Hilo de seguimiento: Los fenicios en Iberia. Tarteso.

Varios videos del Canal Extremadura que recorren la última campaña de excavaciones:

Al inicio:
Se reanudan las excavaciones en el yacimiento tartésico de Guareña | Canal Extremadura


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Entremedias:
Hallan restos humanos en el yacimiento de El Turuñuelo | Canal Extremadura
(en el primer segmento, las entrevistas son recientes, pero no las imágenes. El segundo segmento, las imágenes sí son recientes.)

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Al final:
Nuevos hallazgos en el yacimiento del Turuñuelo | Canal Extremadura
(el presentador y la música están un poco pasados de revoluciones)
 
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Parece que por fin han conseguido dinero para proteger el yacimiento de las inclemencias del tiempo:
Decreto por el que regula concesión de una subvención al Instituto Arqueología de Mérida

El Consejo de Gobierno de la Junta ha aprobado este martes un decreto por el que se regula la concesión directa de una subvención a la Agencia Estatal "Consejo Superior de Investigaciones Científicas" (CSIC), por importe de 120.300 euros, para la construcción de una cubierta en el yacimiento arqueológico de Casas del Turuñuelo, en el término municipal de Guareña.

es necesaria la construcción de una cubierta de 800 metros cuadrados realizada con materiales versátiles, resistentes y duraderos, y ampliable, que permita la visibilidad de los restos arqueológicos y preserve la zona excavada de las inclemencias del tiempo, tal y como informa la Junta en una nota de prensa.

También en

Se aprueba la construcción de una cubierta en el yacimiento arqueológico Casas del Turuñuelo . hoy.es
 
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Creo que el último libro publicado sobre Tarteso, incluyendo su desarrollo en Extremadura, es Territorios comparados: los valles del Guadalquivir, el Guadiana y el Tajo en la época tartésica, publicado por CSIC el año pasado, pero las ponencias que recoge están fechadas en 2015.

Sebastián Celestino Pérez, el codirector de las excavaciones de Casas del Turuñuelo y antes de Cancho Roano, publicó en 2016 un libro general sobre Tarteso: Tarteso: Territorio y cultura.
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De todos modos, yo creo que si quieres leer específicamente sobre los últimos descubrimientos tartésicos en Extremadura tienes que ir leyendo los artículos científicos concretos que van saliendo, como por ejemplo el siguiente:
Tarteso en Extremadura (Revista de Estudios Extremeños, 2017, Tomo LXXIII, Número I, pp. 13-56)
 
Manuel Pimentel escribe sobre su visita (grabada para un próximo programa de "Arqueomanía") a la antropóloga Victoria Peña Romo, que está estudiando en Madrid los restos humanos hallados en la última campaña de excavación:

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… se encontraban extendidos sobre un montón de tierra, y aplastado por las vigas quemadas del techo que se le desplomó encima.

Estos restos son muy escasos, ya que en la cultura tartésica se incineraba a los difuntos y se enterraban sus cenizas. Por eso, apenas si se han encontrado huesos humanos y, por eso, casi nada sabemos de sus cuerpos, sus tallas, su alimentación y su genética.

Los restos del Turuñuelo – sin estudios definitivos todavía – apuntan a un varón robusto de unos 1,67 metros de altura que tendría entre 20 y 30 años en el momento de encontrar la fin.

...diversas analíticas nos permitirán conocer si su dieta era rica en carne – propia de clases altas y de guerreros -, así como su tierra de origen, ya que siguiendo los rastros del estroncio podemos averiguar si su infancia tras*currió en una zona cercana al yacimiento o si, por el contrario, se crio en tierras lejanas.

También podremos conocer algunas de las enfermedades que sufrió durante su existencia.

Otro análisis fundamental será el de ADN, que nos permitirá conocer su filiación y su origen. Es bien conocido el debate sobre la naturaleza de la población tartésica. Para unos, el componente fenicio-púnico es superior al autóctono, mientras que para otros es a la inversa. Esperemos que el análisis de los huesos nos aclare algo al respecto, sin bien es cierto que el estudio de un único individuo carece de certeza estadística.


