ACTITUDES LINGÜÍSTICAS DE
LOS REYES DE ARAGÓN
FERNANDO GONZÁLEZ OLLÉ
Universidad de Navarra
http://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/29/76/09gonzalez.pdf
[...]En el proceso político recién descrito, que ocasiona la predominante tendencia política de Aragón hacia las tierras peninsulares de oriente, ha de situarse el empleo de la lengua catalana en determinadas y numerosas manifestaciones de la documentación medieval aragonesa, especialmente la emanada de la cancillería regia, el más alto organismo del Reino, que la tendrá como lengua propia y, por tanto, la de máxime relieve legal, que no general. [...]
Salvo la posible razón de su desconocimiento por pérdida material, no es de extrañar que tarden en aparecer textos cancillerescos redactados en catalán: «Hay que pensar —propone Alvar (1996: 266)— en el arcaísmo lingüístico de Aragón que le ha llevado a mantener por más tiempo que región alguna de la Península este latín vulgar», hablado en toda la Romania, pero que rara vez se escribió. Con todo, no es temerario encarecer —y justifico una anterior afirmación mía— el peso que había de poseer el catalán entre los cancilleres regios, a juzgar por quienes desempeñaron tan decisivo y honroso cargo (omnium dignitatum origo primaria) 2. De 1218, bajo Jaime I, es la primera mención de un canciller, Berenguer Palau, obispo de Barcelona. Con el mismo rey figura luego Andrés, obispo de Valencia. Con Alfonso III, Torres, canónigo de Lérida, y Ponç de Vilaró, preboste de Solsona. No voy a seguir, titular a titular, la nómina (por otra parte, tampoco establecida en su integridad) de cancilleres identificados, pero sí estimo oportuno declarar que, a juzgar por sus nombres y cargos previos, ha de suponérseles procedencia catalana o valenciana. Parece que esta discriminación no se interrumpe hasta 1326, cuando, con Alfonso IV, ocupa el cargo Gastón de Moncada, obispo de Huesca, al que sucede Pedro López de Luna, (arz)obispo de Zaragoza. Entre 1345 y 1387 figuran Hugo de Fenollet, obispo de Valencia, Pedro Amariz, obispo de Huesca, Lope Fernández de Luna, arzobispo de Zaragoza (antes obispo de Vic), Hernando Pérez Muñoz, obispo de Huesca, Raimundo de les Escales, obispo de Barcelona. Con Martín I fueron cancilleres Enneco, arzobispo de Tarragona, y Francesc de Blanes i de Palau, obispo de Gerona y de Barcelona.
Las reveladoras circunstancias idiomáticas, antes indicadas, de los cancilleres se mantuvieron, como se ve y se seguirá viendo, con el advenimiento de los Tras - támaras: obispos catalanes y valencianos, más que aragoneses, prevalecieron al frente de la cancillería.
Aún queda por señalar un indicio más claro de la catalanización idiomática de la cancillería. Un estudio de Sevillano Colom (1950) recoge profusión de indicaciones sobre el régimen interno de dicho organismo: formularios, prescripciones, organización laboral, etc., todas las instrucciones figuran redactadas en catalán. Pese a ello, el más temprano documento plenamente romance de la cancillería está escrito en aragonés, según indica Colón (1989: 244).90% en castellano decías ?
Del examen monográfico de la cancillería de algún rey, sólo, que yo sepa, el antes mencionado de Sevillano Colom a la de Pedro IV presta atención a la lengua empleada en la tarea documental, con esta distribución: latín, para los privilegios solemnes, concesión de títulos, fueros; aragonés y catalán, para las disposiciones administrativas. En cuanto a la correspondencia emanada hacia el exterior, la variedad es considerable: para Castilla y Portugal, latín y «castellano (mejor sería decir en aragonés)»; para Navarra, Francia, Italia, Inglaterra y Chipre, latín; para Armenia y Babilonia, catalán. Más adelante precisaré de modo sustancial esta distribución.