Cuando se opina de Historia, en un foro serio, se exige conocer el tema, y a ser posible, citar las fuentes. Para repetir mantras de la propaganda alemana y antisoviética de la Guerra Fría, mejor te quedas callado. Te digo lo mismo que a Randiano en el otro hilo, este tema te viene grande y tú lo que eres es un troll
jamao.
Te cito del último libro que he leído:
Moscú 1941 - Rodric Braithwaite colección "Memorias de Guerra" Ediciones Altaya.
Capítulo 15,
El torrente se desborda , sobre el comienzo de la contraofensiva soviética de invierno. páginas 399-400:
"El inicio de la operaicón corrió a cargo del Frente Oeste comandado por Zhukov y cuyos dos flancos, distantes entonces entre sí unos ciento noventa kilómetros, habían de atacar desde el norte y desde el sur a las tropas germanas que amenazaban Moscú con la intención de acabar cercándolas. Para disponer de la ventaja del factor sorpresa, los rusos pasaron directamente a la ofensiva sin darse tiempo a prepararla y contando con unas condiciones climáticas tan adversas como lo habían sido, en las semanas previas, para los alemanes que los atacaban. Así, las tropas soviéticas tuvieron que llegar hasta sus posiciones de partida atravesando ventiscas y nieve profunda y, una vez allí, se les prohibió encender fuego para no delatar su emplazamiento.
El ataque ruso se inició al amancer de viernes 5 de diciembre de 1941 y se prolongó durante los cuatro días siguientes, con temperaturas de iban de los cero a los cuarenta grados netavios. La progresión resultaba lenta, a un ritmo no superior a tres kilómetros diarios en el mejor de los casos, dándose la circunstancia de que unidades que se habían desenvuelto bien a la defensiva no sabían como manejarse a la ofensiva. De ese modo, en lugar de colarse por los huecos que quedaban al descubierto en la desigual línea del frente germano o de atacar de flanco, seguían haciéndolo de frente contra posiciones bien defendidas.
De ahí que Zhukov prohibiera categóricamente esa táctica y ordenara a sus mandos obrar de forma más inteligente, algo que les llevaría tiempo aprender."
Por cierto, que el libro éste me pareció bastante malo, del estilo de los de Beevor, pero mucho peor, de hecho, no es un libro sobre la batalla de Moscú, lo que me ha decepcionado, al menos el título original era explícito,
Moscow 1941, a City and its People at War. pero es que éste lo compré a ciegas porque es la edición barata y lo compré en lote con otros rebajados.
Es la típica historia de guerra (que no militar) que se vende ahora a la gente que no entiende del tema, en plan reportaje periodístico, mucha entrevista personal, muchos recuerdos,mucho ambiente, mucho contexto... es decir un montón de anécdotas que carecen de un hilo conductor y la descripción de las operaciones militares de la batalla de Moscú son muy someras y copiadas de otras fuentes. Claro que el autor no es historiador profesional.
Además, el autor aunque conoce el idioma , muestra un tonillo de arrogancia y condescencia muy británico cuando no un indisimulado desprecio por esos bárbaros sin civilizar, y claramente no comprende la idiosincrasia del pueblo ruso. Por ejemplo, me toca los huevones que diga que la catedral de Cristo el Salvador, demolida por Stalin y reconstruida en los 90, es un "adefesio" :
: y parece que apruebe que Stalin se la cargara. Por otro lado resulta sorprendente su admiración por Stalin a lo largo del texto, habla de su inteligencia y férrea voluntad, como si fuera un jefe de estado de un país normal, y no un megalómano paranoico que ordenaba apiolar a miles de personas por simples sospechas, y encima tiene los huevones de exculparlo de la catásfrofe de 1941, diciendo que la responsabilidad no era exclusivamente suya. Con un par.
Para saber más:
En lugar del ladrillo ese, recomiendo el clásico de Ballantine publicado por San Martín,
La defensa de Moscú, por Geoffrey Jukes, fallecido en 2010.
A pesar de su antigüedad, y las limitaciones del formato, son unos libros muy buenos, mejores que la mayoría de los Osprey.