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El edificio incendiado donde los Tartesios sacrificaron 52 caballos, premio Nacional de Arqueología

El galardón de la Fundación Palarq reconoce la investigación que se lleva a cabo en el asombroso yacimiento de Casas del Turuñuelo (Badajoz)

Los restos de un sacrificio ritual masivo, con 52 caballos hallados en posición anatómica, son, de momento, la guinda, pero antes de eso los investigadores ya se habían quedado boquiabiertos con la extrañísima bañera-sarcófago que apareció en la primera excavación y la escalinata monumental de tres metros de altura que emergió durante la segunda. Una estructura que, dicho sea de paso, nadie imaginó que pudiesen idear (no digamos ya construir).

Será que el mito, poco a poco, se va tornando realidad. «Ahora tenemos unas ventanas tapadas y no sabemos lo que nos podemos encontrar detrás», subraya el doctor Sebastián Celestino Pérez, arqueólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y responsable de «Construyendo Tarteso», proyecto que rastrea el valle medio del Guadiana en busca de aquella gran civilización que floreció en la Península Ibérica entre los siglos VIII y IV a.C.


«Es la primera vez que Tarteso pasa del mito a la realidad arqueológica», añade Celestino, cara visible de un proyecto que fue ayer distinguido con el primer premio Nacional de Arqueología y Paleontología, un galardón impulsado por la Fundación Palarq y dotado con 80.000 euros que quiere reconocer e impulsar el trabajo de Pérez y su equipo en el yacimiento de Casas del Turuñuelo, en Badajoz.



Yacimiento «espectacular»


«Es un yacimiento espectacular por varias razones: una de ellas es el primer sacrificio ritual documentado del Mediterráneo; la otra, esas estructuras de tierra batida en dos niveles», destacó en el momento de anunciar el galardón Luis Monreal, director general de la Fundación Aga Khan y portavoz de un jurado formado por el paleontólogo Yves Coppens; el vicepresidente del Royal Archaeological Institute, Andrew Selkirk; el director del MNAC, Pepe Serra; el catedrático de arqueología Josep Guitart y el periodista Jacinto Antón. «El yacimiento aporta una visión muy relevante para la sociedad y pone de forma muy concreta a una sociedad mítica encima del mapa», añadió Monreal.

En concreto, puntualiza Pérez, el galardón implica dejar de lado definitivamente unas leyendas alimentadas por la mitología griega y romana asociadas a héroes milenarios para centrarse en lo que los investigadores denominan «realidad arqueológica».

O, dicho de otro modo, empezar a reconstruir las huellas y los rastros de aquella confluencia de la cultura fenicia y la población indígena que se dio en el suroeste de la Península Ibérica entre los siglos VII y IV antes de Cristo. Eso, asegura Celestino, fue Tarteso, y eso es precisamente lo que están sacando a la luz unas excavaciones que, a tenor de lo que explican los investigadores, apenas si han comenzado a arañar la superficie. «No hemos excavado ni el 20% del yacimiento, pero cada hallazgo es más sorprendente que el anterior», destaca el director del proyecto.



Entre esas sorpresas, Pérez destaca los restos de 70 animales (52 de ellos, caballos) enterrados de forma ritual y que, añade, constituyen la primera hecatombe documentada de todo el Mediterráneo; el empleo por primera vez en la península del mortero de cal para la fabricación de los sillares de la escalinata; o el edificio protohistórico mejor conservado del Mediterráneo occidental. Es precisamente ahí, en ese edifico de hace más de 2.500 años, donde están esas ventanas tras las que esperan encontrar nuevas y jugosas claves para «la configuración de la primera gran cultura de la Península». Eso sí: el estado de conservación del edificio responde, como suele ser habitual en estos casos, al trágico rito de quemar y sepultar un lugar antes de abandonarlo para siempre. Fuego y hecatombe para intentar borrar unas huellas que, gracias precisamente a eso (y a la mezcla de arcilla y ceniza), son ahora más visibles que nunca.

Si a todo esto le sumamos otros hallazgos insólitos, como los pies de una escultura de mármol de las Cícladas que viene a confirmar que la cultura tartésica también formaba parte de las redes comerciales del Mediterráneo, o las sorprendentes soluciones técnicas y arquitectónicas del edificio, lo que tenemos es una civilización que, según Celestino, de no haber desaparecido abruptamente hacia el 500 antes de Cristo, se habría medido con la cultura griega a la hora de levantar grandes templos. Y es que, como destacó Monreal, «Tarteso fue una entidad política plural, interrelacionada con todo el Mediterráneo, prefigurando la globalidad de nuestros tiempos».

