HaCHa
Rojo cabrón, en tu pandero es leyenda
Por eso las pinturas rupestres se caracterizan por sus dibujos de saltamontes... No te cansas de hacer el ridículo?
Ridículo eres tú, que no has entendido ni lo que eran las pinturas rupestres ni lo que es tu especie o su dieta, pero vas dando lecciones.
Pero no pasa nada, que HaCHa aquí viene a desasnar cazurros mesetarios de tu calibre intelectual inane-retarded. Yo te explico cómo te funciona la minga esa que intentas utilizar, visto que no sabes dónde tienes la tuya de verdad y para qué sirve.
A ver. La dieta de los cavernícolas pues dado que eran cazadores-recolectores era casi todo recolección, salvo en temporada de caza.
La recolección nunca se pintaba porque para qué, si sólo era ir a coger comida, ya fuera grano ya los insectos que se lo comen. Aquello de patearse los bosques recogiendo semilla y verduras y mil bichos era la base de la dieta, de la que se ocupaban las mujeres, por lo que no daba para alardes ni honraba a los guerreros ni hacía falta llevarla a término con vuestros gloriosos principios hunga-hunga de machotes con retraso y micropene.
Y de eso se trataba la pintada rupestre, de un ritual de caza, o de su glorificación, o de su crónica... No podemos saberlo con seguridad, pero sí sabemos hasta donde te digo. Hay antropólogos que piensan que lo que intentaban con las pinturas rupestres era atraer la buena caza, ergo que se hacían ANTES de salir de montería y tal. Las hacían los chamanes, en unos protocolos que apartaban a las mujeres y a su comida, que no sangraba como un empotrador peludo desos que tanto te ponen.
Durante las glaciaciones hubo homínidos que ya no vieron forma de recolectar nada y no tuvieron más narices que dedicarse principalmente a cazar animales grandes, al más puro estilo oso polar. Pero salvando esas épocas, hemos llegado hasta aquí gracias a comer durante miles y miles de años principalmente la mejor fuente de proteína a nuestro alcance: la de los bichos que vienen con el grano que nos aporta los carbohidratos. Esto es, que somos un omnívoro del tipo granívoro-insectívoro, por eso apenas tenemos dentición carnívora, de la que hace falta para desgarrar la carne cruda. Lo de comer mamíferos enormes no pasa de ser una aberración por la supervivencia como la de los del avión ese que se inflaron a mascarse entre ellos. Ohg, y quédate con que a los grandes animales necesitamos cocerlos a saco para poderlos masticar con nuestra cosa de colmillos, en el proceso se destruyen la rehostia de nutrientes, con que ya ves lo hipertriste que es vuestra dieta favorita.
Oh, sí, vuestra supergloria del tocino de lechona está a la talla del canibalismo que todavía practican algunas tribus africanas, pero sin apenas ritual. No aporta absolutamente ninguna ventaja sobre la entomofagia salvo en caso de invierno nuclear, y dado que cuando llegue eso vas a comerte al de al lao, pues ya te digo: tu tallaje jovenlandesal e intelectual acaba, te pongas como te pongas, a la par con tu dieta de indigente mental. Gózalo duro, campeón. ¡Hunga, hunga!