Lo que digo es traer el campo a la ciudad. Un invernadero es un centro de producción, luego hay que distribuirlo y llevarlo al punto de venta. La nave, si está próxima a núcleo urbano hace de tienda. A la vez que haces los cuidados de las plantas, atiendes a los clientes. Es atractiva para la gente, lo puede ver desde la carretera, hay aparcamiento y lo que más mola es coger la planta viva. Y hay naves abandonadas muy baratas, tienes la infraestructura del polígono, hay señalización, hay otros negocios, es la atracción de un centro comercial que es lo que vende.
Un invernadero tiene el problema de los vientos, que te lo pueden vandalizar (a mi me han pasado las dos cosas) y que en verano hace muchísimo calor y lo tienes que dejar abierto. También tiene el problema de plagas. En el post el paso 2 es esterilizar la nave antes de empezar.
Luego está escoger las especies. Tienen que ser de alto valor añadido, no ganas nada con productos baratos, tienen que ser cosas gourmet que es donde está la pasta. Por ejemplo, conozco un negocio de lechugas hidropónicas que las exportan todas a Dubai. Son caras, pero te las comes vivas, sin plagas, limpias, con su raíz.
Si estás pensando en hidropónico te recomiendo el coco con micorizas. Tiene mucha inercia hídrica y si se te estropean los sistemas de riego aguanta varios días, la arlita, por ejemplo, necesita riego constante y si se estropea algo en 24 horas mueren las plantas.
La lana de roca no me gusta, aunque sirve muy bien para germinación y esquejes. Lo malo es que cuando está seca, si la cortas, saca un polvillo tóxico para los pulmones.
Hay sistemas hidropónicos supercomplejos que valen una pasta y que está todo automatizado. Yo soy partidario de algo más sencillo y que controles tú mismo los riegos, ph y electroconductividad, eso sí ayudado de una pequeña bomba de agua.