Un Imperio es generador cuando, por estructura, y sin perjuicio de las ineludibles operaciones de explotación colonialista, determina el desenvolvimiento social, económico, cultural y político de las sociedades colonizadas, haciendo posible su tras*formación en sociedades políticas de pleno derecho.
Desde la aplicación de la doctrina gustavobuenista, es irracional considerar al Imperio Romano como "generador", respecto a los pueblos Celtas e Íberos, y sin embargo no considerar al Imperio Francés en África, o al Británico, como generadores respecto a los pueblos nativos.
Roma jamás hizo posible la tras*formación de las sociedades colonizadas en sociedades políticas de pleno derecho. Para eso tuvieron que venir los bárbaros germánicos a invadir el territorio romano y fundar sus reinos tras el colapso del Imperio Romano de Occidente. Las provincias romanas nunca dejaron de ser provincias, con gobernadores elegidos a dedo por el Emperador de turno y habitualmente originarios de fuera de la provincia.
De los imperios francés y británico en África, sin embargo, si que surgieron multitud de naciones africanas, es decir que si posibilitaron el desarrollo de las sociedades nativas permitiendo su tras*formación en "sociedades políticas de pleno derecho".
En la India, el Imperio Británico llegó cuando aquello eran mas de una docena de entidades políticas fragmentadas, y se marchó cien años después dejando a la India como una nación unificada y con suficiente desarrollo tecnológico como para desarrollar la Bomba Atómica de manera autónoma.
En aquellas zonas en las que el Imperio Británico se limitó a instalar colonias de población suplantando a los nativos con su propia población emigrada, al menos los británicos, a diferencia de los romanos, si fueron capaces de generar naciones nuevas: EEUU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda... las provincias romanas, sin embargo, jamás fueron capaces de pasar del estado de Provincia.
Desde el punto de vista gustavobuenista, es difícil catalogar al Imperio Británico como depredador, sin caer en el irracionalismo de los prejucios personales y los intereses políticos particulares, como hizo Gustavo Bueno. Tampoco al francés.
Respecto a la parte oriental del Imperio Romano, el helenismo fue expandido por Alejandro y sus Imperios sucesores, Roma no aportó gran cosa allí, hasta el punto de que, desaparecido occidente, el Imperio Romano de Oriente se tras*formó rápidamente en un Imperio Griego.
La Revolución del sur muy sur, es decir, la tras*formación de las sociedades africanas en sociedades de pleno derecho, está por hacerse y no se ha dado ni se dará por la intervención ni el liderazgo europeo: más bien, la expulsión europea es una condición previa para establecer espacios de oportunidad que aún no han fructificado, primero porque Europa no se fue del todo (no hay más que ver los intentos de Francia de mantenerse en el lugar), y segundo porque otros alienígenas como China y Estados Unidos andan metiendo la cuchara.
La norma efectiva durante el reparto europeo de África (que fue la prefiguración del reparto imperial del mundo en la constitución de la ONU) fue la colonial: si a Francia le da por montar la fallida Unión o Comunidad francesa al final de su período, lo hace impulsada por la presión de otras potencias. El Reino Unido ni siquiera lo intentó más allá de Sudáfrica, y realmente, la constitución de dominios ocurre también por la presión internacional, en este caso, la norteamericana sobre el Canadá (basta ver el acta de anexión de los 1860). España y Portugal siguen normas coloniales en el siglo XIX y XX, por supuesto, haciendo "lo que se supone que había que hacer" siguiendo a los norteños, como seguimos hoy. Frente a todo esto, cuando España tenía la hegemonía, su norma era otra: los virreinatos simplemente están en otro planeta jurídico e histórico.
¿Cuándo se dará esta Revolución del sur muy sur? Pues precisamente cuando el poder europeo y aquellos que siguen su norma, como el estadounidense o el chino, acaben de diluirse o remitan. Es muy posible que el propio resurgir hispánico, el "Otro Continente Sometido", ayude a los jovenlandeses en su proceso. Así que estamos llamados a hacer eso que pretendes que ya está hecho por parte de nuestros enemigos. Pero lo tienen más difícil, porque frente a la unidad continental iberoamericana, con una religión, la católica, y dos lenguas que son una, el portugués y el español, con la salvedad de las infiltraciones evangélicas y socialistas, África tiene multitud de lenguas nativas con una implantación y prestigio muy superiores, el francés y el inglés son suficientemente diferentes, y el protestantismo y el catolicismo comparten lugar con el Islam, todo ello herencia del modelo inferior europeo: seguramente, si nuestros díscolos vecinos se hubieran estado quietos, la formación de un hiperestado lusoparlante desde La Mina a El Cabo al estilo de un enorme Brasil (quién sabe, quizá integrando a Etiopía como cabeza del sur muy sur, tal y como se hizo con México en América), o el desparrame hispanocristiano por el Magreb hasta las profundidades del Sáhara hubieran facilitado el proceso de entrada del continente en el concierto del mundo, y a una escala, potencia y unidad que hoy no nos imaginamos.
Por ahora hablo sólo de África, en otras ocasiones podré tratar los demás temas. Pero no puedo dejar de comentar que es una pena, y una irresponsabilidad jovenlandesal y política, que un español dedique semejantes ríos de tinta para defender las operaciones geopolíticas de sus más grandes enemigos históricos, el anglosajón y el frances, mientras denigra a la progenitora romana. Esfuerzo inútil, esfuerzo en negativo; junto a otro esfuerzo seguramente también inútil por mi parte para corregirlo. Todos perdemos, y ellos ganan.