KUTRONIO
Será en Octubre
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El Olentzero de Lejona, localidad vizcaína gobernada por el PNV y el PSE, no quiere que los niños le escriban en español. En una misiva dirigida a 4.200 niños que el Ayuntamiento además ha colgado en su web, Olentzero y Mari Domingui abroncan a los pequeños ya que «sabemos que la mayoría sabéis euskera pero aún así, recibimos muchas cartas en castellano», por lo que les amenazan con “un tirón de orejas”. El carbonero y su pareja advierten a los niños de que “nosotros casi no sabemos castellano” y que leer las cartas en español les supone un “esfuerzo terrible”, por lo que les amenazan con que muchas de ellas “nos quedamos sin poder leerlas y sin enterarnos de vuestros deseos y aventuras”. O sea, que los niños castellanoparlantes pueden quedarse sin sus regalos porque Olentzero no comprende qué regalos le piden.
La carta es maravillosa. Podría haber sido hasta una fake news o una falsa bandera, una especie de autoparodia, pero resulta que es real y verdadera y que no falta hasta quien la justifica y acusa de euskarafobia a quienes la critican. Estas defensas, dicho sea de paso, también parecen una autoparodia y una falsa bandera por lo ridículo.
Como decíamos la carta lo tiene todo. No hay mal del nacionalismo que no aparezca reflejado en ella. O me escribís en euskera o puede que no haya regalos: todo un estupendo reflejo de la política lingüística y la “discriminación positiva” de los vascoparlantes que practica el nacionalismo. En realidad lo raro es que nos escandalice más la carta del Olentzero que la vida cotidiana con exactamente el mismo discurso, simplemente nos meten ese discurso también en el Olentzero. Si no fuera para meter el discurso, por otro lado, a lo mejor ni había una novedad histórica como el Olentzero. Si no hablas euskera no tendrás regalos, ni contratos, ni subvenciones, ni publicidad, ni plaza de funcionario. Vete enterándote desde que eres un niño.
Podríamos pensar que al menos esto de la discriminación positiva, aunque discriminación (toda discriminación positiva implica una discriminación negativa y viceversa), es mejor que la violencia pura dura, el chantaje directo, el me escribes en euskera o esta noche mira bajo el coche. Pero tampoco. Al niño que no le escriba en euskera el Olentzero no se limita a decirle que a lo mejor se queda sin regalos porque no entiende la carta, sino que le amenaza con un tirón de orejas, o sea con ponerle la mano encima, apología de la violencia física pura y dura.
Irónicamente la misiva del Olentzero y Mari Domingui a lo que invita es a un total replanteamiento de la política linguistica. ¿Que no entienden el español, lengua que la Constitución garantiza a todos el derecho a hablar y el deber de conocerla? ¿Estamos en un punto en que lo que se encuentra en peligro es hablar español? Por otro lado una vez más el problema es la libertad. Olentzero asume que los niños saben euskera, pero les reprocha la libertad de que puedan elegir usar el español. Imaginen cualquier administración advirtiendo a los ciudadanos que si piden algo en euskera puede que no se lo den porque la administración no lo comprenda, y que quizá les sancione por usar el vascuence.
Alternativamente, los Reyes Magos tienen la ventaja de que no hay que escribirles las cartas en persa. Sirve el español, el vascuence el morse o el cantonés. Para eso son magos. Irónicamente Olentzero ha escrito la carta con las amenazas a los niños en español. O sea, ahora puede haber un montón de niños que no hayan entendido la carta o que estén esperando en las esquinas tropezarse con el Olentzero para tirarle de las orejas por usar el español. Por otro lado, la carta está aceptablemente bien escrita lo que no parece compatible con la afirmación de Olentzero y Domingui de que apenas hablan español. Será que mienten o que a Olentzero un nacionalista le ha usurpado el personaje pare colarle su propio discurso.
¿Es esta la que quieren que sea la verdadera cara del Olentzero?
