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al abrir un currante esparce las colillas, huesos de aceituna y cabezas de gamba por los suelos y reparte los ceniceros petaos de ceniza por barra y mesas. Para mi de postre el colajet
Eh!! un respect ahí, que es el museo más visitado de Madrid, al menos por los madrileños.En Madrid todavía quedan templos del paquismo como el Museo del jamón, camareros viejunos y malencarados con chaleco y patillas que parecen sacados del casting de Curro Jiménez
Signo de calidac.
El problema que veo es que eso todavía no es "vintage", solo es viejo. Y de esos bares aún quedan mil.
Está bien visto pero los bares y restaurantes temáticos no suelen triunfar en España, hay nichos muy concretos como el del Bar Franquista que el chino ese ha sabido verlo y no le va mal, pero tu ejemplo lo veo como una pequeña franquicia para Madrid o Barcelona a lo sumo y enfocado a guiris y hipsters que quieran subir fotos a su insta de forma irónica.Tal cual, chavales.
La cosa consiste en promocionarlos como restaurantes de época, ambientados en la dictadura, la tras*ición o los años 80, por ejemplo. Vender una experiencia inmersiva en un pasado reciente que, aún siendo reciente, está ya muy olvidado y muy denostado. Un viaje gastronómico a la España de nuestros padres y abuelos, con menús llenos de legumbres, casquería y cosas que a los IZANES de cosa les resultan repulsivas, como los caracoles. Imaginad un menú bien PACO, con cosas como potaje de vigilia, callos con garbanzos, caracoles en su propia baba, lechecillas, sangre frita, bígaros, riñones al jerez...
Muchos influencers irían por aquello de hacer la gracia y eso arrastraría a hordas de NPCs que irían sólo por imitar a sus ídolos, pagando gustosamente 50 eypos por un menú compuesto de cocido de primero, pies de lechón en salsa de segundo y pijama de postre, por ejemplo. Los camareros tendrían que vestir como en la época, al más puro estilo PACO de cosa, dejándose bigote y sin raparse el poco pelo que les quede a los que sean calvos, llevando la mata de pelo de los laterales, el peinado PACO por excelencia. Ah, y si llamas jefe o maestro al camarero, al aguardiente de después de comer invita la casa.
Yo creo que lo petaría bastante, sobre todo en ciudades modernitas y postureras, rollo Barcelona, Madrid o Palma de Mallorca.