Eso de querernos....me recuerda siempre a un vecino, un niño enclenque y mimado, que yo tenia cuando era pequeño. Cuando se portaba mal y su progenitora le pegaba unos azotes en el culito (azotes que no deformaban siquiera el pantaloncito corto) se ponia a berrear como un energumeno y su progenitora, al instante, suspendia el brutal castigo y, alarmada por las posibles secuelas o traumas le preguntaba:
- ¿Pero....tu sabes por que te pego, verdad?
Y el niño, que parec´´ia completamente afligido, entre gimoteos respondia:
-Si. Porque me quieres.
Era una especie de liturgia aprendida y pactada entre elllos
Por aquel entontes empece a sospechar que, cuando me daban una sarta de palos, es porque me querian.