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Oh hermanos de la loncha fina.
Os traigo una buena nueva.
He visto la luz con este hilo.
Ya no tengo cuitas.
He sido recientemente despedido, pero yo ¡oh hermanos! ya era de la Eclesia de la fina Loncha. Mis ahorros y mi alquiler me permiten mantenerme.
Sólo busco paz para estudiar minuciosamiente la doctrina de la Loncha Fina, y fuerza para honrar sus principios.
Y en verdad os digo, ¡oh hermanos! que VA A CONSUMIR SU querida progenitora.
Y en verdad os digo también que una revelación también me ha indicado qu el Gran Satán, la bestia de color, tiene un nombre: capitalismo se llama.
Y se me ha revelado que debo destruir la bestia, pues el lonchafinismo me lo exige.
Un buen gasto será comprar gasolina, si es para que arda La Casta.
Un buen gasto será comprar cuchillas, si son para guillotinar a La Casta.
Un buen gasto será invertir en cuerdas, si son para ahorcar a La Casta.
Así me ha sido revelado, y así os lo cuento, con estas palabras.
Alabado sea tu latún oh señor de la fina loncha.
Propagad La Palabra con goce y alegría. Así sea
El lonchafinismo es una religion lamentable.
En vez de luchar por destruir al regimen opresor y mejorar nuestras vidas y salarios, lo que se promulga aqui es vivir como ratas, comer a oscuras, soltar con papel de periodico...
Vivir como perversoss ratas guerracivilistas en vez de luchar por conseguir algo mejor, vaya.
No conteis conmigo.
A mi me gusta comer bien.
Esta religión de la que soy un extremista radical de hace muchos años esta pidiendo una santa inquisición que persiga y ajusticie a la castuza y que extienda el evangelio a todo pecador consumista...
VA A CONSUMIR SU querida progenitora.
AMEN.
El lonchafinismo es una religion lamentable.
En vez de luchar por destruir al regimen opresor y mejorar nuestras vidas y salarios, lo que se promulga aqui es vivir como ratas, comer a oscuras, soltar con papel de periodico...
Vivir como perversoss ratas guerracivilistas en vez de luchar por conseguir algo mejor, vaya.
No conteis conmigo.
A mi me gusta comer bien.
Yo preferiría rebanar pescuezos de políticos y banqueros, porque con el lonchafinismo extremo los únicos que salimos perdiendo somos nosotros: duchas de agua fría, menús espartanos de pasta-legumbres-arroz, viajes en latas de sardinas autobus, metro etc, mientras la casta viven en sus torres de marfil, con chóferes, coches oficiales, dietas, comilonas, viajecitos, guardaespaldas, etc...
El Lonchafinismo no está reñido con cenar en Nochebuena, siempre que sea sin hacer dispendios. Una lombarda comprada en el mercado tradicional, dos pollos asados en el horno de casa y comprados también en el mercado, alimentan a ocho personas y cuestan cuatro duros. Y luego un par de botellas de sidra a 1,20 EUR la unidad, y aquí paz y después Gloria.
El Lonchafinismo no trata de la ausencia de loncha, sino de la finura de la misma.
¿Qué comió José y qué comió María en el pesebre? Higos secos, vino, queso, pan duro, algunos frutos secos (nueces, avellanas...), y un trago de leche de cabra directa desde la ubre caliente. Pues eso.