QUINTO POST APOSTÓLICO
LA EXTRAÑA NATIVIDAD DE PABLO
Empezaré esta serie dedicada a las cartas Paulinas exponiendo mi metodología: He separado en distintas categorías las afirmaciones que se hacen sobre el Salvador Ungido, siguiendo una narrativa arquetípica, (Nacimiento, Obras, fin, Resurrección y Parusía). A partir de aquí, he reunido aquellas citas que pudieran corresponderse con esta secuencia de hechos supuestamente biográficos, ya que en ningún momento las epístolas se mencionan episodios de la vida de Jesús como tales.
Su vida material, su predicación o sus dichos parecen no tener ninguna importancia para explicar la teología cristiana de Pablo –por lo que, casi, parece innecesario que haya vivido-. Esto llega al punto de no mencionar como ejemplo de virtud, NINGUNO de sus milagros, o referirse de pasada a ninguno de los numerosos personajes que conocemos de la historia sagrada conforme a la parábola de Marcos. En el colmo, en 20.000 palabras, se olvida de mencionar a María, a Pilatos, la tierra de Galilea o Nazaret.
Por supuesto que éstas cartas no son una biografía de Jesús (como a menudo nos recuerda Aletheia), pero tampoco son una biografía de Pedro, Jacobo, Juan, Timoteo o Pablo de Tarso y, sin embargo, se dan muchísimo datos sobre sus andanzas terrenales y extraterrenales. Además, de manera indirecta, ilustran sobre la existencia de listas completas de nombres de apóstoles, conversos, y recién bautizados. Salvo los tres nombres de los pilares de la Iglesia, el resto no tiene NI UNA SOLA COINCIDENCIA con las miríadas de nombres de la “vida de Jesús Nazareno” según Marcos (que es en quien basan los historicistas la existencia de su evanescente y anacrónico rabino). Este silencio de Pablo, sobre todo lo dicho por Marcos, es
muy natural para los historicistas.
El texto, en su mayor parte, y salvando las introducciones y despedidas, es una homilía donde a menudo se hace una midrash o comentario de las escrituras, para extraer una enseñanza teológica o jovenlandesal sobre la Norma o sobre la figura e identidad del Mesías. Lo realmente curioso, es que nunca se utilice la “historia de Jesús Nazareno” –aunque sea indirectamente- para ejemplificar nada, como hacen hoy los modernos teólogos de la Iglesia de manera constante. Por lo visto, a Pablo no le parecían nada ejemplares ni lo milagros, ni las acciones, ni los dichos ni las parábolas de su supuesto “Maestro”. Lo que es EVIDENCIA de que no hay NADA en estas epístolas que no sea extraído de las antiguas escrituras, o derivado de la interpretación de las mismas, (algo que no debe sorprender ya a quienes siguen este hilo).
Quiero dejar muy claro que aquí no se trata de alegar que cierta persona no existe PORQUE NO APAREZCA en el texto, lo que sería un argumento desde el silencio. En un plano de crítica formal, lo que se pretende demostrar es que no tiene que existir ninguna persona física para construir el Mesías Alegórico que emana de Pablo. La carga de la prueba de que existió un Jesús físico que lo inspiró, (pero que no aparece en el texto), le corresponde a quien eso sostiene en base a un relato alegórico parabólico llamado Marcos, cuya datación es anacrónica con los hechos que narra. Así que no se trata de que yo demuestre que una frase de Pablo NO SE REFIERE a Jesús de Galilea (conforme al chiché historicista), sino que, el que sostiene esa “influencia” en Pablo, debe acreditarla con otra cosa que no sean “visiones” del Señor en el tercer cielo, y demostrar que esa frase necesariamente conecta con la historia de Marcos, de alguna manera, confirmándola, y que “sólo puede entenderse” como alusiva a un ser histórico muerto 10 o 20 años antes.
