No Hate of course....
Lo que está pasando de verdad con el 'hate' en el Benidorm Fest y una horrible jugarreta
Agoney y las Twin Melody se quejaron de un 'hater' y en paralelo alguien maniobró para despedir a un periodista.
El cantante canario Agoney.EFE
Cualquiera que esté siguiendo el Benidorm Fest sabe que hay dos festivales: el de música y el del salseo. Este año el segundo está protagonizado por el hate que es repruebo en inglés, para el que no quiera buscarlo en Google.
Siempre que hay una figura pública hay un hater. Son como los champiñones en los gimnasios: crecen porque hay humedad y calor y sólo sirven para molestar. A los haters no hay que confundirlos con los críticos.
Yo he sido muchas veces crítico de tele, de realities y de muchas cosas más y he empleado la sorna, la ironía y el sarcasmo, pero nunca fui hater (o lo intenté). Porque un crítico habla del personaje, del artista o de su obra, pero nunca de la persona.
Es lo que Agoney y las Twin Melody reclamaban este miércoles. "Yo no me tengo que preparar para nada. A los que hay que educar son a ellos", decía Agoney después de buscar entre el público a su mayor hater.
"A nosotras también nos han echado muchísimo hate. Por la salud mental de los próximos concursantes, nos gustaría que se le diera espacio a personas que apoyan y no que destruyen a la gente. También lo hemos pasado un poco mal", explicaban las hermanas.
Cuando un crítico cierra el ordenador, termina su relación con el objeto de la crítica. Un hater no. Un hater lo lleva todo al terreno personal, no quiere valorar, quiere herir. Y eso ha ocurrido en los días previos al Benidorm Fest, pero además, ocurrió una jugarreta horrible.
Hay un... no sé, una persona que sube vídeos a internet, al que no citaré por no darle más protagonismo, que cuando se conocieron los candidatos se dedicó a rajar bien a gusto de ellos, con descalificativos, desprecios y demás lindezas. A dos de los que más dio fueron a Agoney y a las Twin Melody.
Y debió esperarse que no le respondieran, pero sí, no se amilanaron y le han dado lo suyo y lo de su prima de Albacete. La cosa es que no se quedó ahí. Lo peor fue que este subidor de vídeos se enzarzó por Twitter con un periodista especializado en Televisión que le reprochó su comportamiento. Y estuvieron varios días con tiras y aflojas e intercambios agrios de pareceres no menos agrios.
A este periodista es al que le hicieron la jugarreta, no se sabe quién. Alguien se ganó hace tiempo su confianza en redes sociales, hasta el punto de entrar en sus círculos verdes de Twitter.
Y hace unos días, en medio de toda la polémica, a varios directivos del periódico donde este periodista trabajaba les llegaron correos electrónicos (desde una dirección de email anónima) con capturas de pantalla de tuits privados y críticos, a veces con el propio medio del periodista.
Como en este mundo pocos hay que alguna vez no hayan perjurado contra su trabajo, la mayoría de los directivos de ese medio hicieron la vista subida de peso y apoyaron al periodista, que es un gran profesional. Pero hubo una directiva, que no citaré, pero que sigue al hater en Twitter, que al parecer se empeñó en que despidieran al periodista. Y le despidieron.
Y ahí es cuando volvemos al hate y los haters. Un crítico está expuesto y así debe ser, a que le rebatan. Y te puede jorobar en el orgullo más o menos, pero si escribes sobre gente que se expone, tienes que estar dispuesto a exponerte.
Es cuando juegas con el pan de otra persona, cuando buscas dañar a quien disiente, cuando no eres un crítico, ni ejerces tu libertad de expresión. Simplemente odias. Y el repruebo no debería estar en el Benidorm Fest
Lo que está pasando de verdad con el 'hate' en Benidorm Fest: una horrible jugarreta | Opinión de Isra Álvarez
Cualquiera que esté siguiendo el Benidorm Fest sabe que hay dos festivales: el de música y el del salseo. Este año el segundo está protagonizado por el...
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Lo que está pasando de verdad con el 'hate' en el Benidorm Fest y una horrible jugarreta
Agoney y las Twin Melody se quejaron de un 'hater' y en paralelo alguien maniobró para despedir a un periodista.
Cualquiera que esté siguiendo el Benidorm Fest sabe que hay dos festivales: el de música y el del salseo. Este año el segundo está protagonizado por el hate que es repruebo en inglés, para el que no quiera buscarlo en Google.
Siempre que hay una figura pública hay un hater. Son como los champiñones en los gimnasios: crecen porque hay humedad y calor y sólo sirven para molestar. A los haters no hay que confundirlos con los críticos.
Yo he sido muchas veces crítico de tele, de realities y de muchas cosas más y he empleado la sorna, la ironía y el sarcasmo, pero nunca fui hater (o lo intenté). Porque un crítico habla del personaje, del artista o de su obra, pero nunca de la persona.
Es lo que Agoney y las Twin Melody reclamaban este miércoles. "Yo no me tengo que preparar para nada. A los que hay que educar son a ellos", decía Agoney después de buscar entre el público a su mayor hater.
"A nosotras también nos han echado muchísimo hate. Por la salud mental de los próximos concursantes, nos gustaría que se le diera espacio a personas que apoyan y no que destruyen a la gente. También lo hemos pasado un poco mal", explicaban las hermanas.
Cuando un crítico cierra el ordenador, termina su relación con el objeto de la crítica. Un hater no. Un hater lo lleva todo al terreno personal, no quiere valorar, quiere herir. Y eso ha ocurrido en los días previos al Benidorm Fest, pero además, ocurrió una jugarreta horrible.
Hay un... no sé, una persona que sube vídeos a internet, al que no citaré por no darle más protagonismo, que cuando se conocieron los candidatos se dedicó a rajar bien a gusto de ellos, con descalificativos, desprecios y demás lindezas. A dos de los que más dio fueron a Agoney y a las Twin Melody.
Y debió esperarse que no le respondieran, pero sí, no se amilanaron y le han dado lo suyo y lo de su prima de Albacete. La cosa es que no se quedó ahí. Lo peor fue que este subidor de vídeos se enzarzó por Twitter con un periodista especializado en Televisión que le reprochó su comportamiento. Y estuvieron varios días con tiras y aflojas e intercambios agrios de pareceres no menos agrios.
A este periodista es al que le hicieron la jugarreta, no se sabe quién. Alguien se ganó hace tiempo su confianza en redes sociales, hasta el punto de entrar en sus círculos verdes de Twitter.
Y hace unos días, en medio de toda la polémica, a varios directivos del periódico donde este periodista trabajaba les llegaron correos electrónicos (desde una dirección de email anónima) con capturas de pantalla de tuits privados y críticos, a veces con el propio medio del periodista.
Como en este mundo pocos hay que alguna vez no hayan perjurado contra su trabajo, la mayoría de los directivos de ese medio hicieron la vista subida de peso y apoyaron al periodista, que es un gran profesional. Pero hubo una directiva, que no citaré, pero que sigue al hater en Twitter, que al parecer se empeñó en que despidieran al periodista. Y le despidieron.
Y ahí es cuando volvemos al hate y los haters. Un crítico está expuesto y así debe ser, a que le rebatan. Y te puede jorobar en el orgullo más o menos, pero si escribes sobre gente que se expone, tienes que estar dispuesto a exponerte.
Es cuando juegas con el pan de otra persona, cuando buscas dañar a quien disiente, cuando no eres un crítico, ni ejerces tu libertad de expresión. Simplemente odias. Y el repruebo no debería estar en el Benidorm Fest