La religión prohibida

NiÑo12Añ0s

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La materia es mala

Todas las religiones sostienen que “la materia es buena”, “el mundo es bueno”, “ha sido creado por Dios”. Y “Dios es justo, Dios es bueno y ha creado algo bueno para el hombre”. Por eso dice la biblia “Y dijo Dios: ´Haya luz´, y hubo luz. Y vió Dios que la luz era buena”.

La Gnosis Primordial, la que podemos llamar de aquí en adelante Gnosis a secas, con mayúsculas, para diferenciarla de otras falsas gnosis que han ido apareciendo a lo largo de la historia, sostiene lo contrario: la materia es mala e impura, la materia es la prisión del Espíritu. Este mundo material es el infierno. La materia es mala, y si la materia es mala el creador de la materia debe ser, por consiguiente, alguien malo. Para la Gnosis el mundo material, este mundo, ha sido creado no por un dios bueno o justo sino por un satanás creador. La materia es algo satánico, por lo tanto quien la creó debe ser también un ser satánico.


El tiempo es malo

La biblia no lo dice, pero con el Big Bang comenzó el tiempo. En el comienzo mismo de la creación, cuando dios dijo “haya luz”, estas dos palabras no podrían haber sido pronunciadas si no existiera el tiempo. El tiempo fue creado por el dios creador, al crear la luz. La gran explosión y la expansión iniciales no podrían haber existido sin el tiempo. El tiempo y el espacio fueron creados juntos, y son inseparables. El tiempo es el aliento del dios creador. Y toda su creación, la expansión del universo, la evolución de las especies, el desarrollo paulatino de su plan, no podrían ocurrir sin el tiempo. Según los Gnósticos, el tiempo-aliento del dios creador es tan satánico como la materia y tan satánico como él.


El dios creador

Fueron varias las sectas Gnósticas, en los primeros siglos de nuestra era, que equipararon la figura del dios creador no a la de un ser bueno y justo, sino a la de un ser satánico. Lo equipararon a la figura de satán, varias de ellas. En uno de sus cuentos, Gustavo Adolfo Bécquer nos relata cómo el dios creador Brahma va creando los mundos, como burbujas, y cómo va experimentando con ello, porque a veces le salen bien y a veces no. No es un dios extraordinariamente perfecto sino bastante inepto, pareciera. Hay mundos que le salen mal y tiene que destruirlos. Hay mundos que le salen mejor. Va probando, va ensayando. Va creando a través del ensayo y del error. La biblia dice: “Dijo Dios ´haya luz´, y hubo luz. Y vió Dios que la luz era buena”. ¡Cómo! ¿No lo sabía? ¿No sabía que era algo bueno? Por eso los Gnósticos dicen “estamos ante un creador ignorante de los efectos de su creación”.

Igualmente, el dios creador sostiene continuamente que él es el único. No lo dice una vez, lo dice permanentemente, constantemente: “yo soy el único Dios”, “no hay otro Dios más que yo”, “yo, tu Dios, soy el único”, etc. Todos sabemos que cuando alguien repite excesivamente siempre lo mismo es porque no está muy seguro de lo que afirma, por eso necesita reafirmarlo tanto. Los Gnósticos interpretaron esto como que el creador sospecha, pues tampoco está demasiado seguro, que hay otro Dios muy por encima de él. Un Dios infinitamente superior a él, mucho más grande, mucho más importante que él, y eso es lo que trata de ocultar al repetir incesante mente “yo soy el único”, “no hay otro Dios fuera de mí”.

Indudablemente, este dios creador es el creador del mundo, de todos los mundos, de los planetas, del universo, de la materia, del tiempo. Él es el responsable del Big Bang, como lo llama la física actualmente. Todo lo que la física sostiene actualmente, que todo comenzó con una gran explosión, con una gran luz, coincide con la mayoría de los mitos de distintas religiones sobre la creación del mundo. Primero dios creó la luz, luego fue creando distintas cosas hasta llegar a los animales y por último al hombre. Todos estos mitos, que están en la biblia y en otros libros religiosos coinciden, con respecto a la creación del mundo y del hombre, con las conclusiones actuales de físicos y biólogos.

Claro que toda esta creación está llena de errores, no es perfecta. Y si este mundo es imperfecto, si la materia es imperfecta o si todo lo que existe en el universo es imperfecto, es porque el creador de todo eso es un ser imperfecto.

