Sr. Pollo, creo que predica en un desierto. La gente corriente no tiene ni la más remota idea de la importancia que tiene la energía. Como usted sabe, y algunos consideramos, sin energía cualquier sistema se viene abajo. El concepto de energía es un concepto sutil, escurridizo y cuyas sutilezas se escapan en la mayoría de las ocasiones a más del 50% de la gleba. Entre otras cosas porque el número de fulastres, por elección propia, es increíblemente alto.
Por otro lado, la derecha liberal ha conseguido su objetivo, es decir, el desprestigio de cualquier ciudadano que se preocupe por la eficiencia energética o el ahorro de este "fluido" misterioso. Todo lo que suene a control del gasto energético suena a ecologista ******, y de ahí a marxista sin criterio hay una delgada línea que muchos periódicos de amplia tirada se encargan de dinamitar en su línea editorial. Control es malo, consumo bueno. Eso es lo que está grabado a fuego en montones de personas que inclusive se consideran a sí mismas como cultas y preparadas.
No tenemos arreglo. Vamos, del tirón, a una estaflación de huevones y luego a una recesión económica de las peores de los últimos 50 años.
La clase dirigente es una fruta parodia de los auténticos tecnócratas y estadistas que se forjaron en los tiempos duros de la democracia. Personas que sólo tienen habilidades sociales. Curtidas en el navajeo político del poder pero con una preparación desastrosa y, por tanto, su único objetivo, porque no hay otro, es la perpetuación en la poltrona. Para lograrlo hay que edulcorar el mensaje, engañar al electorado y tomar decisiones pusilánimes y acomodadas a los sondeos de opinión. Es la única manera de repetir legislatura.
La clase empresarial es ultraconservadora, no en las ideas, pero sí en las actitudes. Más próxima al caciquismo y a la neoesclavitud y el peloteo de los subalternos que a los proyectos valientes e innovadores. Con una mentalidad hiper-cortopalcista. Se ha podido ver con el nuevo código de edificación. La cantidad de merluzos que presentaron los proyectos antes de que apareciesen para no tener que dejar de ganar como mucho un mísero 1 o 2%. Algo lamentable.
Aquí el empresario prototipo es un tío rellenito hijomio, más bien negrero y muy déspota que no sabe hacer, en muchos casos, la o con un puñetero canuto pero al que le salen los billetes de 500 pavos de la cartera y pasea sus bemoles en un coche inmenso de los que se ponen en 25 l/100 km, cuando hay un poco de retenciones de tráfico.
Para alimentar el crédito de esos dinosaurios hay una banca que roza en la usura y que sólo quiere beneficios, hasta ahora, completamente seguros. Nada de riesgos. Estos macho cabríoes han sido los que han tenido la mayor parte de la culpa de la monumental burbuja ladrillera que hemos padecido y que aún seguimos padeciendo.
Si querías hacer una promoción de tropecientos mil pisos no había problema, cuando la percepción del riesgo era baja. A cualquier pimpollo que acreditase una promoción anterior, y disponibilidad de suelo, previo untamiento al funcionario del municipio de turno, no había el más mínimo inconvenciente, ¿pero montar una empresa de energías renovables? ¿Eso para qué shishis sirve?, se preguntarían los pensadores del departamento de análisis de riesgo de cualquier entidad crediticia ¿Eso dará pasta en un año como mucho? Se interrogarían entre ellos.
Yo me pregunto, ¿un tío de una oficina de análisis de riesgo ha visto un panel fotovoltaico en su fruta vida? Pues que iba a hacer ese tío. Que para darle la pasta a un friki de cosa mejor al pimpollo de toda la vida, que al final, por lo menos, se dispone de un bien tangible si la cosa viene mal dada.
Todo lo que haya sido salirse del libreto, es decir, el pelotazo mayúsculo y la estructura de timo piramidal, no era contemplado en la economía especulativa imperante en los últimos 12 años.
Estamos muy dolidos porque cambiar esos esquemas mentales, esa manera de planificar, ese comportamiento que ha tenido tanto éxito en la década prodijiosa, sólo es posible con una crisis muy profunda de por medio.
Las soluciones que propone son muy sensatas pero desgraciadamente todas ellas duran más de una legislatura. Mal asunto, muy mal asunto.