La opinión española ante la I Guerra Mundial: germanófilos y aliadófilos

Los socialistas de antes tan estúpidos, traidores a su país y criminales como los de ahora, sin novedad en el frente.


Por lo demás, queda patente una vez más, que Unamuno de política no tenía ni idea.
Ni de política, ni de lógica, ni de filosofía, ni de cosa para él que no fuera literatura (su crítica del Quijote es de las mejores que he leído, junto con la del portero ruso del Oxford, Nabokov).
 
Una cosa buena q hizo España...no meternos en algo q no nos venía a cuento. Ni un sólo español tendría q morir en esa guerra.
Una españa con la Entente habria enviado a miles de soldados a la carnicería de las trincheras como hizo Portugal q tampoco ganó nada...ni siquiera en África fue recompensado con parte de las colonias alemanas y eso q las tenía pegadas a las suyas.

Una España aliada de los Imperios centrales habria visto las Canarias, jovenlandia español y Guinea perdidas a los pocos meses de la guerra. Con los frAnceses atacando por los pirineos y con tus supuestos aliados a miles de Km....

Por lo menos desde nuestra neutralidad vendimos a los dos bandos y no nos fue mal.
 
Una cosa buena q hizo España...no meternos en algo q no nos venía a cuento. Ni un sólo español tendría q morir en esa guerra.
Una españa con la Entente habria enviado a miles de soldados a la carnicería de las trincheras como hizo Portugal q tampoco ganó nada...ni siquiera en África fue recompensado con parte de las colonias alemanas y eso q las tenía pegadas a las suyas.

Una España aliada de los Imperios centrales habria visto las Canarias, jovenlandia español y Guinea perdidas a los pocos meses de la guerra. Con los frAnceses atacando por los pirineos y con tus supuestos aliados a miles de Km....

Por lo menos desde nuestra neutralidad vendimos a los dos bandos y no nos fue mal.
¿Que no? Dos santos y una aparición de la Virgen...
 
Portugal estuvo a punto de entrar por la puerta grande en la historia de la I GM... El último gran contraataque alemán en el frente francés fue por el lado que defendían (es un decir) los portugueses, que saltaron en pedazos. Un poco más y ese aliado les cuesta la guerra a los francobritánicos.

Sobre las intervenciones en los periódicos, cada vez que releo las palabras de Araquistáin me dan ganas de patearlo.
 
El artículo "Neutralidades que dan el pasaporte" del Conde de Romanones que fué de los mas sonados al principio de la guerra, en algunas cosas que dice no le faltaba razón, pero por suerte no le hicieron caso ni estaba gobernando cuando estalló la guerra.

Desde el primer instante en que surgió el conflicto europeo, tantas veces temido, por tan pocos creído, la opinión más generalizada en España, preciso es reconocerlo, ha sido que nuestra única, segura salvación, se halla en proclamar y mantener la neutralidad más absoluta: por eso se exigió que el Gobierno, que los hombres en quienes habían recaído anteriormente las responsabilidades del Poder, declararan si existían o no pactos o compromisos secretos y firmes que obligaran a España con otras potencias.


La contestación fue precisa y terminante, y con ella, y con la declaración de la Gaceta de la neutralidad de España quedó la opinión tranquila; nos creíamos desde aquel instante completamente inmunes y nos hallamos dispuestos a presenciar la tremenda, apocalíptica lucha, con emoción,sí, pero con aquella serenidad que da contemplar el peligro desde sitio seguro.

Al tras*currir los días, la tranquilidad ha aumentado; llegan los optimistas, confiados en la neutralidad, a augurar para nosotros, como resultado del conflicto, días de ventura, prosperidad y engrandecimiento. ¡Quiera el cielo escucharos! Pero por si acaso no les atiende, conviene analizar cuál es la esencia de esa medicina prodigiosa que se llama neutralidad.