Es este caso, el silencio de Pablo no es un argumento miticista, sino un clamor sobre la
total falta de evidencia que presentan los historicistas para acreditar a su imaginario y anacrónico Jesús extraído de una lectura parcial de la fábula tardía de Marcos (excluyendo de ella todo lo que les resulta demasiado simbólico o inverosímil). Y seamos claros, Marcos es EL ÚNICO punto de apoyo para sostener la “existencia” histórica” de un rabino galileo llamado Jesús Nazareno (el resto de los evangelios solo “reelaboran” la fábula matriz, aportando de su cosecha propia).
Como veremos con claridad, en las cartas Paulinas, al igual que en Hebreos o en cualquiera de los documentos pre-marquianos, los apóstoles comentan sobre una historia arquetípica extraída de los salmos proféticos de la biblia, y sobre la que añaden capas teológicas. En Pablo, esta forma se encuentra más desarrollada, con unas características que vamos a analizar y que denominaré a efectos del debate como Cristo Paulino o Apostólico III.
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NATIVIDAD TEOLÓGICA.
En Pablo, Jesús no nace en una cueva o establo, o en una casa, o en ningún lugar semejante. La información que proporciona hace referencia precisa a las escrituras proféticas, en términos alegóricos.
GÁLATAS 4
4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. 6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! 7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.
El pasaje, reitera el concepto que ya conocemos de Hebreos, que hermana a los fieles con Jesús, convirtiéndolos de ese modo en Hijos de Dios con derecho a reclamar a Dios la herencia divina de la vida eterna, por “el Espíritu del Hijo que clama desde sus corazones: Abba Padre”. A esto se refiere con el teologizado concepto de “la adopción de hijos” que es este proceso descrito. Lo original del pasaje es que introduce dos elementos nuevos:
Tras la clásica referencia a un tiempo indeterminado y mítico – “cuando vino el cumplimiento del tiempo”- Dios envió a su Hijo, -(era, pues, Hijo ANTES de ser “enviado”), nacido de mujer y nacido bajo la ley.
Como vimos anteriormente en Hebreos, Jesús era “hecho” a “semejanza” de sus hermanos terrenales, pero no “nacido”, y menos, de “mujer”. Tampoco nacía explícitamente bajo la Ley (es decir, después de Moisés), pues su origen celestial era anterior a cualquier cosa creada, y por tanto, Primogénito en el Mundo.
Los historicistas se han agarrado a estas tres palabras, “nacido de mujer”, con suprema desesperación, alegándola como “prueba evidente” de una supuesta vida material de Jesús –lo que señala la importancia que también tuvo que tener en su tiempo, en el debate teológico sobre la génesis del Hijo-. Debo hacer dos consideraciones externas a la versión canónica del siglo IV que se presenta aquí:
1. Las cartas de Pablo fueron usadas de manera predilecta por Marción, quién fue el primero que las compiló. En cualquier caso, la herejía que negaba que Jesús fuera realmente “encarnado”, fue severamente perseguida y, tanto las “epístolas” como su “Lucas”, fueron extensamente retocados para dejar claros aquellos pasajes donde los marcionitas se apoyaba para sostener que Jesús vino “a semejanza de hombre, pero no igual que un hombre”. La idea de que Marción apreciase esta carta de Pablo como fundamento de sus tesis, contradice este pasaje tan diametralmente opuesto a sus creencias, e indica que, o bien el pasaje está retocado para que diga justamente lo contrario a lo que decía originalmente, o bien, el verso está interpolado. Uno puede comprobar como eliminándolo, la frase se lee con más fluidez: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo bajo la Ley para que redimiese a los que estaban bajo la Ley”. No sólo el ritmo es evidentemente más armónico, sino que, además, es un pasaje se habla de la Ley (con lo que tiene sentido decir que Jesús nace bajo ella), pero no de la carne, con lo que cae un poco de un sexto piso esa interpolación que no resulta en ninguna conclusión teológica. Observemos la parte final: Ya no son esclavos (de la ley), sino hijos (lo que los libera de la ley por la fe en el Hijo) y por eso libres y heredero de la vida eterna. Sin embargo, pese a Jesús, todos siguen siendo esclavos de la carne, por lo que el argumento de que Jesús nació de mujer, no se explica bien como analogía. Los fieles todos vienen de mujer, pero no están libres de la carne. En definitiva, que no viene a cuento citar ese detalle de Jesús en ese momento, si no se relaciona con la
libertad de la Ley que se predica en él.
