Fumo maría ocasionalmente, tuve una temporada que consumía para mi más de la cuenta y era medio porro diario, como mucho uno para dormir, así que me harté y lo dejé por completo, afortunadamente sin mono.
Ahora no rechazaría unas caladas si se tercia en algún momento divertido, pero nada más.
De drojas más duras paso y me alejo de la gente que las consume, me dan mucha pena y todo eso, pero mi repulsión hacia yonquis y ex yonquis es absoluta, no soporto una persona así a mi lado, he trabajado en baretos y he conocido todo tipo de enganchados, alcohol, coca (estos también los he visto a las 15 h. en la oficina), heroína, drojas de esas de diseño, es un submundo, huyo como si fuera la peste, además es inútil intentar ayudarlos, hasta que no tocan fondo y se ven solos y destruidos no se dan cuenta del problema que tienen.
El alcohol es devastador, eso lo he vivido de cerca con una de mis mejores amigas de la infancia y es terrible, una tía con 40 años temblándole el pulso por las mañanas desde hace ya diez, hecha polvo físicamente y no pone remedio, acabará mal, de hecho ya su progenitora me ha comentado que tiene unos análisis de sangre que dan miedo, el médico ha hablado con ella, etc... pero ni caso. Es una pena, porque la veo de vez en cuando pero no puedo compartir más con ella que unas copas en el bar, nunca se puede hacer otro plan, así que un poco de charla y cuando se empieza a hacer cositas salgo por piernas, porque es muy, muy raro que tenga una noche buena en que le caiga bien el alcohol, la mayoría acaban en tragicomedia y encima está con un tío igual que ella, una odisea los dos.