Una cosa es dejar un trabajo de cosa que te hace profundamente infeliz y reinventarte, y otra muy diferente soltar el remo y dedicarte al dolce far niente (que resulta ser mucho menos dolce de lo que nos pensamos)
Tu mujer te va a mandar a esparragar, pero no por lo que cree la concurrencia, sino porque te vas a volver insoportable.
Sucede que somos bestias de carga, y sin nada que hacer, entramos en todo tipo de espirales de autodestrucción: ya dice el refrán que el diablo cuando se aburre mata moscas con el regazo, y que las manos ociosas son el caldo de cultivo del mal.
De hecho, sin metas vamos a la deriva y no experimentamos emociones positivas duraderas: resulta que lo más parecido a la felicidad son los chutes que nos da de seguido el circuito cerebral de recompensa por aproximación. O dicho de otro modo, eres más feliz cuando ves que te acercas a lo que quieres que cuando lo consigues.
Privado de la posibilidad de sentir emociones positivas, no te va a quedar más que el camino de la depresión, el resentimiento y el (inexplicable) rencor hacia todo lo que te rodea. De ahí a hacerle la vida insoportable incluso a la mano que te da de comer va un suspiro. Y de eso a que te ponga de patitas en la calle...
Es más, apuesto a que como te descuides ni te denuncia en falso, no sé si me entiendes.
La única alternativa viable si decides "dejar de remar" es volverte el perfecto amo de casa, pero digan lo que digan en otros hilos, para eso hay que servir y no es nada sencillo.
No lo veo: mejor harías en buscarte otro remo que se ajuste mejor a tu forma de ser.