Sotisficado
Madmaxista
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En mi opinión hacer dieta, al igual que estudiar una carrera o aprender un idioma es un proceso muy psicológico que requiere conocerse bien, cómo piensas y sientes, cómo funcionan tus mecanismos de premio/castigo, etc. Cada uno debe hacerse su propia dieta. Dado que mi carácter es analítico y obsesivo, he comprobado que esta dieta es la mejor para mí. Voy a compartirla con vosotros, la he llamado dieta "ex-alcohólico". Es óptimo hacer también ejercicio pero eso lo dejo para otro hilo.
Primero tienes que descubrir por ensayo y error el mínimo de calorías diarias que necesitas para poder mantener la dieta. Probé con 1000 calorías/día y a la semana empecé a tener dolor de cabeza por la bajada de azúcar. Subí a 1200 calorías/día y ya no me dolía la cabeza así que esa es la cifra a mantener, cada uno tendrá que encontrar su cifra. Puedes comer lo que quieras siempre que no te pases de las calorías, yo como lo mismo de siempre pero en menos cantidad, e intento concentrar los hidratos de carbono en el almuerzo para quemarlos el resto del día y las proteínas en la cena.
Un ejemplo de un día cualquiera:
Desayuno: Café.
Almuerzo: Cuenco de arroz con tomate frito, 2 rebanadas de pan y yogur.
Merienda: Café.
Cena: Lata de atún, 2 rebanadas de pan y yogur.
Antes de dormir: Multivitaminas del Aldi.
La segunda parte es la que da nombre a la dieta, la que hace que sea sostenible durante los meses que haga falta hasta alcanzar el peso objetivo. Toda ingestión de alimento fuera de esas comidas que suman las X calorías/día se considera como el alcohol para un ex-alcohólico. No puedes salirte lo más mínimo, ni una rebanada de pan, ni un yogur. CERO, NADA, NUNCA. Hay que comer cumpliendo el procedimiento y olvidarse de disfrutar con la comida, hay que olvidar esa sensación. Un solo quebrantamiento de la dieta crea un precedente y se vuelve al vicio, al comer por comer y se acaba abandonando la dieta.
Yo apunto cada fin de semana mi peso en un calendario y siento un subidón viendo cuanto he perdido y como va bajando el peso que falta para alcanzar el objetivo. A veces es duro soportar la sensación de hambre durante las últimas horas antes de la siguiente comida, parece insignificante y liberador caer en el pecado pero no lo es. En esos momentos hay que recordar ese subidón, hay que repetirse que dar el primer paso fuera de la dieta lleva a la perdición. La gaseosa es mi amiga, bebo litros y litros para mitigar la sensación de estómago vacío.
Primero tienes que descubrir por ensayo y error el mínimo de calorías diarias que necesitas para poder mantener la dieta. Probé con 1000 calorías/día y a la semana empecé a tener dolor de cabeza por la bajada de azúcar. Subí a 1200 calorías/día y ya no me dolía la cabeza así que esa es la cifra a mantener, cada uno tendrá que encontrar su cifra. Puedes comer lo que quieras siempre que no te pases de las calorías, yo como lo mismo de siempre pero en menos cantidad, e intento concentrar los hidratos de carbono en el almuerzo para quemarlos el resto del día y las proteínas en la cena.
Un ejemplo de un día cualquiera:
Desayuno: Café.
Almuerzo: Cuenco de arroz con tomate frito, 2 rebanadas de pan y yogur.
Merienda: Café.
Cena: Lata de atún, 2 rebanadas de pan y yogur.
Antes de dormir: Multivitaminas del Aldi.
La segunda parte es la que da nombre a la dieta, la que hace que sea sostenible durante los meses que haga falta hasta alcanzar el peso objetivo. Toda ingestión de alimento fuera de esas comidas que suman las X calorías/día se considera como el alcohol para un ex-alcohólico. No puedes salirte lo más mínimo, ni una rebanada de pan, ni un yogur. CERO, NADA, NUNCA. Hay que comer cumpliendo el procedimiento y olvidarse de disfrutar con la comida, hay que olvidar esa sensación. Un solo quebrantamiento de la dieta crea un precedente y se vuelve al vicio, al comer por comer y se acaba abandonando la dieta.
Yo apunto cada fin de semana mi peso en un calendario y siento un subidón viendo cuanto he perdido y como va bajando el peso que falta para alcanzar el objetivo. A veces es duro soportar la sensación de hambre durante las últimas horas antes de la siguiente comida, parece insignificante y liberador caer en el pecado pero no lo es. En esos momentos hay que recordar ese subidón, hay que repetirse que dar el primer paso fuera de la dieta lleva a la perdición. La gaseosa es mi amiga, bebo litros y litros para mitigar la sensación de estómago vacío.