siken recibe un baneo

Estado
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el baneo debería haber sido por floooding y no por mentar a los muertos. aún así, es más que merecido. esta chica tiene que aprender que las cosas tienen un límite y que tener razón no justifica inundar los hilos con mensajes de 100 líneas. s2

Son muchas veces seguidas que ha hecho mención a la persona fallecida, sólo por sembrar cizaña y hacer daño donde más duele,a los dolientes que la conocían y apreciaban, y que por supuesto como tantos otros, también considera sus enemigos. La mencionaba solamente para provocarles.

No voy a calificar esa conducta, pero creo que eso ya es motivo suficiente por sí mismo para el baneo. La mala intención que demuestra al insistir haciendo algo que se le había pedido por activa y por pasiva que no hiciese.

Y sinceramente creo que a esta persona habría que limitarle el número de mensajes al día (en vez de banearla) justo por lo que has dicho, por el flood constante e ilimitado que ejerce.

Algo así creo que es mucho mejor modulador de esa conducta, que el simple baneo.

Pero bueno...tiempo al tiempo. Al final San Martín siempre acaba pillando más cerca de lo que mucha gente espera.
 
Y sinceramente creo que a esta persona habría que limitarle el número de mensajes al día (en vez de banearla) justo por lo que has dicho, por el flood constante e ilimitado que ejerce.

Eso sería peor, multiplicaría por dos, tres o cuatro la longitud de los tochos, ya no leeríamos Guerra y Paz, sino la Enciclopedia Británica.
 
En el fondo no gusta que baneen a nadie, y tampoco a Siken claro.

Siken, espero que tengas tiempo de recapacitar, y sabes que este baneo no ha sido solo por "mentar a fallecidos", sabes que generas polemica con la mayoria de tus post y esta ha sido la gota que ha colmado el vaso.

Dicen que rectificar es de sabios y tu no tienes ninguna pinta de ser sencilla, todo lo contrario, lo que pasa que llevas muchos temas del foro a tu territorio personal, no se la razon, eso solo tu lo sabes, pero date cuenta que ese no es el camino, hay que ser mas pragmatico.

Y es comprensible que en un momento dado dado saltes y te exaltes, me paso a mi no hace mucho y acepte mi baneo.

Te mando animos desde aqui y espero a tu vuelta, creo que todavia tenemos que conocer la mejor version de Siken. Esto te lo digo sinceramente, de verdad.
 
Te mando animos desde aqui y espero a tu vuelta, creo que todavia tenemos que conocer la mejor version de Siken. Esto te lo digo sinceramente, de verdad.

La mejor versión de Siken :roto2:


En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha muchotiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua,rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero,salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas losviernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las trespartes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas develludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días deentresemana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa unaama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte,y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba lapodadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era decomplexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigode la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada,que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben;aunque, por conjeturas verosímiles, se deja entender que se llamabaQuejana. Pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narracióndél no se salga un punto de la verdad.

Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estabaocioso, que eran los más del año, se daba a leer libros de caballerías, contanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de lacaza, y aun la administración de su hacienda. Y llegó a tanto su curiosidady desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura paracomprar libros de caballerías en que leer, y así, llevó a su casa todoscuantos pudo haber dellos; y de todos, ningunos le parecían tan bien comolos que compuso el famoso Feliciano de Silva, porque la claridad de suprosa y aquellas entricadas razones suyas le parecían de perlas, y máscuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafíos, donde enmuchas partes hallaba escrito: La razón de la sinrazón que a mi razón sehace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de lavuestra fermosura. Y también cuando leía: ...los altos cielos que devuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican, y os hacenmerecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza.

Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase porentenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni lasentendiera el mesmo Aristóteles, si resucitara para sólo ello. No estabamuy bien con las heridas que don Belianís daba y recebía, porque seimaginaba que, por grandes maestros que le hubiesen curado, no dejaría detener el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales. Pero, contodo, alababa en su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquellainacabable aventura, y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma y dallefin al pie de la letra, como allí se promete; y sin duda alguna lo hiciera,y aun saliera con ello, si otros mayores y continuos pensamientos no se loestorbaran. Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar -que erahombre docto, graduado en Sigüenza-, sobre cuál había sido mejor caballero:palmerín de Ingalaterra o Amadís de Gaula; mas maese Nicolás, barbero delmesmo pueblo, decía que ninguno llegaba al Caballero del Febo, y que sialguno se le podía comparar, era don Galaor, hermano de Amadís de Gaula,porque tenía muy acomodada condición para todo; que no era caballeromelindroso, ni tan llorón como su hermano, y que en lo de la valentía no leiba en zaga.

En resolución, él se enfrascó tanto en su letura, que se le pasaban lasnoches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así,del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro, de manera que vinoa perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en loslibros, así de encantamentos como de pendencias, batallas, desafíos,heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; yasentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquellamáquina de aquellas sonadas soñadas invenciones que leía, que para él nohabía otra historia más cierta en el mundo. Decía él que el Cid Ruy Díazhabía sido muy buen caballero, pero que no tenía que ver con el Caballerode la Ardiente Espada, que de sólo un revés había partido por medio dosfieros y descomunales gigantes. Mejor estaba con Bernardo del Carpio,porque en Roncesvalles había muerto a Roldán el encantado, valiéndose de laindustria de Hércules, cuando ahogó a Anteo, el hijo de la Tierra, entrelos brazos. Decía mucho bien del gigante Morgante, porque, con ser deaquella generación gigantea, que todos son soberbios y descomedidos, élsolo era afable y bien criado. Pero, sobre todos, estaba bien con Reinaldosde Montalbán, y más cuando le veía salir de su castillo y robar cuantostopaba, y cuando en allende robó aquel ídolo de Mahoma que era todo de oro,según dice su historia. Diera él, por dar una mano de coces al traidor deGalalón, al ama que tenía, y aun a su sobrina de añadidura.

