Yasuke, el samurái neցro del japón feudal

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A finales del siglo XVI un mercenario africano llegó a Japón como guardaespaldas de los jesuitas y se convirtió en guardaespaldas del mayor guerrero del país: Oda Nobunaga​


La curiosa historia del hombre que sería conocido como Yasukue empezó en un pueblo desconocido de Sudán a mediados del siglo XVI, el cual fue atacado por una tribu rival, en una violenta incursión que terminó con la fin de todos sus guerreros y la esclavización de mujeres y niños.

Los cautivos fueron llevados entonces hacia la costa donde serían vendidos en uno de los múltiples mercados de esclavos que árabes y portugueses habían establecido en islas como Suakin o Socotra. Los jóvenes adolescentes de la tribu caída eran un género especialmente apetecible por su gran robustez y resistencia, por lo que alcanzaron un excelente precio, siendo uno de ellos comprado por la orden de los jesuitas.

Este joven de apenas 19 años pasó a servir a la Compañía de Jesús primero como sirviente y luego como guardaespaldas de los religiosos, quienes le concedieron su libertad y lo llevaron primero a su misión india en la colonia portuguesa de Goa y luego a la lejana isla de Macao en la costa sur de China.

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Desde su base de Macao, Alessandro Valignano (arriba) controlaba las operaciones de la compañía en todo el Lejano Oriente.

Allí pasó al servicio de Alessandro Valignano, general de todos los jesuitas del extremo oriente y un hombre poderoso que ambicionaba convertir el vecino imperio de Japón en una nación católica. Para ello los jesuitas habían establecido contactos diplomáticos con los principales señores feudales (daimyos) de la isla, algunos de los cuales como Omura Sumitada o Arima Harunobu se habían convertido al cristianismo.

En sus barcos los jesuitas no solo traían a Cristo, sino que también habían establecido un lucrativo comercio de importación de productos chinos al archipiélago nipón, en el que también traían armamento occidental como mosquetes y cañones con los que apoyar a los señores católicos en la guerra civil que asolaba el país. Sería pues como parte de una de estas misiones evangelizadoras que nuestro hombre llegaría a Japón como guardaespaldas de Valignano en la primavera de 1579.

En país del sol naciente

La primera escala del viaje sería el puerto de Kuchinotsu el la isla meridional de Kyushu, que como parte del feudo de Harunobu contaba ya con una importante presencia occidental. Solo llegar a tierra el mercenario neցro de dos metros de altura llamó inmediatamente la atención de los japoneses, quienes nunca habían visto a nadie semejante, creyendo los más supersticiosos que se trataba de un oni o malo como los representados en las puertas de los templos.


Nagasaki se convirtió tras su entrega a los jesuitas en el puerto más importante de Kyushu. En la imagen el castillo de Shimabra, construido entre 1618 y 1624.


Pese a la enorme expectación que había generado su criado (a quien los nipones llamaban Yasuke), Valignano terminó rápidamente sus negocios en Kuchinotsu, y tras asegurar la fundación de un seminario a cambio de la entrega de varias cajas de armas y municiones, partió con su nave hacia el principal puerto comercial de la isla: Nagasaki.

Esta ciudad era el foco de la actividad misionera y se había convertido en el principal punto de entrada de los géneros occidentales al archipiélago. Pero ello no era suficiente para Alessandro, quien logró que Sumitada se la cediera como feudo a cambio de apoyarle contra otros clanes de la isla como los Satsuma, enemigos declarados del catolicismo.