Esta inmersión en la realidad de Tarteso permite que el premio Nacional de Arqueología y Paleontología se estrene con nota, con un proyecto que, según los responsables del galardón, «pone de relieve su capacidad de interesar y emocionar a amplias capas de la sociedad española y llevarla hacia la historia de su pasado».

En la contienda final, «Construyendo Tarteso» se impuso a media docena de proyectos entre los que descataban investigaciones sobre la cultura argárica, metodologías de estudio de campos de batalla y asedio en la II Guerra Púnica y proyectos sobre los orígenes de la agricultura y la ganadería en Próximo Oriente, entre otros.


Del Guadalquivir al Guadiana: los pasos perdidos de la primera civilización europea

Durante toda la antigüedad, Tarteso fue la tierra mítica a la que habían llegado los primeros colonizadores y navegantes orientales
 
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Y es que, como destacó Monreal, «Tarteso fue una entidad política plural, interrelacionada con todo el Mediterráneo, prefigurando la globalidad de nuestros tiempos».

Propaganda NWO metida con calzador. Si tan plurales eran deberían haber puesto carteles de "celtas welcome" en sus templos en vez de quemarlos y sepultarlos.
 
No me sorprende en absoluto. Para mí, aunque no haya "pruebas", la región está habitada hace 10.000 años o más.


Se entiende que se refieren a que hasta ahora se creía que todo el actual Doñana y hasta Sevilla era mar, pero ellos sostienen que hubo ascensos y retrocesos del mar y hasta islas permanentes.

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A esta ensenada marítima, ya en tiempos de los romanos, se la llamó
Lacus Ligustinus - Wikipedia, la enciclopedia libre

Fuera de esta zona concreta del bajo Guadalquivir, donde habría ninguna o poca tierra emergida donde establecerse, en todo el sur peninsular hay escasez de hallazgos arqueológicos entre el colapso de la cultura argárica (Almería, Murcia... hacia 1500 a. C.) y la llegada de los fenicios (Málaga, Cádiz, hacia el 900 u 800 a. C. ...).
 
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Entrevista a los directores de la excavación en la revista "Desperta Ferro":
Construyendo Tarteso, Premio Nacional de Arqueología y Paleontología

Destaco lo siguiente:

- Se confirma por qué no están excavando actualmente:
En estos momentos estamos inmersos en el inicio de la construcción de una cubierta que permita proteger la parte que se ha excavado hasta ahora.


- Planes de futuro:
Un reto supondrá la excavación de las estancias ubicadas en el piso inferior. Hasta la fecha no nos hemos planteado su ejecución, pues si empleamos el método arqueológico para adentrarnos en ellas deberíamos desmontar el entramado de madera de sus techos, elementos constructivos únicos que hasta ahora nunca se habían conservado en otros yacimientos de esta cronología. Por ello, nuestro principal objetivo es completar la excavación de la planta superior y una vez conocidas todas las habitaciones, tomar la decisión de cuál elegir para adentrarnos en el piso inferior.

El año próximo abordarán también el estudio del Tamborrio, un poblado en altura del valle del Guadiana y de la misma época, del que ya hable aquí:
VI. Poblado fortificado del Cerro del Tamborrio/Entrerríos (Badajoz)


- Final:

Fechamos el abandono del edificio a finales del s. V a. C., un fenómeno que se repite en otros yacimientos del valle medio del Guadiana como Cancho Roano y el Tamborrio. En estos momentos se están llevando a cabo análisis de geomagnetismo sobre un conjunto de ladrillos quemados para intentar fecha el momento exacto del incendio que puso fin a la vida del edificio; sin embargo, la cronología relativa con la que trabajamos hasta ahora deriva de la aparición de un lote de cerámicas áticas en la capa de sellado que cubre por completo el edificio.

Hasta la fecha, siempre se había eludido a la posible oleada turística de los denominados pueblos celtas para justificar la amortización y ocultación de los yacimientos del Guadiana. Sin embargo, la cantidad de gente y de trabajo necesaria para ocultar un edificio como el de El Turuñuelo nos ha llevado a pensar en la posible existencia de otras razones. Por ello, hemos comenzado a investigar, a partir de los restos de semillas y conchas de río documentados en las excavaciones, la posible influencia de un drástico cambio en el clima que les empujase a abandonar el territorio.
 
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