En efeto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más estraño pensamientoque jamás dio loco en el mundo; y fue que le pareció convenible ynecesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de surepública, hacerse caballero andante, y irse por todo el mundo con susarmas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello queél había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todogénero de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos,cobrase eterno nombre y fama. Imaginábase el pobre ya coronado por el valorde su brazo, por lo menos, del imperio de Trapisonda; y así, con estos tanagradables pensamientos, llevado del estraño gusto que en ellos sentía, sedio priesa a poner en efeto lo que deseaba.

Y lo primero que hizo fue limpiar unas armas que habían sido de susbisabuelos, que, tomadas de orín y llenas de moho, luengos siglos había queestaban puestas y olvidadas en un rincón. Limpiólas y aderezólas lo mejorque pudo, pero vio que tenían una gran falta, y era que no tenían celada deencaje, sino morrión simple; mas a esto suplió su industria, porque decartones hizo un modo de media celada, que, encajada con el morrión, hacíanuna apariencia de celada entera. Es verdad que para probar si era fuerte ypodía estar al riesgo de una cuchillada, sacó su espada y le dio dosgolpes, y con el primero y en un punto deshizo lo que había hecho en unasemana; y no dejó de parecerle mal la facilidad con que la había hechopedazos, y, por asegurarse deste peligro, la tornó a hacer de nuevo,poniéndole unas barras de hierro por de dentro, de tal manera que él quedósatisfecho de su fortaleza; y, sin querer hacer nueva experiencia della, ladiputó y tuvo por celada finísima de encaje.

Fue luego a ver su rocín, y, aunque tenía más cuartos que un real y mástachas que el caballo de Gonela, que tantum pellis et ossa fuit, le parecióque ni el Bucéfalo de Alejandro ni Babieca el del Cid con él se igualaban.Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le pondría; porque, segúnse decía él a sí mesmo, no era razón que caballo de caballero tan famoso, ytan bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido; y ansí, procurabaacomodársele de manera que declarase quién había sido, antes que fuese decaballero andante, y lo que era entonces; pues estaba muy puesto en razónque, mudando su señor estado, mudase él también el nombre, y le cobrasefamoso y de estruendo, como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicioque ya profesaba. Y así, después de muchos nombres que formó, borró yquitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al finle vino a llamar Rocinante: nombre, a su parecer, alto, sonoro ysignificativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahoraera, que era antes y primero de todos los rocines del mundo.

Puesto nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo,y en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar donQuijote; de donde -como queda dicho- tomaron ocasión los autores desta tanverdadera historia que, sin duda, se debía de llamar Quijada, y no Quesada,como otros quisieron decir. Pero, acordándose que el valeroso Amadís nosólo se había contentado con llamarse Amadís a secas, sino que añadió elnombre de su reino y patria, por Hepila famosa, y se llamó Amadís de Gaula,así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya yllamarse don Quijote de la Mancha, con que, a su parecer, declaraba muy alvivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della.

Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a surocín y confirmándose a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otracosa sino buscar una dama de quien enamorarse; porque el caballero andantesin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma. Decíase éla sí:

-Si yo, por malos de mis pecados, o por mi buena suerte, me encuentro porahí con algún gigante, como de ordinario les acontece a los caballerosandantes, y le derribo de un encuentro, o le parto por mitad del cuerpo, o,finalmente, le venzo y le rindo, ¿no será bien tener a quien enviarlepresentado y que entre y se hinque de rodillas ante mi dulce señora, y digacon voz humilde y rendido: ''Yo, señora, soy el gigante Caraculiambro,señor de la ínsula Malindrania, a quien venció en singular batalla eljamás como se debe alabado caballero don Quijote de la Mancha, el cual memandó que me presentase ante vuestra merced, para que la vuestra grandezadisponga de mí a su talante''?

¡Oh, cómo se holgó nuestro buen caballero cuando hubo hecho este discurso,y más cuando halló a quien dar nombre de su dama! Y fue, a lo que se cree,que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buenparecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende,ella jamás lo supo, ni le dio cata dello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y aésta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y,buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo, y que tirase y seencaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla Dulcinea delToboso, porque era natural del Toboso; nombre, a su parecer, músico yperegrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosashabía puesto.
 
Deseo por nuestro bien que se haga un multinick y vaya escribiendo a ratos o si no es que simplemente los mayas se confundieron de día.

Por si acaso voy a intentar acoplar el motor del ventilador a la ruedecilla del ratón para avanzar mensajes sin riesgo de síndrome del tunel carpiano.
 
Como os quemais!

Pues yo digo abiertamente que no estoy deacuerdo con Siken en las actitudes extremistas que toma, porque los fanatismos nunca me han gustado, sean del sabor que sean, pero hay que reconocerle que derrocha en sus post muchisima mas inteligencia y retorica que el 80% de los usuarios del foro.

Aprovechad tod@s tambien para hacer reflexion y aprender a mejorar los post, que la brillantez en el foro ultimamente es cada vez mas escasa
 
que derrocha en sus post muchisima mas inteligencia y retorica que el 80% de los usuarios del foro.

¿inteligencia y retórica? no me jorobes. derrocha memoria hist(é)órica, capacidad archivo y un rencor enfocado en crear tochos infumables que sólo lee ella. ¿pero retórica? lo que hay que oir. :roto2:

Gran sarcasmo, vive Dios. Ya creía que la escuela de la hipérbole irónica se había perdido.

eso he pensado yo
 
Para Siken
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