Nadie espere del nacionalismo una rectificación. Todos los medios nacionalistas se han volcado a defender la misiva. Meter la pata o pasarse de frenada ya es imposible siendo nacionalista. Han ido tan lejos que se han quedado sin límites. Todo lo que hacen es estupendo. Las prácticas mafiosas son estupendas. La perversión de un personaje supuestamente navideño e infantil es maravillosa. Olentzero opera en un mundillo en el que no le deja a nadie de regalo nunca autocrítica. Quizá en ese mundillo tampoco nunca nadie se la pida.
La carta es maravillosa. Podría haber sido hasta una fake news o una falsa bandera, una especie de autoparodia, pero resulta que es real y verdadera y que no falta hasta quien la justifica y acusa de euskarafobia a quienes la critican. Estas defensas, dicho sea de paso, también parecen una autoparodia y una falsa bandera por lo ridículo.
Como decíamos la carta lo tiene todo. No hay mal del nacionalismo que no aparezca reflejado en ella. O me escribís en euskera o puede que no haya regalos: todo un estupendo reflejo de la política lingüística y la “discriminación positiva” de los vascoparlantes que practica el nacionalismo. En realidad lo raro es que nos escandalice más la carta del Olentzero que la vida cotidiana con exactamente el mismo discurso, simplemente nos meten ese discurso también en el Olentzero. Si no fuera para meter el discurso, por otro lado, a lo mejor ni había una novedad histórica como el Olentzero. Si no hablas euskera no tendrás regalos, ni contratos, ni subvenciones, ni publicidad, ni plaza de funcionario. Vete enterándote desde que eres un niño.
Podríamos pensar que al menos esto de la discriminación positiva, aunque discriminación (toda discriminación positiva implica una discriminación negativa y viceversa), es mejor que la violencia pura dura, el chantaje directo, el me escribes en euskera o esta noche mira bajo el coche. Pero tampoco. Al niño que no le escriba en euskera el Olentzero no se limita a decirle que a lo mejor se queda sin regalos porque no entiende la carta, sino que le amenaza con un tirón de orejas, o sea con ponerle la mano encima, apología de la violencia física pura y dura.
Irónicamente la misiva del Olentzero y Mari Domingui a lo que invita es a un total replanteamiento de la política linguistica. ¿Que no entienden el español, lengua que la Constitución garantiza a todos el derecho a hablar y el deber de conocerla? ¿Estamos en un punto en que lo que se encuentra en peligro es hablar español? Por otro lado una vez más el problema es la libertad. Olentzero asume que los niños saben euskera, pero les reprocha la libertad de que puedan elegir usar el español. Imaginen cualquier administración advirtiendo a los ciudadanos que si piden algo en euskera puede que no se lo den porque la administración no lo comprenda, y que quizá les sancione por usar el vascuence.
Alternativamente, los Reyes Magos tienen la ventaja de que no hay que escribirles las cartas en persa. Sirve el español, el vascuence el morse o el cantonés. Para eso son magos. Irónicamente Olentzero ha escrito la carta con las amenazas a los niños en español. O sea, ahora puede haber un montón de niños que no hayan entendido la carta o que estén esperando en las esquinas tropezarse con el Olentzero para tirarle de las orejas por usar el español. Por otro lado, la carta está aceptablemente bien escrita lo que no parece compatible con la afirmación de Olentzero y Domingui de que apenas hablan español. Será que mienten o que a Olentzero un nacionalista le ha usurpado el personaje pare colarle su propio discurso.
¿Es esta la que quieren que sea la verdadera cara del Olentzero?
Nadie espere del nacionalismo una rectificación. Todos los medios nacionalistas se han volcado a defender la misiva. Meter la pata o pasarse de frenada ya es imposible siendo nacionalista. Han ido tan lejos que se han quedado sin límites. Todo lo que hacen es estupendo. Las prácticas mafiosas son estupendas. La perversión de un personaje supuestamente navideño e infantil es maravillosa. Olentzero opera en un mundillo en el que no le deja a nadie de regalo nunca autocrítica. Quizá en ese mundillo tampoco nunca nadie se la pida.