Interesante la respuesta que me da chatGTP cuando le planteo la siguiente situación:
Yo por ejemplo, divido un folio en ocho trozos de papel. Y mira por donde convenzo a unas cuantas personas que cada trozo de papel vale 10 euros, de manera que me lo compran. ¿Eso quiere decir que acabo de crear una divisa, cuyo valor nace de la creencia de que cada uno de esos trozos vale 10 euros?
Respuesta de chatGTP:
En cierta medida, tu ejemplo captura el concepto fundamental detrás del valor de las criptomonedas y de muchas formas de dinero en general: la confianza y la aceptación generalizada. Si puedes convencer a otras personas de que esos trozos de papel que has dividido valen 10 euros cada uno, y si logras que otras personas acepten y utilicen esos trozos de papel como medio de intercambio, entonces has creado una forma de divisa o dinero.
La creación de dinero está intrínsecamente vinculada a la confianza y al consenso social. Las monedas fiduciarias emitidas por gobiernos también son ejemplos de esto: su valor se basa en la confianza de la población en la entidad emisora y en la aceptación generalizada de esa moneda en tras*acciones comerciales.
En el caso de las criptomonedas, como Bitcoin, la confianza se construye en torno a la seguridad criptográfica de la red, la descentralización, la escasez programada y otros factores. Los participantes en el mercado atribuyen valor a estas criptomonedas, las utilizan para tras*acciones y las consideran como una forma de inversión basada en la confianza en su tecnología subyacente y en su utilidad percibida.
En resumen, la creación de valor para una divisa, ya sea papel moneda dividido por ti o una criptomoneda, implica la capacidad de generar confianza y aceptación en una comunidad o mercado específico. La confianza y la percepción de utilidad son factores cruciales en la construcción del valor de cualquier forma de dinero.
O sea, que las divisas y criptomonedas valen lo que la gente dice que valen, al margen de su valor intrínseco. No porque tengan un valor derivado de su necesidad o utilidad (una casa, un coche, un kilo de peras), sino porque alguien nos convenció de que tienen un valor derivado de que otros desean su adquisición.
Yo por ejemplo, divido un folio en ocho trozos de papel. Y mira por donde convenzo a unas cuantas personas que cada trozo de papel vale 10 euros, de manera que me lo compran. ¿Eso quiere decir que acabo de crear una divisa, cuyo valor nace de la creencia de que cada uno de esos trozos vale 10 euros?
Respuesta de chatGTP:
En cierta medida, tu ejemplo captura el concepto fundamental detrás del valor de las criptomonedas y de muchas formas de dinero en general: la confianza y la aceptación generalizada. Si puedes convencer a otras personas de que esos trozos de papel que has dividido valen 10 euros cada uno, y si logras que otras personas acepten y utilicen esos trozos de papel como medio de intercambio, entonces has creado una forma de divisa o dinero.
La creación de dinero está intrínsecamente vinculada a la confianza y al consenso social. Las monedas fiduciarias emitidas por gobiernos también son ejemplos de esto: su valor se basa en la confianza de la población en la entidad emisora y en la aceptación generalizada de esa moneda en tras*acciones comerciales.
En el caso de las criptomonedas, como Bitcoin, la confianza se construye en torno a la seguridad criptográfica de la red, la descentralización, la escasez programada y otros factores. Los participantes en el mercado atribuyen valor a estas criptomonedas, las utilizan para tras*acciones y las consideran como una forma de inversión basada en la confianza en su tecnología subyacente y en su utilidad percibida.
En resumen, la creación de valor para una divisa, ya sea papel moneda dividido por ti o una criptomoneda, implica la capacidad de generar confianza y aceptación en una comunidad o mercado específico. La confianza y la percepción de utilidad son factores cruciales en la construcción del valor de cualquier forma de dinero.
O sea, que las divisas y criptomonedas valen lo que la gente dice que valen, al margen de su valor intrínseco. No porque tengan un valor derivado de su necesidad o utilidad (una casa, un coche, un kilo de peras), sino porque alguien nos convenció de que tienen un valor derivado de que otros desean su adquisición.