Jaquebe con tu permiso, una derrota incomprensible, hubo un convoy en dirección a la URRS al almirantazgo le entró el pánico por que creían que el Tirpiz había zarpado.
Se dispersó el convoy y fue un tiro al pato para los alemanes mientras se concentraban los medios pesados para enfrentarse a un fantasma.
No es tan sorprendente, hay que tener en cuenta que en el mar no es fácil obligar a combatir al enemigo y es fácil hacer las cuentas de las fuerzas. Como consecuencia muchas batallas no se libran al hacer los combatientes la cuentas. El débil rechaza el combate y como se trata de defender la influencia en el mar no la “posesión física” como en tierra retirarse no tiene las consecuencias dramáticas que puede tener en tierra.
Por otro lado la batalla concreta tiene una serie de peculiaridades:
- Estamos en junio-julio de 1942. Probablemente el momento más bajo de las fuerzas de superficie aliadas. Ha tenido lugar la batalla de Midway y varias de convoyes en el Mediterráneo, los ingleses están bajo mínimos en acorazados y portaaviones y los americanos lo mismo y encima estos con deficiencias de instrucción en muchos buques.
- Según los convoyes se acercan al cabo Norte la Luftwaffe lo tiene más fácil y los buques de superficie alemanes podían actuar bajo su cobertura.
- En esas latitudes y fechas la luz dura 24 horas, lo que es ideal para el reconocimiento y el ataque de los alemanes.
En general un convoy ártico tenía tres escoltas. Una cercana ligera que acompañaba al convoy, otra de cruceros a una distancia lo suficientemente corta para poder intervenir sin estar obligado a ir lentamente con el convoy. Y una lejana de buque pesados (acorazados y portaaviones)
La escolta pesada es la que debía intervenir contra el Tirpitz si este salía de la cobertura de la Luftwaffe (como hizo en el PQ-12) o si se podía forzar el combate con seguridad dentro de la cobertura de la Luftwaffe.
La escolta pesada del PQ17 eran dos acorazados (Duke of York y Washington) y un portaaviones (Victorius) mas cruceros. La fuerza era suficiente para un combate de superficie, pero el Victorius era insuficiente para garantizar una penetración profunda en el área de influencia de la Luftwaffe, por otro lado el Washington no era un gran garantía, estaba poco adiestrado y apenas había medio resuelto el problema de vibraciones con el que llevaban luchando un año.
Cualquier convoy a la URSS tenía tanto más riesgo cuanto antes se descubriera y en verano todavía peor. Y no se podía contar con la cobertura soviética en el último tramo. Como el convoy fue descubierto pronto se enfrentaba a un largo trayecto de luz perpetua bajo el control y los ataques de los alemanes.
Para empeorar las cosas el grupo del Tirpitz no estaba localizado así que las opciones que tenía el almirante Pound eran las siguientes:
- Mandar la escolta pesada en la zona de riesgo aéreo para forzar el combate con el Tirpitz. Pero si los alemanes descubrían el grupo de combate se retirarían. Con lo que se exponía a la escolta pesada sin una ventaja sustancial contra submarinos y Luftwaffe.
- Mantener la escolta ligera como se hacía habitualmente. Pero si se presentaba el grupo de combate del Tirpitz liquidaría la escolta y los mercantes que no tendría posibilidad de escapar.
- Dispersar el convoy para dificultar el trabajo al Tirpitz, pero favoreciendo a submarinos y aviones.
A posteriori la segunda opción pareció la correcta (sobre todo porque no hay forma de comprobarlo). Las críticas fueron feroces por parte de los americanos (y tras*cendieron: los marineros del Washington se negaron a desembarcar de permiso) y de los soviéticos. Además generó resentimiento en la marina mercante (sobre todo americana que tuvo más pérdidas)
Pero en mi opinión eran hipócritas. La opción del combate de superficie con el Tirpitz, era prácticamente inviable (y habría que oír a los americanos si uno de sus buques se perdiese bajo mando británico). Y los soviéticos no es que colaboraran ni apreciaran el esfuerzo occidental. Pound (que ya estaba muy enfermo) aceptó como error dispersar el convoy.
Personalmente creo que dispersar el convoy era inevitable (la opción de retirase ni se planteó) aunque se pudo esperar más para tener la seguridad de la posición del Tirpitz y jugar con la esperanza que el grupo Tirpitz no se posicionara correctamente.
En conclusión, en 1942, los convoyes en verano (contando con un solo portaaviones) tenían poca o ninguna posibilidad de éxito, si los buques de superficie alemanes actuaban bien.
Otra cosa era en invierno, como demostró la batalla del Mar de Barents o la de Cabo Norte.