Oh, no, ya le habéis invocado... Y hoy siendo fiesta tiene toda la tarde para buscar en internet y endiñarnos un post de 5000 palabras mínimo... Impaciente estoy...
Pero si en el fondo te gustan mis tochos, pato. Lo estás deseando.
Pues hoy hemos salido a comer con los amigos. Tengo una vida fuera del foro. No es gran cosa, pero de vez en cuando salgo. Y aún cuando paso demasiadas horas con el ordenador, muchas veces hago otras cosas antes de escribir en el foro.
Y no, yo no busco en internet, ya he leído muchos libros para tener una opinión formada, aparte de debates en foros. Lo que pasa es que últimamente leo poco, y tengo pendiente volver a leer el ladrillo
Los generales de Stalin, de Seweryn Bialer. Colección Memorias de Guerra, de Altaya. Son casi 700 páginas. Empecé a leerlo, pero me quedé parado tras cien páginas. Sólo la introducción son sesenta. Y me he vuelto a quedar atascado tras acabarla. Y no es que el libro sea un ******, es muy interesante. Pero últimamente no tengo tiempo ni ganas de leer. De todas formas de lo poco que he leído, creo que explica bien las razones de la debacle de 1941.
La respuesta a la pregunta del hilo es compleja, pero voy a resumir:
Stalin estaba como una fruta cabra. Al menos esa es la explicación convencional, que era un paranoico que no se fiaba de nadie, y pensaba que Churchill le estaba provocándole con informaciones falsas para que le declarara la guerra a Hitler. Y por eso desechaba todos los informes de sus espías.
Aunque correcta, esta explicación no es completa. Básicamente Stalin cometió un error de cálculo. No esperaba que Hitler acabara tan rápido con Francia, creía que tendría tiempo suficiente para el rearme de la URSS con armas y material modernos. La campaña del Oeste dio al traste con esas previsiones. En segundo lugar, la guerra contra Finlandia demostró el error garrafal que había cometido con las purgas, al dejar descabezado al ejército rojo.
Básicamente Stalin se encontró con que la Unión Soviética no estaba preparada para la guerra, y la culpa era sólo suya. Cuando uno se encuentra con una realidad desagradable y que no hay forma de cambiar, una reacción muy humana es la de la negación y la evitación. Stalin trató desesperadamente de aplazar la guerra haciendo concesiones a Hitler, y a su vez trataba de autoconvencerse de que Hitler no le iba a atacar porque eso sería un suicidio. El cálculo de Stalin era realista pero no consideró todos los factores de la ecuación. Ignoró selectivamente la posibilidad de que Hitler y los generales alemanes sobreestimaran sus fuerzas y consideraran que podían vencer a Rusia, sobre todo por el mal desempeño del Ejército Rojo en la guerra contra Finlandia, pero reconocer eso sería admitir los propios errores, y nada cuesta más que la autocrítica, sobre todo para un tirano acostumbrado a que nadie le critique ni le lleve la contraria y además intoxicado por la adulación del culto a la personalidad, que le hizo creerse infalible. Tampoco consideró que si bien a corto plazo a Hitler no le convenía una guerra con Rusia porque la alianza era ventajosa para Alemania, no cayó en la cuenta de que la dependencia cada vez mayor de Alemania del petróleo, los cereales y las materias primas rusas, haría que a largo plazo la situación de Alemania fuera insostenible. Es decir, una vez agotadas las reservas de materias primas de preguerra, y el botín logrado con la conquista de Europa Occidental, la dependencia de Alemania de los suministros rusosharía imposible un ataque alemán contra la Unión Soviética, y a su vez haría a Alemania cada vez más vulnerable a un ataque ruso, mientras se desgastaba en la lucha contra Britania. Éste era el astuto plan de Stalin. Lo que a Stalin no se le ocurrió, o prefirió no pensar, es que los alemanes fueran capaces de darse cuenta y llegar a la misma conclusión, dejándoles la única opción lógica, un ataque preventivo contra la Unión Soviética mientras todavía tenían margen de superioridad, que disminuía con cada mes que pasaba.
Eso es todo, que me voy a la cama. 700 palabras.