Neutralidad, literalmente, expresa no ser de uno ni de otro. ¿Es que España, en realidad, no es ni de uno ni de otro?. ¿Es que puede dejar de ser de uno o de otro?. España, en verdad, no ha contraído compromiso con ninguna nación bajo el aspecto ofensivo o defensivo; pero el hecho es que España determinó su actitud en el Mediterráneo con Inglaterra, primero, y con Francia, después, en las notas cambiadas en Cartagena; España firmó con Francia recientemente un Tratado respecto a jovenlandia, que obliga a una y otra parte a una acción solidaria; España es fronteriza por el Pirineo; por todo su litoral, en realidad, con Inglaterra, dueña del mar, y por el Oeste, con Portugal, protegida y compenetrada con Inglaterra.

Bajo el aspecto económico, Francia ocupa el primer lugar en nuestro mercado de exportación e importación; el ahorro francés está empleado en España en múltiples empresas: síguenle en importancia Inglaterra y después Bélgica, ocupando el cuarto lugar Alemania, que muy recientemente se ha ocupado de España sólo para quitar el mercado industrial a Inglaterra.

España, pues, aunque se proclame otra cosa desde la Gaceta, está, por fatalidades económicas y geográficas, dentro de la órbita de atracción de la Triple Inteligencia; el asegurar lo contrario es cerrar los ojos a la evidencia; España, además, no puede ser neutral porque, llegado el momento decisivo, la obligarán a dejar de serlo. La neutralidad que no se apoya en la propia fuerza está a merced del primero que, siendo fuerte, necesite violarla; no es la hora oportuna para hablar de la indefensión en que se halla España, Baleares, Canarias, Las Rías Bajas y las Altas Rías de Galicia, si pudieran hablar, si les fuera dable posible quejarse ¡qué cosas dirían!, ¡qué tremendas imprecaciones habríamos de escuchar! Cualquiera de los beligerantes que necesite de estos puntos, ¿quién le impedirá ocuparlos?. Y entonces sucederá que los llamamientos y protestas del débil neutral por nadie serán escuchados, y quedaremos a merced de los acontecimientos, sin tener a quien volver la vista ni pedir amparo en la hora de la suprema angustia.


Si triunfa el interés germánico, ¿se mostrará agradecido a nuestra neutralidad?. Seguramente no. La gratitud es una palabra que no tiene sentido cuando se trata del interés de las naciones. Germania triunfante aspirará a dominar el Mediterráneo; no pedirá a cambio de su victoria a Francia, como en el año 70, la anexión de una sola pulgada de territorio continental; la lección de Alsacia y de Lorena no es para olvidarla; pedirá como compensación el litoral africano, desde Trípoli hasta Fernando Poo, y
entonces no solamente perderemos nuestro sueño de expansión en jovenlandia: perderemos la esencia de nuestra independencia, que radica en la neutralidad del Mediterráneo; rota ésta, quedaremos a merced del Imperio Germánico; no podremos sostener como nuestras, no podremos sustraer a su codicia a las Baleares; y en el orden económico y financiero, la ruina de aquellas naciones con cuyos intereses estuvimos compenetrados no podrán ser compensados ni sustituidos por la expansión germánica.

Por el contrario, si fuese vencida Alemania, los vencedores nada tendrán que agradecernos; en la hora suprema no tuvimos para ellos ni una sola palabra de consuelo:nos limitamos tan sólo a proclamar nuestraneutralidad; y entonces ellos, triunfantes, procederán a la variación del mapa de Europa como crean más adecuado a sus intereses.

La hora es decisiva; hay que tener el valor de las responsabilidades ante los pueblos y ante la Historia;la neutralidad es un convencionalismo que sólo puede convencer a aquellos que se contentan con palabras y no con realidades; es necesario que tengamos el valor de hacer saber a Inglaterra y a Francia que con ellas estamos, que consideramos su triunfo como nuestro y su vencimiento como propio; entonces España, si el resultado de la contienda es favorable para la Triple Inteligencia, podrá afianzar su posición en Europa, podrá obtener ventajas positivas. Si no hace esto, cualquiera que sea el resultado de la guerra europea, fatalmente habrá que sufrir muy graves daños.

La suerte está echada; no hay más remedio que jugarla; la neutralidad no es un remedio; por el contrario, hay neutralidades que dan el pasaporte.

