I. de A.
Madmaxista
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Aristófanes cuenta que Esopo, el autor de la fábula, al visitar Delfos provocó a sus habitantes al declarar que estos no trabajaban y vivían sólo de las ofrendas dedicadas al dios Apolo. Furiosos, los habitantes metieron en el equipaje de Esopo una copa sagrada para incriminarlo. Cuando el "robo" fue descubierto, Esopo fue condenado y arrojado por un despeñadero.
Aristóteles:
Esopo, al defender en Samos a un demagogo que estaba siendo juzgado, relató la siguiente anécdota:
Una astuta, mientras cruzaba un río, fue conducida a un barranco. Al no poder salir, durante mucho tiempo estuvo en un estado de angustia y varias pulgas se aferraron a su piel. Un erizo, vagando por ahí, la vio y, movido por la compasión, le preguntó si debía quitarle las pulgas. La astuta se negó y cuando el erizo preguntó la razón, ella respondió: "Ya están llenas de mí y sacan poca sangre; pero si me las quitas, vendrán otras que tienen hambre y drenarán lo que me queda". Vosotros de igual manera, oh samios, no sufriréis más daño de este hombre, porque ya es rico; pero si lo matáis, vendrán otros que son pobres, que robarán y malgastarán vuestros fondos públicos.
