España, el tercer país con más abstemios de la UE: "Prefiero ser la rara del grupo a tener el hígado mal"

Danito10

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  • España es el tercer país con más personas que no beben alcohol de la UE, por detrás de Croacia e Italia.
  • Varios estudios internacionales señalan que los jóvenes de la generación Z beben menos que los de las anteriores.
  • En España, los datos señalan a un cambio de pauta de consumo, más concentrado en los fines de semana.

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Unas escaleras de metal descendían hacia la pista de baile, la discoteca estaba abarrotada, oscura, decenas de jóvenes bailaban, gritaban o, simplemente, se lanzaban miradas. Prácticamente todos bebían alcohol, alguno había perdido ya demasiado el control. "Me dio un ataque de ansiedad", admite Isabel Fernández, de 22 años. "La gente estaba muy borracha y yo me agobié, era una discoteca subterránea, sin ventanas, mucha gente y me agobié bastante. Cogí un taxi y me fui".

No era la primera vez que esta joven, que trabaja como dependienta en una tienda y que estudió cine, había tenido esa sensación. "Me resulta incómodo como mujer porque los hombres borrachos a veces incomodan un poco o pueden ser un poco desagradables". Ella no ha tomado una gota de alcohol desde que su padre le dio a probar un poco de champán cuando era niña. De aquello solo recuerda "que tenía mucho gas". Ahora, cuando está con sus amigos y ellos piden copas, ella se pide un refresco, algún día, un mojito sin alcohol.

Forma parte del tercio de españoles que no toman alcohol, un sector que, en espacios de ocio, se sienten cuestionados e incluso estigmatizados en un país en el que beber es una parte indiscutible de casi cualquier tipo de socialización. "Te suelen insistir en que bebas, pero yo no quiero beber, es una decisión que he tomado hace tiempo y a veces se falta un poco al respeto, de hecho, es algo común", declara Fernández.

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Para Salvador Garrido, también abstemio y dos años más joven que Fernández, la experiencia de estar sobrio rodeado de personas ebrias cualquier noche de fiesta es manifiestamente distinta. "Me lo paso bien porque soy un chico muy extrovertido y que se relaciona muy bien con la gente y que no tengo vergüenza ninguna", declara este joven, estudiante y becario en una empresa de márketing.

Aunque ahora tiene pareja, sí admite que, en el pasado, intentar ligar en un espacio en el que casi todas las chicas han consumido alcohol era una situación compleja. "Como yo no voy bebido, tengo un poco esa prudencia en plan: 'A ver si voy a aprovecharme de algún modo de ella, que realmente luego no quiera'", declara Garrido. "Así que, cuando he ligado en una discoteca, ha sido con chicas que he visto que no fueran mal".

"España es uno de los países que tiene la cultura del alcohol más interiorizada y normalizada y se entiende que todo el mundo lo hace. Por tanto, hay una presión normativa hacia el consumo de alcohol, hacia la invitación, hacia ser normal, hacia no ser diferente al resto", declara Guillermo Fouce, profesor de psicología social de la UCM.

"Lo que sí ha cambiado, -señala Fouce- es el modelo del ‘alcohólico del día a día’ al del empacho, a la sobredosis o al abuso masivo, beber todo lo que se pueda en el menor tiempo posible para optimizar los efectos".

Ese cambio sí que ha tenido cierto reflejo en los datos recogidos en la citada encuesta de Sanidad. Si hace 25 años un 17% bebía diariamente, el porcentaje se ha reducido ahora al 8,8%, indicando un cambio en las pautas de consumo, ahora mucho más concentradas en el fin de semana, mientras se mantiene una vida sin alcohol de lunes a jueves. Que se trata de un cambio generacional se observa también en el hecho de que solo un 1,3% de jóvenes de entre 15 y 24 años dicen beber a diario, frente a un 16,6% de la población entre los 55 y los 64 años.

Si comparamos el consumo de alcohol en España con el del resto de países de la UE encontramos que sigue siendo, después de Portugal, el país donde un mayor número de personas admiten beber a diario, pero no se encuentra entre los que tienen una mayor prevalencia de consumo en ninguna de las demás formas de consumo -semanal o mensual-.

De hecho, se trata del tercer país con un mayor porcentaje de personas que dicen no haber bebido nada de alcohol en el último año -un 33,4%-, solo superado por Croacia e Italia, según datos de Eurostat, recogidos en 2019. Incluso en grandes borracheras al mes, España está entre los países en los que menos se producen, junto a otros países mediterráneos como Chipre, Italia, Grecia o Eslovaquia.

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"A ver si me dejan tranquila"
Todo esto habla de un tipo de consumo no tan abusivo como en el norte de Europa, pero sí más social y normalizado en el día a día, lo que, en ocasiones, hace que los abstemios se vean sometidos a un continuo cuestionamiento y presión cuando están con otras personas.

María Jesús del Río probó el alcohol por primera vez con cuatro o cinco años. En el pueblo de su familia, una pequeña aldea ubicada en los montes de León, existía, como en tantos otros hace medio siglo, la costumbre de dar de merienda a los niños una rebanada de pan mojada en vino y aderezada con azúcar.

Un ocio pensado para el alcohol
Van pasando las horas en el bar y las conversaciones van perdiendo fluidez. Algunos repiten machaconamente una idea que acababan de defender hace unos minutos. Otros ya tienen problemas de dicción y hay quien, simplemente, mira al vacío con mirada perdida. Raquel Marín, de 50 años, observa la escena con cierta perplejidad mientras bebe de una botella de agua.

El estigma de ser abstemio: "Prefiero ser la rara del grupo a tener el hígado mal"
 
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Qué puede llevar a que una persona beba un brebaje de tan horroroso sabor como la cerveza? Pues el mismo motivo por el que millones de personas se inocularon una terapia génica experimental para no contraer una gripe: el borreguismo, el no querer ser considerados inadaptados sociales por el resto de la turba; en definitiva, la falta de seguridad en uno mismo
 
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