He trabajado en dos empresas italianas y creo que he estado en Italia unas 25 o 30 veces, en diferentes zonas, sobre todo al norte de Roma, menos por Nápoles, que solo he estado tres o cuatro veces.
Como he ido por cosas del trabajo, cursos, ferias, etc, he ido a veces a comer a la cantina de la fábrica, incluso a casa de algún compañero y a restaurantes normales y de los caros. Hay dos cosas que me llaman poderosamente la atención:
La primera es que jamás, ni en cenas de postín he tomado un vino que estuviera por encima del Don Simón en calidad. Es siempre una miércoles sin paliativos. No es que yo sea un exquisito, pero llamar vino a eso debería ser un delito.
La segunda es que si vas a un sitio cutre al lado del hotel por no coger el coche, la calidad es, digamos, 6/10 y te cuesta pongamos 20 euros por persona. Cuando vas a un sitio bueno, el precio es 70-80 euros por persona o más, y la calidad, raras veces llega al 7/10. A lo que voy es a que en España, normalmente, pagar un precio se refleja en la calidad de lo que comes, y en Italia yo no veo que sea así.