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Oiga¡¡¡ que eso de que entrase el perro en la cocina tenía su aquel...solía situarse debajo de la mesa a una distancia prudente de la cocina económica tal y como correspondía a su rango.
Durante el día trabajaba como pastor, por la noche se quedaba en el exterior de la casa haciendo todas las imaginarias y, en la cocina, funcionaba como procesador biológico de residuos sólidos.
Aunque, ahora que lo pienso...las gallinas solían hacer "razias" desorganizadas y saqueban lo que podían de la cocina. El gato, con su habitual desconfianza no era más que un merodeador ocasional y se dedicaba, principalmente, a eliminar la población excedentaria de roedores. Se le veía raramente aparecer por la cocina.
Los ratones, por su parte, tenían acomodo en el fallado y nunca supe la razón de esas carreras nocturnas en las que crujían las maderas de pino como si una actividad frenética se desarrollase sobre ellas. Quizá fuese "el parqué" y se dedicaban a ver cotizaciones y hacer sesudos análisis técnicos, como Carloszorro.