Hoy un Gnóstico diría, por ejemplo, “lo de los dinosaurios fue menso, fue un error, el creador tuvo que anular todo, extinguir todo eso y comenzar de nuevo otro experimento más, hasta llegar a algo que lo satisfaga”. Porque el dios creador tiene planes. Ya veremos más adelante de qué tratan.

La física sostiene también, Einstein por ejemplo, que el universo no es algo infinito sino que es como una especie de burbuja, donde está contenida toda la creación. El universo es finito, afirmó Albert Einstein. Esta creación está limitada, es como una burbuja gigantesca donde está contenido todo lo material creado por el dios creador y no sabemos qué hay fuera de eso. La Gnosis afirma saberlo, ya lo veremos.

A través de los libros sagrados de distintas religiones, según se dice inspirados por el dios creador del universo, se nos relatan hechos, detalles, que lo muestran al dios creador como un ser no muy perfecto y no enteramente bueno. Lo pintan a veces como un dios vengativo, colérico, soberbio, inseguro e indeciso. Un dios que ama los sacrificios en su nombre, los genocidios, y que ordena apiolar a otros pueblos para apoderarse de sus pertenencias, de sus tierras, de su gente, de su ganado. Ordena apiolar no solo a los enemigos, también a las mujeres, a los niños, a los animales. Un dios genocida. Este dios exige sacrificios en su nombre, pues ama el olor de la carne quemada de las víctimas inmoladas sobre el altar. Este es el dios que ha provocado el diluvio. ¡Cuántos miles y miles de hombres murieron ahogados por el diluvio! Así lo relatan la biblia y otros escritos anteriores, como el del diluvio babilónico, por ejemplo. Gusta de los sacrificios humanos y de animales, y de la sangre derramada de sus enemigos. Le gusta que lo admiren, que lo adoren, que lo sirvan, que le teman, que le obedezcan. Le gustan los templos edificados en su honor, los rituales, los preceptos, que cumplan sus ordenanzas, que eleven rezos hacia él. Le gustan el dolor de sus criaturas, las torturas, el sufrimiento. Los Gnósticos antiguos le daban el nombre de Ialdabahot, que significa “hijo del caos”, y a veces el nombre de Sabaot: “dios de los ejércitos”. También se lo ha llamado Kosmocrator o el Gran Arconte, el creador y ordenador de la materia. Pero el nombre con que más comunmente se lo designa en la Gnosis es el de demiurgo, que significa creador en griego.

Este “ser superior” no puede ser un ser bueno, indudablemente, y quienes han sostenido esto a lo largo de la historia, estas ideas que estoy relatando, lógicamente han sido perseguidos o han pagado con su vida la osadía de decir lo que para ellos era la verdad. Un ser superior que ama las guerras, los filicidios, que ordena las mutilaciones genitales de los niños, indudablemente no puede ser un dios bueno. Por eso los Gnósticos lo equipararon a satán. Lo consideraban un satanás creador. Ya sabemos cual fue el destino de los Gnósticos, de sus doctrinas y de sus libros: quemados, perseguidos. Tal es el destino de estos llamados “herejes”, como se los ha designado en el curso de la historia.

Este mundo, creado por el dios creador, le pertenece sólo a él. Todo lo material que hay en este mundo le responde a él, lo adora a él, lo admira a él. Por supuesto que estas doctrinas que estamos relatando están condenadas a ser perseguidas siempre, no van a tener un gran asidero, un gran éxito. Solo una minoría valiente puede estudiar, interpretar o sostener esto. Están en tierra enemiga, indudablemente, quienes sostienen estas ideas Gnósticas antiguas y eternas. Pero la Gnosis está siempre presente en este mundo extraño que no le pertenece. Y este pensamiento Gnóstico, opuesto a todo lo establecido, es lo más perseguido y rechazado universalmente. Hay temas que “no pueden” tocarse, hay cosas que “no se deben” decir, hay libros que “deben” desaparecer, pues vivimos en un mundo en que sólo hay libertad para decir “dos más dos son cuatro”.

Este mundo es un campo enemigo para un Gnóstico. Un Gnóstico podrá aparecer, decir algo y desaparecer rápidamente, pues toda la creación se volverá en su contra automáticamente. ¿Cuántos años pudo predicar Jesucristo, según el mito cristiano? Sólo tres. ¡Pero en esos tres años originó una religión exitosa que ya lleva dos mil años sobre la Tierra!

