Verdaderas intenciones de EEUU para con Cuba y Puerto Rico en, 1898

Estado
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Ojo que ahora tienen 4 barcos en cadiz.


Se lo hemos pesto a huevo para que hagan lo mismo...
 
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Este es el hombre responsable de que Estados Unidos no anexara Cuba a la Union.

Henry M Teller.

Henry Moore Teller (23 de mayo de 1830 - 23 de febrero de 1914) fue un político de Colorado, senador de Estados Unidos entre 1876-1882 y 1885-1909. También se desempeñó como Secretario del Interior entre 1882 y 1885.

Estudió Leyes, y fue admitido a la barra en Binghamton, Nueva York, en 1858; se mudó a Illinois en 1858 y a Colorado en 1861, donde fue general mayor de la milicia de la Unión, durante la Guerra de Secesión, desde 1862 hasta 1864.

Se opuso firmemente a la Ley de Dawes, la cual propiciaba la división de las tierras colectivas de los nativos en parcelas de propiedad individual y su asimilación. Denunció que fue una ley dirigida a obligar a los indios a renunciar a sus tierras de manera que así se podría vender a los colonos blancos. En 1881, Teller dijo que la disolución de la propiedad colectiva era una política "para despojar a los indígenas de sus tierras y convertirlos en vagabundos".[2] Su defensa enérgica de los derechos territoriales indígenas contrastó con su oposición a las costumbres tradicionales de los indios a tal punto que como Secretario del Interior en 1883 aprobó un código que pretendía prohibir varias actividades propias de las culturas nativas.[3]

En la Convención Nacional Republicana de 1896 en San Louis, lideró la revuelta contra la plataforma del partido y en favor del bimetalismo

Fue el principal promotor de la Enmienda Teller, ley de 1898 que prohibía al gobierno de Estados Unidos ejercer soberanía, jurisdicción o control sobre Cuba, excepto para la pacificación de la isla.


La Enmienda Teller: El contenido de la ENMIENDA TELLER es el siguiente: "Los Estados Unidos por la presente rechazan cualquier disposición o intención de ejercer soberanía, jurisdicción o control sobre dicha Isla, excepto para la pacificación de la misma, afirma su determinación de que cuando haya alcanzado estos objetivos dejará el gobierno de la Isla a su pueblo".
La Cámara la aprobó finalmente en votación de 311 a favor y 6 en contra. El Presidente la promulgó el 20 de abril de 1898. En Cuba se le da el nombre de "Resolución Conjunta" al día siguiente comienza la captura de los primeros barcos españoles en la aguas cubanas. La guerra Hispano Norteamericana terminará con la derrota de España.

Texto de la Resolución Conjunta

Por cuanto:

El aborrecible estado de cosas que ha existido, durante los tres últimos años, en la isla de Cuba, tan próxima a nuestro territorio, ha herido el sentido jovenlandesal del pueblo de los Estados Unidos y afrentado la civilización cristiana, y ha culminado en la destrucción de un barco de guerra de los Estados Unidos con doscientos sesenta y seis de sus oficiales y tripulantes, mientras se hallaba de visita amistosa en el puerto de La Habana, y tal estado de cosas no puede ser tolerada por más tiempo, según manifestó ya el Presidente de los Estados Unidos en su mensaje al Congreso de 11 de abril de 1898, invitando a éste a que adopte resoluciones
:
Por tanto:

Se resuelve por el Senado y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos de América, reunidos en Congreso:

Primero:
Que el pueblo de la isla de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente.

Segundo:
Que es el deber de los Estados Unidos exigir, como el Gobierno de los Estados Unidos por la presente exige, que el Gobierno de España renuncie inmediatamente su autoridad y gobierno en la isla de Cuba y retire del territorio de ésta y de sus aguas, sus fuerzas militares y navales.

Tercero:
Que por la presente se da orden y autoridad al Presidente de los Estados Unidos para usar en su totalidad las fuerzas militares y navales de los Estados Unidos, y para llamar a servicio activo la milicia de los diferentes Estados de los Estados Unidos hasta donde sea necesario para llevar a efecto esta resolución.

Cuarto:

Que los Estados Unidos por la presente declaran que no tienen deseo ni intención de ejercer soberanía, jurisdicción o dominio sobre dicha Isla, excepto para su pacificación, y afirman su determinación, cuando ésta se haya conseguido, de dejar el gobierno y dominio de la Isla a su pueblo.


