Os cuento mi experiencia con las muelas del juicio:
Siempre he tenido una dentadura buena, según mis dentistas. Hace unos años comenzó a salirme una llaga con sangre por la encía, en la zona de la muela del juicio, en la mandíbula inferior. En aquella época tenía las 4 muelas ocultas.
Después de pocos días con ligero sangrado, y como aquello no cesa, decido ir al dentista. Me hacen una ortopantomografía, y descubren que, debajo de la muela del juicio, tengo un bujero del tamaño del cráter de Cumbre Vieja: quiste dentígero se llama.
Resulta que si me hubiera dado un golpe lo suficientemente fuerte en la mandíbula, me la habría roto, ya que el quiste se había comido el hueso, y la mandíbula estaba sostenida por un hilillo, como de plastilina. El caso es que, según me dicen, el origen de este quiste ha sido la muela del juicio incluida (cordal). No solamente está afectada la mandíbula, sino también el nervio.
Pido cita con el cirujano maxilofacial, y confirma el diagnóstico. Me operan del quiste y, de paso, me extraen el resto de cordales. La recuperación fue bastante lenta, tuve algunas infecciones que hicieron necesario el uso de antibióticos, pero al cabo de un año el hueco del quiste se había rellenado nuevamente con el hueso, y sin ninguna secuela, por suerte, porque al tocar el nervio dentario inferior, según me informé, me podía haber quedado un dolor de por vida.
No sé si la mayoría de extracciones serán necesarias o no. No tengo conocimientos de odontología. Solo sé que si hubiera nacido hace 200 años, estoy seguro que las habría pasado muy pilinguis, probablemente me hubiera muerto, bien por el quiste o a consecuencia de la infección, por algo que hoy en día es una operación bastante sencilla. Solo agradezco haber nacido en una época en la que existen antibióticos, radiografías, cirujanos maxilofaciales y anestesia.