Alvaro de Figueroa y Torres

Diario Universal, 19 de agosto de 1914
 
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En fin, Romanones, como liberal ya sabemos de qué lado estaba. No tiene nada de sorprendente. Lo peor de ese artículo es su ambigüedad, parece como si insinuara algo que no tenía agallas de decir abiertamente. Si lo que quería dar a entender es que quería la entrada de España en la guerra del lado de la Entente lo hizo de una forma muy torpe o se fue demasiado por las ramas.

Por otro lado el pronóstico agorero y lleno de cinismo del cacique liberal no se cumplió, afortunadamente.
 
En fin, Romanones, como liberal ya sabemos de qué lado estaba. No tiene nada de sorprendente. Lo peor de ese artículo es su ambigüedad, parece como si insinuara algo que no tenía agallas de decir abiertamente. Si lo que quería dar a entender es que quería la entrada de España en la guerra del lado de la Entente lo hizo de una forma muy torpe o se fue demasiado por las ramas.

Por otro lado el pronóstico agorero y lleno de cinismo del cacique liberal no se cumplió, afortunadamente.
Como liberal no, como masón.

Él mismo se retrata al decir a un tiempo que Gran Bretaña es la dueña del mar y que la única garantía para España es la neutralidad del Mediterráneo. huevones, si el mar tiene dueño forzoso es que deje de tenerlo para que sea neutral, que es lo que nos conviene. Lo de adjudicar a Alemania nosequé aviesas intenciones para con el Mediterráneo (que en ningún momento se corresponden con la realidad geopolítica, ni con las declaraciones de los alemanes respecto a sus intenciones) y que por tanto nos conviene alinearnos con la Entente, que precisamente son los que no necesitan tener aviesas intenciones porque ya cometen aviesos actos en la parte del Mediterráneo que efectivamente controlan, es de traca.

En suma, que una vez más se demuestra que todo lo que pidan los anglocabrones y sus secuaces es enemigo de lo santo y bueno que hay en este mundo, y por tanto hay que hacer lo contrario.
 
En fin, Romanones, como liberal ya sabemos de qué lado estaba. No tiene nada de sorprendente. Lo peor de ese artículo es su ambigüedad, parece como si insinuara algo que no tenía agallas de decir abiertamente. Si lo que quería dar a entender es que quería la entrada de España en la guerra del lado de la Entente lo hizo de una forma muy torpe o se fue demasiado por las ramas.

Por otro lado el pronóstico agorero y lleno de cinismo del cacique liberal no se cumplió, afortunadamente.

Tengo entendido que Romanones tenía intereses en unas cuantas empresas de capital inglés y franchute o sea que la ambigüedad puede ir por ahí... un político español anteponiendo sus intereses particulares a los generales, lo de siempre...

Tambien cae en la contradicción de reconocer nuestra debilidad militar que por sí sola ya justificaba la neutralidad en esa guerra y en cualquiera. En lo que tiene razón es que teníamos acuerdos coloniales con Francia y que por eso entrar en guerra junto a los Imperios centrales hubiera ido contra nuestros intereses, aunque esos acuerdos no implicaban obligaciones militares como él mismo dice al principio ....la Entente Cordiale eran tambien acuerdos coloniales y tampoco obligaban a entrar en la guerra al UK aunque su caso era muy distinto.

En fin, lo he puesto porque es de los que mas se oyó hablar en la época, aunque otros de los que se han puesto aquí estan escritos con bastante mas coherencia y sinceridad que el de Romanones, que según dicen era un pájaro de cuidado... creo que salió elegido diputado por Guadalajara mas de 30 años seguidos a base de pucherazos, compra de votos y otras triquiñuelas caciquiles.
 
No hay q olvidar que en 1899 nos vimos obligados a vender las Marianas, las Carolinas y Palaos a Alemania. No creo que Alemania fuese un elemento del que fiarse. También tenian apetencias por el protectorado en jovenlandia. Nos convenía llevarnos bien con Francia con quién teníamos más intercambios comerciales.
 
Bueno, lo de la indefensión de las Baleares frente al expansionismo germano, la verdad es que lo clavó :D
 
Eres orate y lo sabes.

A mí lo que me parece es que por aquel entonces los políticos sabían articular un discurso con un dominio del lenguaje y la retórica a años luz de los parlamentarios analfabetos fucionales que calientan el escaño hoy en día.
 
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