Son estrategias un tanto extrañas, de eso no cabe duda. No conocía ese asedio en concreto, pero si que me ha recordado a Harald Hardrada. En su campaña en Sicilia (1038-1041) con los bizantinos según se dice (no consigo localizar el sitio exacto y a saber lo que tendrá de verdad) prendió fuego a los pájaros que inflamaron las techumbres de trabajo manual y al poco todo el castillo estaba ardiendo.
No se los pormenores del asedio, pero sirviendo a los bizantinos, que algún conocimiento tendrían de las técnicas de asedio, tal vez es que era mejor tener un enfoque menos tradicional.
Tal vez un caso más famoso resulte el de Lytle S. Adams y su bomba de murciélagos.
La idea según recuerdo era que la carcasa se abriera desplegando los compartimentos en cuyo interior los mamíferos voladores portadores de bombas incendiarias expuestos a tan extraña situación se verían impelidos a buscar refugio en los tejados japoneses de madera.
Supongo que deben existir otros casos relacionados con animales voladores y su uso flamígero.