Todo esto tiene una razon mas alla de las bonitas palabra de soberania y bla bla :bla: El senador Teller tenia un gran negocio con el azucar proveniente de Hawaii, si Cuba hubiera sido parte de la Union el negocio de caña de azucar cubano habria eliminado de la competencia al negocio de Teller y a los otros barones azucareros del resto de Estados Unidos, al ser parte de la Union seria produccion nacional USANA y no contaria como producto de importación con tarifas de aduana de por medio.

El Azucar en aquel tiempo era un negocio tan importante como lo es el petroleo en estos tiempos.
 
Última edición:
En el libro 'Pangermanismo' del profesor Roland G. Usher, publicado en 1913, se especula con que la Guerra Hispano-Useña fue la primera consecuencia práctica de la alianza secreta pactada entre los EEUU, el Reino Unido y Francia en 1897. Supuestamente a los tres países querían evitar la posibilidad de que Alemania se apoderara de las posesiones españolas de ultramar.

There was, furthermore, a likelihood that Germany would in some way attempt the annexation of the oldest of European colonial empires, held at this time by one of the weakest and most decadent of European states. The Spanish colonies in the Gulf of Mexico and in the Philippine Islands possessed not only commercial but strategic importance. The wealth of Cuba and Porto Rico was proverbial, the products of the Philippines considerable, and, though not altogether suitable for colonization, they would afford Germany undeniable opportunity for expansion. Moreover, Cuba in the hands of Germany would rob Jamaica of all naval importance and might actually permit Germany to overrun the whole Gulf. The Philippines as a matter of fact controlled one whole side of the China Sea and contained valuable seaports, where a naval base could be established, safe from assault by the Chinese or European nations. The islands were thus ideally fitted to become Germany's base of operations in the Far East. To allow such places to fall into her hands might entail consequences whose far-reaching effect no statesman could possibly imagine. Nor was there the slightest guarantee that by an unprovoked assault Germany would not attempt to take possession. At the same time, the general European situation and the position of Spain in the Mediterranean made it impossible for England or France to undertake a war with her, without setting fire to a train of circumstances whose eventual results might be even more fatal than those they were attempting to prevent. The colonial aspirations of the United States, her anxiety to share in the opening of China to European enterprise, her traditional hope of securing control of Cuba, all pointed to her as the natural guardian of the interests of the coalition in the Gulf of Mexico and in the Far East. Whether or not it is true, as some assert, --- a view to which certain events lend probability, --- that the Spanish-American War was created in order to permit the United States to take possession of Spain's colonial dominion, certainly such was the result of that war. To be sure, the relations between Spain and the United States were already strained; popular sentiment was aroused by the conditions in Cuba, and, if the war was "created," it was not a difficult task. Certainly, Germany and her allies suspected that such was the purpose of the war, and attempted to secure a general agreement in Europe to interfere in Spain's favor. England, however, whether because she saw its advantage now the war was in existence, or because she had caused it to be begun, decisively vetoed the suggestion of interference, and her control of the sea made action without her cooperation impossible.

The results of the war were all that could have been hoped for. The Triple Entente saw the Gulf of Mexico fall into friendly hands and the establishment in the Far East of a friendly power in the strategic point of greatest consequence. From Germany's point of view, the results of the alliance between England, France, and the United States were exceedingly discouraging, and the aftermath of the war proved even more decisive than the war itself. The United States promptly undertook the peaceful penetration of Mexico and Central America. Large loans were made to the governments and secured by a lien on the revenues; American capital rushed thither, and the number of enterprises financed or owned by Americans increased so rapidly that at the present day the United States, or its citizens, owns practically everything of importance in the Gulf, and is waiting only for a favorable opportunity to foreclose its mortgages. The possibility of German interference has been reduced to nothing. The United States also proceeded, not improbably by agreement, to create a fleet large enough to maintain control of the Gulf of Mexico and, what was of more consequence, to maintain control of the Atlantic highway between Europe and America in case of European war. The English had come to realize the improbability that enough of their fleet could be spared to patrol the seas in the event of an attack upon their forces in the Channel or in the Mediterranean. Above all, the United States undertook to create in the Philippines a naval base of sufficient size and importance to permit the maintenance there of a fleet large enough to be a factor in the Pacific. England and France obviously could not spare enough ships to maintain a fleet in the Far East; Japan would not tolerate the presence of a Russian fleet in those waters; the United States was the only member of the coalition who could, consistent with her own safety or that of other nations, undertake the creation and maintenance of such a fleet in the Far East. She became, in fact, the offensive arm of the coalition in the Pacific, and promptly strengthened her position by annexing the islands between her shores and Asia available for settlement or coaling-stations. She must not only prepare the way for the further extension of the coalition's power in the Far East, but she must prevent the acquisition by Germany of colonies, whose location or development would interfere with the control of Eastern commerce by herself and her allies.

