Eso es lo que yo defiendo. Que no hay malas ni buenas. Dependiendo de distintas variables unas pueden encajar mejor en un lugar, en un clima, en un momento determinado en el tiempo, etc... Pero meterse con cierta marca muy arraigada por el sur con el objetivo de destrozar su posicionamiento ahora que el canal horeca, primero por el supuesto bichito y ahora con la agenda 2030, cada vez va a tener menos presencia y por tanto facturación, es extraordinariamente sospechoso. Y cuando trabajas un poco en ciertos sitios conoces como esa labor de desgaste mental de las creencias, posicionamiento y sobre todo actitud hacia una determinada marca o producto es totalmente interesada y sobre todo pagada.
Y claro cuando ves que ciertas marcas empiezan a estar presentes con estrategias push en todos los lugares de España vía distribución, viniendo de ciertos rincones de dónde nunca habían salido, con lo carísimo que es eso en términos presupuestarios te saltan las alarmas, las dudas y las sospechas conspiranóicas.
Si el ataque también es mental, en la mente del consumidor estando presente en todo internet desprestigiando marcas competidoras de zonas dónde te quieres meter, con el coste enorme en términos de agencia que supone eso, viniendo de empresas que en principio eran pequeñas y se pueden permitir todo eso. Pues igual que antes te asaltan las dudas de cómo se está financiando todo esto.