Entonces acabas con el encanto de Varsovia, macho... Para ver barrios y parafernalia LGTB, perroflautas con sus rastas y sus sucios pies, latinitos poniendo cafés, jovenlandeses atravesados en la calle sin hacer nada o neցros vendiendo bolsos me quedo en España... Lo bueno que tiene viajar es ver otras culturas; cuando uno va a Polonia es porque quiere ver Polonia y sentir que está en Polonia. Dichoso globalismo y su aculturación, por donde pasa no vuelve a crecer la hierba.
A mi me gusta, yo amo el globalismo.
Además es tierno ir a Polonia, porque de alguna manera es como un viaje en el tiempo. Parece que estás en España en 1997.
Eso sí con las diferencias (porque el mundo de 1997 no es el de 2017) de tener móviles, apps, Ryanairs, turistas chinos o árabes con burka, etc.
Pero Polonia sin duda va en el buen camino.