En un barrio por el que pasaba para ir al trabajo. Había montañas de patinetes y bicis destruidos para sacarles la batería. Luego desaparecían porque para otro el negocio era la chatarra. Todos los habitantes de ese barrio habían recibido su buena casa gratis y no eran pequeñas. Les habían regalado hasta el garaje. Pero estos eran inusables porque los habitantes los habían llenado de sarama hasta el techo. Los mismos que vivían justo encima del garaje. Eran situaciones si realistas una detrás de otra.
Todos los días el bar se llenaba de esta gente para el desayuno. Pero la comida y la cena se la pagábamos entre todos con un servicio de catering de la comunidad de Madrid que se asegura de que la gente en riesgo de pobreza no pase hambre. Gente pobre cargada de oro y con coches de BMW para arriba y el camión de la chatarra en la otra acera.