Sí. Estoy exagerando. jeje. Pero quería compartir estar reflexión con vosotros, a ver que opinais. Personalmente no tengo ningún miedo a asumir que después de morir no haya nada. De hecho, hubo unos 15 años de mi vida, en los que creía que no había nada. Pasé por etapas en las que me aterraba esa idea, pero despues de unos años, dejó de aterrarme no ser nada. Al revés.Me confortaba. Si no soy, no importa porque nunca lo sabria.
Entonces, surgió un movimiento en mi de angustia existencial por ser para siempre. No sé si alguna vez lo habeis sentido. Yo por breves momentos, lo he sentido, es un vértigo increible. Pensaba que era terror, pero no, es vértigo. Es como una caida al vacío, saber que siempre seré. Es decir, la esencia de la realidad, es la existencia, sin ella, no hay realidad, no hay nada. Vale, no quiero rayaros con esto. La cosa es esta otra. La idea de desaparecer para siempre después de la fin, se me hace inverosimil, cuando lo piensas en profundidad. Por muy ateo materialista que uno sea, yo no puedo concebirlo. No puedo por una razón. La vida, está llena de cosas que existen y son. No veo en la vida, nada que deje de existir. Al principio me sugestioné con la realidad de la no existencia después de morir, lo veía lógico. Y me pasé como ya dije muchos años dándolo por hecho, como si de una verdad irrefutable se tratase. Me convenció el argumento de Santiago del blog la Maquina de Von Newman sobre los tostadores. Decía. Un tostador cuando deja de funcionar no va a un cielo de tostadores. No hay un alma del tostador en otra dimensión. Es una idea ridícula esta.
Sin embargo luego me di cuenta de que:
1- El tostador puede tener o no conciencia de algún tipo. No parece tenerla. Si no la tiene, entonces podemos decir que el tostador deja de existir cuando lo destruimos. Pero no deja de existir la materia que lo había configurado. En realidad el tostador se ha tras*formado en otras cosas. Una parte del tostador formó parte de una estrella otra parte acabó en un ordenador etc etc. Es decir, la esencia última del tostador, la materia, no deja de existir. Permanece. Se tras*forma. Evoluciona.
2- No somos tostadores porque tenemos conciencia. Luego la conciencia que tenemos, podría ser análoga a la materia. Es decir donde hay materia organizada de x forma aparece su espejo consciente, como si de un resplandor se tratase. Si rompe la forma material, la consciencia que se desprende también rompe, en partes. Podría ser.
O no. Podría ser que dicha consciencia desaparece. Sin más. Pero si desaparece¿Que sentido tiene que haya aparecido?. No veo nada en la realidad que desaparezca totalmente. Desaparecen formas y aparecen otras. Luego desaparece la conciencia del ser, pero aparece otra. Igual que la materia. Pero la materia en el fondo, es la misma cosa. Los átomos son ondas de partículas infinitas. La partícula es el pico de la onda. Es como el mar y las olas. Luego, realmente la materia no puede desaparecer. La conciencia tampoco.
Conclusión. La conciencia que tenemos se va a tras*formar. No podemos dejar de existir de una forma u otra.
Al final del cuento, seguiremos existiendo. No despareciendo. Nos negamos a evolucionar. Nos gusta ser lo que somos y conservar al menos una foto de lo que fuimos, por eso el ateo se consuela con la idea de desaparecer, lo sé porque yo pensaba asi, pero la madurez consiste, justamente en cambiar. Y ojo, porque esta idea, no es una idea que me consuele más que la de ser nada. Al revés . Hubiera preferido ser ateo. La realidad de la fin es como estar en una rueda girando eternamente. Da un poco de miedo. Pero a la vez, también tiene su gracia. Vértigo.