Fue allí donde Valignano y su guardaespaldas pasaron la mayor parte de 1580 enfrascados en convertir la plaza en una fortaleza inexpugnable, cuya población se duplicó en solo un año gracias a la llegada de naves cargadas con mercancías y miles de japoneses cristianos expulsados por sus señores. Yasuke fue instrumental en este proceso de consolidación, entrenando a la milicia local en las técnicas de guerra europeas y escoltando a los religiosos en sus giras diplomáticas por Kyushu y la vecina isla de Honshu.

el samurái africano

Pero la vida de Yasuke habría de dar un giro al año siguiente, cuando los jesuitas recibieron permiso para instalar un seminario en la capital imperial de Kioto. El responsable de semejante oportunidad era nada menos que el hombre fuerte de Japón, Oda Nobunaga, un poderoso daimyo que había conquistado la mayor parte del país y deseaba limitar el poder del clero budista mediante la difusión de la nueva religión.

En un mundo tan marcado por la ostentación y el ritual como el nipón los jesuitas debían asegurarse de dar un buen espectáculo cuando entraran en Kioto, por lo que Valignano decidió dar un sonado espectáculo organizando una procesión en la que no faltaron carrozas con escenas bíblicas y niños japoneses vestidos de ángeles, donde tampoco podía faltar Yasuke, cuya lanza y espada indias constituirían toda una novedad.


Capital de Japón desde el 794, Kioto era el lugar de residencia del emperador nipón, quien actuaba como líder espiritual mientras el gobierno era controlado por los señores feudales.

Sin embargo el ambiente festivo que acogió a los jesuitas a las puertas de Kioto pronto se torció, pues incitados por los sacerdotes más conservadores el populacho empezó a arrojar piedras sobre los religiosos, iniciándose una revuelta que sumió en el caos la ciudad. Afortunadamente, el siempre profesional Yasuke logró llevar a los jesuitas hasta la misión que estos habían adquirido en la ciudad, donde contuvo el asedio de la turba hasta que las tropas del clan oda llegaron para poner fin al motín.

Restablecida la tranquilidad Valignano pudo al fin entrevistarse con Nobunaga, quien picado por la curiosidad ordenó que Yasuke se presentara también ante él al día siguiente. Por supuesto el líder de los Oda nunca había visto a una persona de tonalidad antes, y sospechando de un engaño jesuita cogió una brocha e intentó quitarle lo que él creía que era una capa de tinta, gratamente sorprendido al ver que no se quitaba invitó a Yasuke a cenar con su corte y le bombardeó con preguntas durante todo el banquete sobre sus viajes y lugar de origen, interrogatorio que este respondió en perfecto japonés tras dos años en la isla perfeccionando el idioma.
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Estampa de Oda Nobunaga dibujada por Utagawa Kuniyoshi y publicada en 1830.


El guardaespaldas impresionó tanto a Nobunaga que este solicitó a los jesuitas que se lo cedieran como sirviente, algo a lo que estos accedieron gustosos. Yasuke fue pues incorporado al séquito de su nuevo señor como samurái, y se le concedió el privilegio de portar las armas de Nobunaga junto a un estipendio adecuado a su nueva posición.

En mayo la corte se trasladó al castillo de Azuchi, sede del clan oda, donde el nuevo samurái fue usado por Nobunaga para impresionar a señores rivales y peticionarios en las audiencias con su extraño e imponente aspecto. Durante los meses que siguieron Yasuke le acompañó en cacerías, inspecciones y participó incluso en un torneo de sumo en el que arrojó de la pista fácilmente a sus rivales.

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El castillo de Azuchi fue construido por Nobunaga en 1575 como centro inexpugnable de su poder. Vista de la fortaleza por el pintor Iwasaki Ōu. Museo del Castillo de Osaka, 1855.

Wikimedia Commons

El castillo de Azuchi fue construido por Nobunaga en 1575 como centro inexpugnable de su poder.

En recompensa Nobunaga le hizo construir una casa hecha a medida cerca de la fortaleza equipada con sirvientes, y según el historiador Thomas Lockley puede que incluso ambos tuvieran alguna relación amorosa, algo habitual entre los grandes señores y sus sirvientes. Pero la paz duraba poco en el período Sengoku, y pronto el líder de los Oda tuvo que marchar a la guerra.

