‘Valbanera’, el barco fantasma de las pilinguis (con perdón)

sudaka

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La historia del vapor Valbanera todavía es hoy la historia de un buque fantasma bajo las aguas del Caribe, pues sus restos todavía permanecen a seis metros bajo el nivel del mar. En Cayo Hueso, los viejos marinos lo conocen como el “buque fantasma de las arenas movedizas” y, también, como el “buque de la pilinguis” (con perdón). Pocos años después de la tragedia del ‘Titanic’ dos buques del armador camerano Martínez de Pinillos, El ‘Príncipe de Asturias’ y el ‘Valbanera’ se hundieron en Brasil (1916) y Cuba (1919), respectivamente, con un balance oficial de 893 fallecidos, aun que la cifra de víctimas mortales superó el millar


Cuando todavía siguen las labores de salvamento en el crucero Costa Concordia, a la deriva en aguas italianas, La Rioja sufrió sus ‘Costa Concordia’ particulares, aunque de ello hace casi un siglo. Se trataba de los vapores ‘Príncipe de Asturias’ y ‘Valbanera’, cuyas tragedias sacudieron España en 1916 y 1919. Pero, ¿cómo puede vincularse el naufragio de dos barcos en aguas americanas a una región de secano como es La Rioja?


El origen de la Naviera Pinillos -que en la actualidad sigue en el negocio del tras*porte marítimo-, data de 1840, cuando Miguel Martínez de Pinillos y Sáenz de Velasco, nacido en Nieva de Cameros y afincado en Cádiz, se convirtió en armador. En 1883 su hijo Antonio Martínez de Pinillos e Izquierdo modernizó la empresa adquiriendo el primer vapor. La naviera tomó el nombre de ‘Pinillos, Sáenz y Compañía’, que doce años después modificaría por el de ‘Pinillos, Izquierdo y Compañía’. A principios del siglo XX, la emigración española a América creció de forma exponencial -en La Rioja motivada principalmente por la ruina que conllevó la filoxera-, lo que permitió a Pinillos expandir sus líneas regulares a América en las que usaba vapores mixtos de pasaje y carga.


Entre aquellos buques se encontraban el ‘Príncipe de Asturias’ y el ‘Valbanera’, este último el favorito de la familia Pinillos que lo bautizó con el nombre de la patrona de La Rioja, aunque el cambio de la ‘v’ por la ‘b’ bien pudo producirse por despiste del escribiente o del armador, ya que se construyó en Escocia.








El Titanic español


El ‘Príncipe de Asturias’, el mayor trasatlántico español y uno de los mayores de Europa, se hundiría dos años después de su botadura, el 5 de marzo de 1916, frente a Isla Bella (Brasil). De los 588 pasajeros que tras*portaba sólo 143 lograron sobrevivir (57 pasajeros y 86 tripulantes) y entre los fallecidos se encontraban numerosos riojanos que viajaban a América. Años después, se supo que la cifra de muertos debió de ser muy superior, pues el vapor llevaba sus bodegas abarrotadas de pagapensiones clandestinos, en su mayoría judíos que huían de una Europa inmersa en la I Guerra Mundial.


A primeras horas de la madrugada de aquél 5 de marzo, domingo de Carnaval por más señas, el capitán José Lotina ordenó reducir la velocidad y avanzar con pies de plomo, pues había mucha neblina en la región. Sin embargo, la nave colisionó con un banco de coral, que le abrió una brecha de44 metros. En apenas unos instantes, la popa se elevó casi en vertical y el ‘Príncipe de Asturias’ se hundió en menos de cinco minutos. Sólo un bote salvavidas con 17 personas consiguió soltar amarras, mientras que otras 109 escaparon de la fin agarrados a trozos de madera y flotadores.





Varios supervivientes narraron que el capitán Lotina, aherrojado por el sentimiento de culpabilidad, se suicidó de un tiro en la sien en su puesto de mando, y lo mismo hizo su segundo, Antonio Salazar. Tras el accidente, habitantes de la zona se lanzaron al saqueo sin respetar a nadie ni nada, arramplando con maletas, joyas y todo tipo de enseres. Fue bautizado el ‘Titanic español’.


Lo que pocos sabían era que en el interior del pecio había un tesoro: se hallaban 12 estatuas de bronce, 4.500 toneladas de cobre,1.700 de estaño, 800 de chumbo,45.000 librasesterlinas, en monedas y joyas, y una importante carga de oro diplomático.


