo y el ascenso de la burguesía siendo un país vencedor de Napoleón: hoy seríamos una potencia mundial como Inglaterra como mínimo.
Pero no, decidimos anclarnos al siglo XVIII y fuimos perdiendo colonia tras colonia totalmente empobrecidos. Solamente nos despertamos un poco a finales del siglo XIX tras el varapalo de Cuba y Filipinas y la generación perdida que nos abrió los ojos haciendo que pisásemos el suelo aceptando nuestra realidad: una esperanza de vida de 38 años en el varón en el año 1900 (las guerras hicieron estragos) y un país totalmente empobrecido, analfabeto, sin ingresos, sin industria, sin respeto ni de nosotros mismos.
A partir de ahí todo fueron prisas y confundir la velocidad con el tocino, como por ejemplo las repúblicas que fueron interpretadas como revoluciones (no teníamos experiencia en ellas), con el peligro consiguiente que conllevaba.