No se "la colaron" exactamente: el director (Nieves Conde) era falangista, y la censura cinematográfica dependía de Falange, y SURCOS venía a decir que mejor se estaba en el pueblo comiendo garbanzos y labrando la tierra que no yendo a la ciudad, que es un pozo de vicios y una sentina de iniquidades, lo cual era una parte fundamental del ideario falangista: la alabanza de lo rural como fuente de tradición y espiritualidad frente a la urbe burguesa y plutocrática.
Claro que precisamente al Gobierno no le hizo ni fruta gracia que en la luminosa España de Franco alguien dijese que en la ciudad sólo había ladrones y proxenetas, y que en el campo se vivía al borde de la inanición (y encima quitándole el marchamo de "interés nacional" a ALBA DE AMÉRICA, epopeya sobre Colón con guión de Carrrero Blanco), así que tuvo que dimitir el Director General de Cinematografía, José María García Escudero (padre, por cierto, de Pío García Escudero, portavoz del PP en el Senado).