El buque fantasma de Key West


La segunda de las tragedias marítimas, ocurrida tres años después al ‘Valbanera’ (9 de septiembre de 1919), todavía se cuenta hoy como la historia de un buque fantasma, pues sus restos aún permanecen seis metros bajo el agua del mar. En Cayo Hueso (Key West), los viejos marinos lo llaman ‘The Ghostship of the Quicksands’ (el buque fantasma de las arenas movedizas). Botado en 1906 en Glasgow, era el clásico vapor británico que tras*portaba emigrantes y mercancías, la antítesis del lujoso ‘Titanic’. Durante años cubrió la línea regular España-Cuba, con salida en Barcelona y pasando por los puertos de Málaga, Cádiz, Islas Canarias, Puerto Rico, Santiago de Cuba y La Habana, más la extensión a Galveston y Nueva Orleans (EEUU).


La I Guerra Mundial benefició a las navieras patrias, tanto por la necesidad de materias primas como por la seguridad que el pabellón de la neutralidad española ofrecía al pasaje, lo que propició la bonanza de los armadores -Pinillos entre ellos-, y la saturación de viajeros. Ese cúmulo de circunstancias propició la bonanza de los armadores españoles, Martínez de Pinillos entre ellos, y la saturación de viajeros que cruzaban el charco en cada navío. Así, pese a tener una capacidad para 1.200 pasajeros, en julio de 1919 el ‘Valbanera’ embarco 1.600 en La Habana, muchos de los cuales viajaron en cubierta pese al calor tropicar a la epidemia de la denominada ‘gripe española’ (spanish flu). Treinta cadáveres tuvieron que ser arrojados por la borda durante la travesía, por lo que el escándalo fue mayúsculo


Con la pérdida del ancla en el puerto de Santa Cruz de La Palma -lo que era considerado de mal agüero por los marinos-, el ‘Valbanera’ zarpó de Barcelona el 10 de agosto de 1919 rumbo a América, recogiendo pasajeros y carga en cada puerto. Atravesando el Atlántico 1.142 pasajeros y 88 tripulantes y atracó el 5 de septiembre en Santiago de Cuba. Pese a que la mayor parte del pasaje tenía billete hasta La Habana, nada menos que 742 viajeros desembarcaron en Santiago, lo que les salvó la vida. Horas después zarpó hacia la capital con 488 personas a bordo, quizá sin saber que un fuerte huracán comenzaba a emerger en las Antillas.


El barco inexistente


El temporal azotó el vapor en la noche del 9 de septiembre provocando que embarrancara y, después, que volcara, sacudido por el oleaje. No se registró señal alguna de socorro, no hubo supervivientes ni testigos. Sólo la tristeza por el casi medio millar de muertos y la zozobra de las familias que no sabían si sus parientes se hallaban en el banco cuando se hundió.



En La Habana, en las primeras horas de la noche del 9 de septiembre de 1919, algunos pasajeros alcanzaron a distinguir desde las cubiertas del buque “Montevideo” las luces de un vapor con cámara de pasaje, que aguantándose frente al Castillo del Morro, hacía señales con una lámpara Morse. Los vigías del Morro descifraron las señales que emitía el vapor insistentemente: la letra G del código internacional de señales, dos destellos largos de luz seguidos de uno corto: Necesito práctico.


Cuando llenan sus estómagos de ron, y la cabeza les da vueltas, los viejos lobos de mar elucubran sobre lo que pudo ocurrir en el ‘Valbanera’. Algunos cuentan extrañas historias del “buque fantasma de las arenas movedizas”, como si de una nueva entrega de la serie cinematográfica ‘Piratas del Caribe’ se tratara. Otras hablan, sin pelos en la lengua, del “buque de las pilinguis” o del “pecio de las pilinguis”, porque aseguran que entre el pasaje se hallaban muchas chicas de mala vida que, quién sabe, pudieron “distraer” a la tripulación.


Aunque la familia Martínez de Pinillos vendió todos sus buques a la Compañía tras*oceánica de Navegación en 1921, debido sobre todo a la crisis que siguió a la I Guerra Mundial, dos años después el nieto del fundador, Miguel Martínez de Pinillos y Sáenz, creó la naviera Líneas Pinillos. Al morir Miguel, en 1954, su hija Carmen se hizo cargo del negocio, que reorientó al tráfico de cabotaje con todo tipo de cargas, sobre todo a las Islas Canarias, dejando a un lado las líneas trasatlánticas. La Naviera Pinillos fue adquirida en 1997 por el Grupo Boluda, que sigue teniendo como principal actividad el tras*porte entre la Península y Canarias.


La Asociación de Nieva de Cameros posee un enlace con fotos antiguas de la naviera. https://picasaweb.google.com/108625168136463992624/FotosAntiguasDeLaNavieraPinillos?authuser=0&antiestéticat=directlink
 
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Casi 100 años escansando el y su historia en el banco media luna, a pocas millas de puerto.
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