Objetos decorativos absurdos. Dinero quemado y espacios atiborrados de cosas que nos asfixian en el día a día.

Porque si lo trae por ejemplo mi progenitora, cuando vuelva y no lo vea es desagradable. No es tan sencillo. El árbol de piedras si está en la sarama, pero no doy a basto.
Se van desplazando, poco a poco. Se cambia de cuarto y, si la ínclita no se cosca, al trastero.
Esencial: tirar las cosas del trastero cada dos o tres años, sin mirar.
 
Mi solución es o divorcio o vivir en mi casa con mis normas.. Si compro ( o alquilo ) y seguimos juntos, serán mis normas. Para ella un armario normal y suficiente. Cosa que no quepa, a la sarama. Seguro que aprende.

Como ahora vivimos en su casa, pues me callo y trago, pero no por mucho tiempo. En breve iremos a una casa de alquiler que pagaré yo.
Vaya tragedias os montáis más sencillas. Haced lo que hacían vuestras madres con vuestros juguetes o las zapatillas rotas: tiradlas sin avisar.
Cada día, te llevas al contenedor alguna prenda.
 
Vaya tragedias os montáis más sencillas. Haced lo que hacían vuestras madres con vuestros juguetes o las zapatillas rotas: tiradlas sin avisar.
Cada día, te llevas al contenedor alguna prenda.
Es su casa y ella paga la hipoteca, yo ahí puedo sugerir pero no voy a tirar algo que no es mío. Puedo resoplar y cabrearme pero cuando llegue el día que la quiera alquilar o vender, se dará cuenta de la cantidad de cosa que tiene. Lo deja todo para el último día y así pasará ahora también. Luego se pondrá dramática y me echará la culpa a mí.

Lo que voy a hacer es comprar mi casa o alquilar. Ahí ya las cosas cambian.
 
Esto es de lo más neo-etnioso que uno puede echarse a la fruta cara.

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Pues oye a mi me gusta
 
Mi mujer tiene su casa, donde vivimos, llena de miles de prendas de ropa, casi todas sin poner y muy pocas veces. Lo mismo con zapatos, cientos de pares, están criando moho y ocupando espacio.

Tiene 5 armarios empotrados enormes llenos hasta arriba y todavía una de las habitaciones tan llena de su cosa que un día no se podía abrir la puerta. Una de las montañas de ropa y cosa se vino abajo y taponó la puerta.

Lo peor es que sigue comprando zapatos que no se pone, ropa y más cosa. Y con dinero que no tiene. Todo en el Primark, claro, sarama pura.
He intentado que razone pero me parece que está enganchada y es imposible.

Mi hermana, igual, están tan zumbadas que es difícil de explicar. Hay que verlo.
Recolectoras.
 
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