Decíamos que este mundo es un campo enemigo para un Gnóstico, porque todo este mundo material y todos los seres que lo pueblan están hechos de materia y a la materia son devotos. Pertenecen y defienden a la materia y al creador de la materia, no pueden concebir algo diferente. Todo lo que se oponga al mundo material y a su dios creador es peligroso y debe ser destruido. La Gnosis, por lo tanto, es percibida como algo inconcebible y horroroso que debe ser eliminado.

Los Gnósticos han representado al dios creador con formas horribles. Con formas como las de un pulpo o un reptil, con cabeza de lechón o de jabalí, o de asno. Por eso algunas religiones prohíben comer estos animales. También se lo ha representado parecido al baphomet demiúrgico de los templarios y de ciertas sectas masónicas. Algunos lo han representado como un jabalí gigantesco, semidormido, con el cuerpo lleno de ojos y que exhala un aliento que es el tiempo, pues como dijimos, el tiempo es el aliento de este dios creador.

Este mundo no es bueno, indudablemente. Los animales tienen que desgarrarse entre sí, destrozarse, para poder comer y sobrevivir. Los seres humanos necesitan engañarse unos a otros en todos los órdenes de la vida, para superarse, para competir, para sobrevivir mejor. Los animales herbívoros necesitan destrozar plantas, que son seres vivos también. Todo se autodestruye y destruye a los demás constantemente. Y hay quienes llaman a esto “perfección” o “equilibrio perfecto”. Increíble. Esto es el infierno. No es un sistema perfecto y menos un sistema bueno. Es un sistema en el que cada uno debe destruir a otro para poder sobrevivir. Este es el sistema creado, este es el mundo creado por un “ser superior”: el dios creador o demiurgo.


El Dios Incognoscible

Para los Gnósticos, por encima del dios creador del mundo y del hombre hay otro Dios. El dios creador no es el único dios. Hay por sobre él otro Dios, infinitamente superior y perfecto. Este Dios, incognoscible para el hombre, está fuera de toda esta creación infernal e impura. Ningún hombre puede conocer a este Dios a través de su cuerpo y de su alma, imperfectos y creados. Sólo el hombre que se ha liberado totalmente de eso puede tener una pequeña idea, un atisbo de intuición de lo que es ese Dios que está por fuera de este universo finito y limitado. Los antiguos griegos lo llamaban Theos Agnostos, el Dios Desconocido. Este Dios, es para los Gnósticos un Dios no solo desconocido sino imposible de conocer, es incognoscible, por lo menos con nuestra forma ordinaria de ser en este mundo. Con un cuerpo y un alma no podemos tener la más pequeña idea de lo que es este Dios que está afuera de todo este sistema y que es infinitamente superior al dios creador. Un Dios imposible de conocer desde este cuerpo y alma, desde este universo creado de materia y tiempo. Este Dios no pertenece a un plano material sino a uno antimaterial. Es un Dios antimateria, aborrecedor del infierno de la materia creada, al que desde nuestro estado actual no podemos conocer, ni siquiera imaginar. Es un misterio para nosotros. Este Dios Incognoscible es como un fuego inconcebible e inefable. El es el Dios Verdadero. Pero este Dios Verdadero, normalmente inalcanzable, no puede manifestarse ni actuar en este universo impuro e imperfecto, en estas dimensiones infernales de la materia y el tiempo creados. Sólo en casos excepcionales el Dios Incognoscible puede penetrar en estas dimensiones, a través de algún Enviado suyo, a fin de producir algún cambio, generalmente pequeño, con gran sacrificio. Esto sucede sólo en muy raras ocasiones, cuando están dadas las condiciones aquí, en este infierno material.


Cuerpo, alma y Espíritu

La Gnosis sostiene que el hombre está formado por tres sustancias, por tres elementos: el cuerpo, el alma y el Espíritu. Vimos que el cuerpo y el alma han sido creados por el dios creador. Creó el cuerpo de barro y lo dotó de un alma mediante un soplo sobre la nariz del hombre. Tanto el cuerpo como el alma han sido creados por el demiurgo o dios creador.

Pero hay otro elemento en el hombre que es increado, que no ha sido creado por el dios creador. Un elemento que proviene de otro mundo, de otro reino, del reino incognoscible de la antimateria que en nuestro estado habitual no podemos siquiera imaginar. Esa chispa antimaterial sin la cual ningún ser humano hubiera evolucionado hasta llegar a ser lo que es ahora, es el Espíritu. Sin Él, ningún ser humano se hubiera diferenciado jamás del animal común. Esa chispa especial, increada, divina, proveniente del reino incognoscible, es denominada Espíritu por los gnósticos.