Guerra y traición

Pese a tener al emperador bajo su poder en Kioto Nobunaga no era todavía el shogun de un Japón unificado, pues estaba en guerra contra los Mori en el oeste, los Takeda en el este y los Chokosabe en la isla de Shikoku. Sin embargo la primera campaña de Yasuke no se libraría contra ninguno estos clanes guerreros, sino que participaría en una operación de castigo contra los ninjas de la región de Iga, quienes hacía poco habían derrotado al hijo de su señor, Nobutada.

Con gran astucia estos shinobi se ocultaron entre los cadáveres esperando a que Nobunaga pasara con su séquito, momento en el que hicieron volar una mina junto a él, que fue derribado del caballo por la fuerza de la explosión. Los ninjas cayeron entonces sobre él, que solo salvó la vida gracias a al intervención de Yasuke y sus guardaespaldas, quienes acabaron con los asesinos a golpe de katana.


Tras probar así su valía en combate Yasuke se convirtió en la sombra de su señor, escoltándole en la campaña que puso fin al clan Takeda en marzo de 1582, cuyo daimyo fue decapitado y su cabeza expuesta ante el pueblo como prueba del poder de los oda. Con esta victoria la guerra en el oeste queda finiquitada, y Nobunaga decidió pasar unos días en su mansión de Kioto antes de unirse a su general Toyotomi Hideyoshi en el frente Mori.



Test samurais 5 (Museo Nacional de Tokyo)


Pero con lo que no contaban los Oda era la traición de Akechi Mitsuhide, un vasallo resentido cuya progenitora había sido asesinada por los sirvientes de un samurái, crucificado por Nobunaga pese a las garantías de Mitsuhide que se respetaría su vida al rendir un castillo. Al ser un general más del clan, este contaba con plena libertad de movimientos, y la noche del 21 de junio cayó sobre Kioto con 13.000 hombres deseoso de consumar su venganza.


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Los guardaespaldas de Nobunada defienden a su señor del ataque de Mitsuhide sin tiempo ni para ponerse la armadura. Asalto al templo Honno-ji por Yosai Nobukazu, 1893, colección privada.


Al estar situada lejos del frente, la ciudad se encontaba completamente desprotegida, y los Akechi rodearon a Nobunaga en el templo Honno-ji, convertido en residencia por los Oda. La primera noticia que estos tuvieron de la traición fue cuando una verdadera lluvia de saetas incendiarias y balas de plomo cayó sobre el santuario, seguida por la carga de cientos de soldados ashigaru sedientos de sangre.



Imagen de un samurai con armadura completa tomada alrededor del año 1860.


Se inició así una lucha desigual en el interior del templo en la que Nobunaga, Yasuke y un puñado de samuráis se retiraron habitación a habitación cobrándose un alto precio entre los asaltantes, que al final prendieron fuego al templo. Llegado ese punto las fuentes difieren sobre como murió Nobunaga, quien o bien sería abatido por los Akechi o se haría el seppuku, secundado quizás por Yasuke. Ese misma noche caería también su hijo, asesinado en el vecino palacio imperial.


Con la fin de sus patronos se pierde la pista de Yasuke, quien puede que fuera perdonado según afirma Lockley para, convertido en un ronin sin señor, volver con los jesuitas y servirles como mercenario hasta el fin de sus días. Por su parte los oda no se recuperarían de la pérdida de Nobunaga, y su imperio se desintegró en una guerra civil de la que emergería Hideyosi, ahora sí, como shogun.

Ensayo
Yasuke, el legendario samurái africano
Chirs Hunt
Licurgo, 2021

https://historia.nationalgeographic...n-feudal_21513?utm_source=pocket-newtab-es-es
 
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Nigga esclavo portvgués, de la época de Macao vendetoallas, que un día se probó el ridícvlo traje de esos pigmeos y cayó en gracia
 
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