Efectivamente, la "Falsa medida del Hombre" acierta al meollo de esta cuestión.
Gould denuncia con gran lucidez el envenenado instrumento del determinismo biológico,en el cual la idea de que las diferencias sociales y económicas entre grupos humanos son el resultado de rasgos biológicos heredados e inmutables,rasgos, cuantificables, medibles y predecibles.
Gould argumenta que muchos científicos del siglo XIX y XX estaban influenciados por prejuicios raciales y sociales, lo que sesgó sus investigaciones y conclusiones, pero fundamentalmente propició desvíos ideológicos que sustentaron plataformas político sociales de dominio, expolio,discriminación eugenesia,racismo e imperialismo.
La tendencia seudocientífica de convertir conceptos abstractos, como la inteligencia, en entidades medibles y cuantificables, como el coeficiente intelectual o peor aún,la propensión a ordenar la variación compleja en una escala ascendente, lo que lleva a jerarquizar a las personas y grupos en función de estas medidas, instrumentando así científicamente su uso como "cosas",estas prácticas, según Gould, han perpetuado desigualdades y justificado la discriminación a lo largo de la historia, pero fundamentalmente a partir de la segunda mitad del siglo XX.
Así las ideas del determinismo biológico avalado por la Evolucion,el psicobiologicismo anglosajon y la ética protestante, que Weber tan bien caracterizó, tuvieron un impacto deformante significativo en las sociedades posmodernas justificando la desigualdad social y económica.
Se argumentaba que las diferencias entre razas, clases y géneros eran naturales y biológicamente determinadas, lo que perpetuaba la discriminación y la segregación, predicción que en este siglo XXI comprobamos con la polarización feroz de las sociedades divididas en aquellas que resultaron menos aptas en la competencia por adquirir su porción de prosperidad,lejos, muy lejos, de quienes resultaron, previsiblemente, más favorecidos por tener un mejor IQ o una masa cerebral más voluminosa...