One more thing the United States undertook, which England and France had hitherto denied her permission to do, the digging of the Panama Canal. The canal would furnish the United States with a new waterway to the East, shorter than the route she had hitherto been forced to employ via Suez, and with a route which would literally put New York in actual number of miles nearer China, Australia, and New Zealand than was London. Thus to admit the United States to the trade of the Far East by a waterway exclusively in its control, England had not hitherto considered expedient. The creation of Pan-Germanism, the antiestéticar of an attack on the English route through the Mediterranean and the Suez Canal, the possibility of the closing of that route temporarily or permanently by some naval disaster, reconciled England to the creation of the Panama Canal, because she saw in that waterway a new military road which she could use to her own possessions in the Far East, and which the Atlantic Ocean would effectually keep out of the hands of Germany. To be sure, it would not be as short a road to India as that through the Mediterranean and Suez; but so far as Australia and New Zealand were concerned it would not be longer; and all such objections inevitably were reduced to insignificance by its incomparable safety, so long as the English fleet could hold the seas at all. So long as the United States and England combined could maintain control of the Gulf of Mexico and of the islands in the Pacific, so long would this waterway be absolutely safe. If, then, Germany should succeed in executing the whole of her stupendous plan, England and her allies might still be able by means of the Panama Canal to contest with her the possession of the trade of the East. Especially would this be true if the United States should be able to maintain herself in the Philippines. Nor have the English lost sight of the incomparable importance of the Philippines for keeping Germany out of the Celebes. If Germany should move upon Holland, the coalition expects to take possession of the Celebes without further ceremony, and will then hold a position controlling the trade routes leading from India to China and Japan and to Europe in general, which would be as nearly impregnable as anything of the kind ever yet known in the world. The issues, therefore, with which the United States is actively concerned are vast; the importance of her adhesion to the side of England and France cannot be overestimated, and her possible part in the movements of the next two decades is certainly one which ought to satisfy the most ambitious. She holds in the East already a position second only to that of England, and should the European nations succeed in their plans of final interference in China, the United States, as the offensive arm of the coalition, might be called upon for prompt action of the most aggressive sort.

At the same time, after all has been said, it must be admitted that the United States is as yet only a potential factor in the international situation. Unless further aggression should be attempted in the Orient, or it should become necessary or expedient to change the nominal control over Mexico and Central America to actual possession, the United States will take no important share in hostilities, but will confine her efforts to the exceedingly important work, both to her allies and to herself, of keeping open the Atlantic highway and of protecting the merchant marine of England. Nor need one underestimate the importance of this task, for, should she fail to do her share, destruction might result for all concerned.
 
"El pasado nunca se muere, ni siquiera es pasado"
— William Faulkner
 
"El pasado nunca se muere, ni siquiera es pasado"
— William Faulkner

Recomiendo este vídeo que da una de cal y otra de arena sobre la actuación del gobierno de España en la Guerra de Cuba y Filipinas.

A mí me ha parecido especialmente irritante en cuanto niega que el miedo a los ataques a Canarias y a la península, fuera del todo infundado justificándolo en que las potencias europeas no lo permitirían...

En ningún momento declara, ni de soslayo, la "posible" conspiración contra nuestro país de esas potencias ni de su "presumible" influencia desde dentro del propio gobierno.

Culpar de todo lo ocurrido a dicho gobierno al punto de llamarlo traidor, sin mención alguna a que éste estuviera infiltrado, me pareció que era una maniobra para acallar esos aspecto que siendo reales, darían a su obra y difusión, un toque conspiranoico contraproducente...

Me gustaría conocer la opinión del respetable acerca de lo que cuenta en el vídeo Carlos Canales y Miguel del Rey.
 
No vayais a ver la cosa de película del 98.




Es un insulto a España.


A nuestra historia.

Es un ensalzamiento a la traición y la sedición a España.


Viva España y esos heroes de filipinas.
 
si claro muy DUDOSO que los cubanos quisieran ser un estado mas de USA,,
sobretodo los mambises despues de penurias por la jungla ,recordemos la revuelta en filipinas cuando pasaron a ser"colonia de USA"..
DONDE usa HIZO una burrada tras otra ..
 
Algún dia habrá de devolversela...

Yo como soy un optimista y bastante ingenuo, realmente pienso que los cubanos cuando comiencen a salir de la jaula y se cultiven y lean algo de historia que no sea lo oficial, se daran cuenta de lo que hicieron y lo que les hicieron...

Y espero que España esté a la altura de las circunstancias y sepa acojer en su seno lo que nunca debió de abandonar...

Mientras la masoneria que planificó todo la sigamos teniendo hasta en la medula, complicado
 
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