).
Me has recordado cuando me enteré que existía una película de El señor de los anillos, en un momento de mi vida en el que era un enfermo frikazo desesperado. Era a principios de los 80, y no había NADA excepto los libros, N A D A. Es que no existía Tolkien en la España de los 80, para un chaval que acababa de devorar toda la bibliografía existente de Tolkien, eso era terrible, desesperante, sentía una impotencia infinita. Cuando me enteré de que existía esa película recorrí como 100 videoclubs de Barcelona, fue brutal, me parece que gracias a aquello aprendí medio callejero de Barcelona de memoria con sus líneas de metro y todas sus estaciones. Al final la encontré en un videoclub perdido del Paseo Fabra i Puig, lo recuerdo, una calle con más de 500 números que recorrí de arriba a abajo.Pumares lo decía, pero el resultado no era idéntico a la peli en b/n original, especialmente en teles de alta gama.
Pumares solía decir que el único lanzamiento de pelis coloreadas en VHS que la parecía bien era el de Metrópolis coloreada con música de Queen y Giorgio jovenlandésder, porque bastaba con quitarle el sonido y el tonalidad para poder ver una peli que no ibas a poder encontrar en VHS en ninguna otra circunstancia.
Por cierto, a veces me paro a pensar en la abundancia brutal de material audiovisual en la que vivimos. Antes conseguir cualquier cosa de éstas requería un esfuerzo.
(Que el Taliván me perdone el aerofrikismo