2. Recientemente Richard Carrier ha podido demostrar, que la palabra “nacido” en griego, en los manuscritos más antiguos, no es la misma palabra “nacer” empleada en otras partes, cuando Pablo se refiere al nacimiento suyo propio, o el de otros. La palabra es otra forma, que indica “generación”, no estrictamente nacimiento. De manera que el pasaje está mejor traducido si dijese “generado de mujer, generado bajo la Ley”, y no la conveniente traducción de la Vulgata.
Dicho esto, no quiero enzarzar a Aletheia en una discusión estéril negando la validez de los estudios del ateo Carrier. Así que lo menciono en interés de los lectores, y para señalar que quizá la diferencia con el Cristo de Hebreos en este matiz, no es necesariamente lo que parece. Pero vamos a considerar como hipótesis, a efectos del debate, que dice “nacido de mujer” y “nacido bajo la ley”, y así evitar discusiones sin solución, y que dependan de la opinión de algún “reputado autor”.
Veremos cómo, si éste es el caso, que Jesús es nacido de mujer, hay aspectos de la existencia del Ser que es necesario explicar, desde la propias contradicciones internas de los textos. Mi opinión personal es que el pasaje no es interpolado, sino que estaba incluido –probablemente en la redacción que propone Carrier, (de modo que pasó la censura de Marción)- . Me baso en que a continuación del pasaje, y como un todo, el apóstol entra en un comentario teológico que hace hincapié precisamente en el hecho de estar en la carne y bajo la ley, y pone como ejemplo el modelo de Jesucristo, no ser ya esclavo de la Ley (y por ello, tampoco del pecado de la carne), sino elevado como ser espiritual, en un renacimiento interior como hijo de Dios, hermano en Cristo, consustancial con su cuerpo, tras asumir internamente la crucifixión de la carne de Cristo. Esta identificación tan estrecha de los fieles con el Hijo, que desarrolla ampliamente el concepto de “hermanos” de la midrash Davídica de Hebreos, no tiene sentido si los hermanos no compartimos algo más que nuestro espíritu con el Hijo. Es imposible –desde luego para Pablo- redimirnos de la carne sin estar en la carne antes.
Por otro lado, aunque Hebreos no incidía en el nacimiento, sí que reconocía la encarnación de Jesús, al hablar de “los días de su carne”. Si en Hebreos “se encarnaba”, en Pablo, claramente nace de mujer, como forma de “venir a la carne” para cumplir con su proceso de tentación, oprobio, sacrificio y resurrección.
Por otro lado, si está bajo la Ley –lo que no se puede suprimir sin hacer incomprensible el pasaje- es que nació en un momento posterior a Moisés, y por lo tanto, no hace referencia a su “creación” original por Dios como Primogénito en el Mundo. No me olvidaré de señalar, para desesperación de los ansiosos “historicistas”, que David es nacido de mujer y bajo la Ley, por lo que puede ser simplemente una conclusión natural del mito mesiánico emanado de Isaías. Nunca, en ninguna forma de ese mito, se ha negado que el Hijo no vaya a venir de manera “semejante” a la del rey David original. Y sabido es que el Señor (o sea, David) es de la tribu de Judá, por lo que la atribución de las características humanas de David al Señor es una constante de la midrash apostólica.
Una característica Paulina es el desarrollo insistente en el aspecto carnal de su Cristo, equiparándolo alegóricamente con la carne que se resiste a la tentación, o que acepta el dolor, (quizá, debido a sus propias enfermedades). Pero dicha insistencia deriva siempre de un razonamiento teológico, y NUNCA refiere una alusión directa a un Jesús físico para cimentar su argumento, como por ejemplo decir: “Jesús estuvo en la carne, y los hermanos lo veían entrar y salir de la casa, y comer y beber junto a ellos”. Siempre, la reflexión parte de derivaciones de las escrituras, que confirman sus palabras sobre el Señor.
GÁLATAS 4
14 y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.
