Esto creo que merece un breve comentario.
A menudo observo que en la religión atea hay cierto grado de ENVIDIA, cierto RECHINAR DE DIENTES porque, en su ignorancia, son capaces de captar todo el gozo, orgullo, esperanza y consuelo que obtenemos de nuestra fe.
Los católicos, los buenos al menos, somos gente, en general, bastante feliz y bastante incombustible.
En el fondo puede decirse que nos importa un carajo lo que nos pase, porque sabemos que estamos en manos de Dios, y confiamos en Dios. Ante las desgracias, no nos venimos abajo, en las alegrías, las compartimos.
Fiat voluntas tua
("Hágase tu voluntad, no la mía")
Siempre he pensado que esta es la parte más importante del Pater Noster.
Lo he podido observar a menudo tras las Santas Misas. Yo soy charlador, la verdad. Tras la misa suele producirse como una congregación de los fieles a la salida de la Iglesia, charlamos, nos preguntamos qué tal estamos, nos contamos nuestras historias e incluso a veces debatimos sobre detalles aquí o allá. Es como una pequeña manifestación en medio de la calle.
A veces observo como observan los ateos que pasan, que se preguntan si ocurre algo especial, si hay, no sé, alguna celebración o algo... La realidad es que no, la misa ordinaria.
Hay como un pacto silencioso entre católicos: amarnos, respetarnos, evitar las disputas entre nosotros.
Creedme, a menudo disiento de lo que dicen algunos de ellos... pero no por ello me pongo a pelear con ellos, y menos después de la Eucaristía. Lo dejo estar y ya.
Tenemos el misterio, la fuerza del Rosario, la música, las Basílicas, el Arte...
¿Qué tienen los ateos? No tienen nada, no tienen congregación, ni hermandad, ni consuelo, ni redención, ni propósito...
Creo que entre los ateos hay algunos pocos que son menos orates que el resto de los ateos y se dan cuenta de todo esto y, en secreto, lo envidian. El dios ateo no ama, sus hermanos ateos no aman. Sólo tienen su propio ego.