https://books.google.es/books?id=61WMf6XRVT8C&printsec=frontcover&dq=
En el Fireside Chat del 8 de Diciembre Roosevelt dijo que Alemania y Japón actuaban de acuerdo a un plan común y que los alemanes habían presionado durante semanas para que les atacaran.
El libro de Hill contiene una buena cantidad de evidencia.
He leído por encima alguna parte del libro. De antemano le digo que el libro favorece (todavía más) mi opinión que fue un error de Hitler declarar la guerra vista el ansia y el convencimiento de Roosevelt. Era mejor esperar y preparar el inicio (visto que Alemania no lo estaba todavía).
En suma la tesis del libro no me crea ningún problema, sin embargo no la comparto aunque vaya contra mi posición sobre la actitud de Hitler.
Estoy de acuerdo en que el gobierno americano quería la guerra con Hitler, pero que ese gobierno creyera que Hitler estaba implicado en el ataque no lo creo en absoluto. Las razones de Roosevelt (y no entro ni en cuales ni en su justicia venían de antes).
Creo que hay que tener en cuenta unas cuantas cosas para evaluar la situación que hace que la tesis no se sostenga:
- La guerra de Europa era más “popular” y conocida que lo que ocurría en el Pacífico. Al punto que hubo testigos que ”vieron” aviones alemanes en Pearl Harbor y hubo rumores de un portaaviones.
- Sin embargo el gobierno tenía claro que el peligro inminente estaba en Asia desde al menos 1940.
- Darlan se había insinuado a los americanos tras la ocupación de Indochina (Hasta Churchill pensaba en hacer una oferta a Vichy). Era claro que los japoneses actuaban por libre y en contra de los intereses de Hitler cuando les convenía.
- Para la inmensa mayoría de los americanos que los “monos amarillos” hicieran ese ataque era inconcebible sin ayuda de los alemanes.
- Incluso en algunos círculos elevados los aviones japoneses se suponían copias de los alemanes pues los japos eran unos incapaces. Los informes de Chennault advirtiendo sobre la aviación japonesa se perdieron en la maraña administrativa.
- Se generó por tanto una histeria que veía enemigos y saboteadores por todas partes y en esa fase, los nazis eran más amenazantes que los “monos amarillos”
- El gobierno la había cagado
A partir de ahí, hay que entender que en los primeros días el gobierno americano era un pollo sin cabeza. Hasta el punto de olvidarse de buscar chivos expiatorios (Kimmel y Short no fueron destituidos hasta el 15) y la flota del Pacífico (con sus portaaviones y cruceros intactos) estaba en tal estado de postración jovenlandesal que Nimitz (un alemán) tuvo que hacer de psicólogo más que almirante en las primeras semanas. Y no se atrevió a intervenir en serio hasta restablecer la jovenlandesal de unos marinos completamente abatidos.
El gobierno estaba desesperado por encontrar cualquier cosa que justificara su colosal incompetencia, pues la sorpresa fue total en todos los frentes a pesar de las sospechas más que fundadas y que Churchill había comunicado el envió de una flota por esas sospechas.
Los americanos sabían que iba a haber un ataque pero menospreciaron completamente la capacidad japonesa de un ataque en esa escala y en esas fechas.
Que entre el 8 y el 11 (declaración de guerra de Alemania) Roosevelt implicara directamente a Alemania lo veo como un ejercicio de propaganda y provocación hacia Alemania aprovechando la histeria generada. Pero no tengo indicios para creer que esa fuera opinión firme del gobierno (y reafirmo que no me crearía problemas). En efecto, la actuación antes del ataque tampoco iba en ese sentido.
Una vez que Hitler declaró la guerra la acusación no era necesaria y no se insistió en ello.
No veo en la actitud posterior del gobierno ninguna sospecha o resentimiento en ese sentido. Los germano-americanos no fueron internados en masa (como los nipo-americanos excepto en Hawai) y se les permitió servir incluso en el frente europeo donde otro alemán fue el responsable de los mayores bombardeos sobre el Reich(Carl Spaatz o mejor Karl Spatz)
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Pudiera aceptar que el gobierno se lo creyó durante unos días, dado el ambiente histérico y pesimista tras la gran cagada, pero es evidente que no duró.