Muchos piensan que la “prueba” que tiene en su cuerpo, es una terrible y dolorosa enfermedad, que puede explicar su apego a esta forma de analogía. Pero traigo este pasaje a colación, para señalar la comparación que hace de Cristo Jesús, es decir, del Ungido Salvador, con un “ángel de Dios”. Si Jesús es nacido de mujer, eso no le resta de ser también un ángel del Señor. (En otros pasajes que veremos, Pablo compara a Jesús con el Ángel del Señor del Éxodo).
GÁLATAS 4
8 Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, 9 y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito:
Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles,
Y cantaré a tu nombre.
Aquí Pablo nos asevera que el Ungido Salvador vino a ser siervo de la circuncisión, esto es, una persona nacida bajo de Ley Mosaica. Pero… ¿lo asevera diciéndonos que nació en Galilea y que José lo llevó al Templo a circuncidar? No. Lo hace, en referencia a una promesa “hecha a los padres”, y basada ÚNICAMENTE en una reelaboración de los siguientes salmos:
2 Samuel 22:50
Por tanto yo te confesaré entre las gentes, oh Jehová, Y cantaré á tu nombre.
Salmos 18:49
Por tanto yo te confesaré entre las gentes, oh Jehová, Y cantaré á tu nombre.
Salmos, donde interesadamente, traduce “gentes” por “gentiles”, lo que hasta cierto punto es lícito, y no cabe duda de que él mismo lo creía la base profética de su apostolado.
Respecto a la genealogía de Jesús, Pablo no menciona a José o a María, y sus respectivas tribus, sino que nos refiere de nuevo a las escrituras.
GÁLATAS 4
12 Y otra vez dice Isaías:
Estará la raíz de Isaí,
Y el que se levantará a regir los gentiles;
Los gentiles esperarán en él.
Isaías 11 (RVA)
11 Y SALDRA una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.
2 Y reposará sobre él el espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.
3 Y harále entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oyeren sus oídos;
4 Sino que juzgará con justicia á los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra: y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío.
10 Y acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón á los pueblos, será buscada de las gentes; y su holganza será gloria.
Como vemos, el texto al que nos refiere Pablo, no sólo nos indica una directa relación de Jesús con el Mesías Davídico sino que, además, el propio salmo parece ser una sinopsis atribuible a Jesús en un 100%. En ningún momento del Salmo se hace una alegoría guerrera. Se trata de un justo, que hiere al impío solamente “con la vara de su boca”, y no con una espada; un Señor que defiende a los pobres y a los mansos.
No he encontrado en Galatas nada más que pueda tener relación directa con el nacimiento o la genealogía de Jesús, por lo que paso a las citas extraídas de Romanos:
ROMANOS 1
3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, 4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos.
Otro párrafo donde resulta completamente inverosímil que Marción hubiera aceptado, y que salta a la vista como una burda interpolación: “acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos.” Que era “del linaje de David según la carne” es una interpolación que claramente no viene a cuento en el argumento teológico del pasaje. Lo que se quiere decir es que el Hijo es declarado con poder sobre todas las cosas, según el Espíritu de santidad (la voluntad de Dios), por la resurrección de entre los muertos. Su linaje no viene a cuento para nada, y es una evidente interpolación para refutar a los marcionitas en este pasaje bastante “elevado” y poco terrenal.
Del “linaje de David” presupone un heredero de David, lo que va en total contradicción con las atribuciones directas que se hacen de los Salmos para Jesús. Si fuese una referencia estrictamente histórica, debería aclararse. Por ejemplo, no es natural que si yo sostengo que mi amigo Pepe es heredero de Carlos I, diga simplemente que es “del linaje de los Austrias”. Dicha aseveración increíble en este periodo –el linaje estaba extinto hacía siglos- debería especificar algún dato más, genealógico, como “descendiente de D. Juan de Austria por vía materna”.