Según la Gnosis, este Espíritu, que no pertenece a este mundo, ha sido atraído y encadenado a la materia infernal, para utilizarlo, para usarlo como un agente impulsor de la evolución material. Se ha atrapado en cada hombre una chispa increada, para poner en marcha todo este proceso evolucionario que está dentro de los planes del dios creador. Se utilizan Espíritus divinos para impulsar la evolución en este plano de materia impura.

El Espíritu, totalmente antimaterial, está atrapado, encadenado, aprisionado en este infierno, y sufriendo un tormento que para nosotros es imposible de imaginar. Es esta una de las torturas más crueles que pueden existir, se halla amarrado a este mundo infernal de la materia, a ese engendro creado al que llamamos cuerpo-alma del hombre, el cual tiene su razón de ser dentro del Gran Plan del dios creador. El Espíritu se halla encadenado contra su voluntad y es utilizado en cada ser humano para impulsar su evolución, para el cumplimiento de los planes del dios creador. Es un terrible tormento para el Espíritu: aprisionado en contra de su voluntad, en un mundo que le es extraño e impuro, siendo usado como objeto descartable para el cumplimiento de una planificación demencial. Luego veremos esto con más detalle.

En otras palabras, el Espíritu, la chispa antimateria increada, proveniente del reino incognoscible, está encerrado dentro de una burbuja, podemos decir así, de materia creada y está allí encadenado, crucificado en la materia.

Sostienen los Gnósticos que si no hubiera sido por la utilización del Espíritu, el hombre nunca hubiera dejado de ser un homínido. Nunca hubiera evolucionado como lo ha hecho. Vemos con que rapidez en pocos miles de años evolucionó en forma tan acelerada, tan diferente a los millones de años que vivió siendo poco más que un mono.

Tal es el poder que provee el Espíritu a este engendro creado, llamado cuerpoalma. Este Espíritu está atado al alma, si el hombre muriera se retiraría el alma y se llevaría consigo el Espíritu atado a ella. No está atado al cuerpo, está comunicado al cuerpo a través del alma, su encadenamiento es con el alma. El alma es el soplo del dios creador sobre el hombre, que lo convierte en “alma viviente”. El alma es lo anímico en el ser humano, no es algo inmensamente superior o infinito como es el Espíritu increado.

Sobre estos temas hay mucha confusión, por eso a través de esta descripción de las ideas Gnósticas estamos mostrando una postura diferente a las habituales, para que cada uno tenga al menos la opción de poder elegir algo que sea realmente distinto al resto.

El Espíritu está en este mundo pero no pertenece a este mundo. No pertenece a este mundo ilusorio de materia y tiempo.

Podemos deducir que si esta chispa de fuego antimateria, el Espíritu, pudiera liberarse de su prisión, su comportamiento en este mundo sería de una inmensa agresividad. Primero, porque es antimateria, aborrece la materia. Segundo, porque ha sido atrapado arteramente y encadenado contra su voluntad durante miles de años. Lógicamente que, en un nivel abstracto de razonamiento, si ese Espíritu pudiera liberarse, lo primero que haría sería destruir. Destruir todo lo que lo rodea en este mundo impuro, el mundo creado, el universo material del dios creador. No es un ser malo, sería un comportamiento normal en alguien que ha sido confinado en una prisión, injustamente y contra su voluntad. Con engaños y contra su voluntad, dicen los Gnósticos. Aprisionado en un mundo que no le pertenece, en un mundo satánico de materia y tiempo.

Un dato interesante es que, en los comienzos del cristianismo, se sostenía la existencia de estas tres entidades en el hombre: cuerpo, alma y Espíritu. San Pablo, por ejemplo, aceptaba eso. San Agustín también. Luego fue perdiéndose a través de los concilios y decisiones papales de la iglesia de Roma. Quedó como hoy lo conocemos: cuerpo y alma. Ahora parecería que el alma es lo divino en el hombre y no hay nada más. ¿Qué pasó con el Espíritu? Ha desaparecido. Llama la atención que haya ocurrido así. Luego volveremos sobre esto
 
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Nada creado por el Dios creador es espiritual, lo unico espiritual es el espiritu increado
 
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