Pero esto lo señalo para el interés de los lectores, y a fin de evitar una de las discusiones paralelas que tanto gustan a Aletheia, voy a asumir que dice “del linaje de David según la carne”. Esto implicaría que Jesús, en total contradicción con el contexto midrásico hasta ahora utilizado, incluso por el mismo apóstol, no es “el Mesías” predicho por Isaías, sino un supuesto descendiente de David (algo reclamado, de manera fantasiosa, por la mitad de las genealogías de Israel), pero, sin duda, una reclamación sospechosa y que habría que acreditar citando a su padre y su linaje, cuanto menos, o el descendiente concreto de David del que parte dicho linaje. Sin embargo, Pablo no hace ningún intento de justificarla, sino que la da por hecha de manera genérica, lo que es otro indicio de su interpolación en el pasaje, para hacer coincidir la epístola con las genealogías Mateanas.
Pero aun admitiendo que dice: linaje de David, veamos el modo alegórico en que Pablo atribuye estas genealogías:
GÁLATAS 3
16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.
Aquí esgrime que, puesto que en la escritura Dios dice textualmente a Abraham: “A tu simiente” y no “a tus simientes”, eso significa que sólo hablaba de UNO, y que ése ser no puede ser otro que el Ungido –es decir, el Mesías. Y de aquí, en los pasajes que siguen, argumenta el apostol que, dado que todos los fieles somos UNO con el Cristo, todos, aunque no seamos judíos de raza, somos simiente de Abraham y, por lo tanto, receptores de las promesas divinas. Es bien obvio, que no se refiere a que seamos "literalmente" descendientes de Abraham, sino que traspone la simiente de modo alegórico, para incluir a los Hijos de Dios -los fieles.
Así que hay que tener cuidado con el contexto, porque “del linaje de David según la carne”, puede derivarse igualmente de una alegoría espiritual de las profecías davídicas, cuando Dios dice a David que pondrá honra eterna sobre su simiente. En la constante de atribución automática de elementos escriturales davídicos al Cristo, esto no sería más que una de tantas alegorías sobre la encarnación del Hijo en la figura del David Mesiánico, cuyo cuerpo terrenal es la propia Iglesia, y cuyo linaje son la simiente de David representada por los fieles en Cristo.
ROMANOS 8
3… Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Una vez más, el apóstol emplea un lenguaje tan alegórico, que podríamos sustituir “Imagen” por “Hijo” en este párrafo y tiene todo el sentido: “Dios, enviando a su Imagen en Semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne.”
Obsérvese que no es Pilatos quien condena a Jesús, sino Dios, para así condenar el "pecado en la carne".
Este es uno de esos pasajes que hacían que Marción adorase a Pablo. Incidiré una vez más en esta “semejanza de carne”, este concepto que ya encontrábamos presente en la carta de Hebreos, y que vemos reiterarse aquí. Quien suponga que es “casual” tiene poca idea de su importancia teológica, incluso en épocas tardías.
Supongo que a nadie le extrañará, a estas alturas, que Pablo no diga sencillamente: “Dios, enviando a su hijo a LA TIERRA de Galilea…”, ni nada que pudiera ser natural si uno habla de un ser histórico reciente al que se está refiriendo.
CONCLUSIONES:
La natividad en Pablo reúne las siguientes características:
1) Se produce en un tiempo mítico, “cumplido el tiempo”, y sin señalar una fecha concreta.
2) El Hijo viene “en Semejanza de carne de pecado”, pero nunca a un lugar geográfico concreto.
3) El Hijo es nacido de Mujer, nacido bajo la Ley, Siervo de la circuncisión (en todo lo cual coincide con David).
4) Jesús es del “linaje de David”, en una visión profética del Retoño de Isaí, el linaje sagrado. El apóstol no lo justifica, sino que lo da por hecho, como suele hacer siempre que algo deriva de lo escrito a los profetas.
Nota: Hay que distinguir en este análisis, que este post se refiere a la Natividad de Jesús en Pablo, no a la génesis del Hijo en Pablo, como ser Primogénito de Dios, donde habría mucho más que hablar, y lo haré más adelante, pero que no traigo ahora aquí para presentar el caso poco a poco, y no abrumar a Aletheia con más datos de los que es capaz de digerir, contradiciendo sus anacrónicas y estereotipadas ideas sobre la figura del Ungido Salvador.