Tendencia a la acumulación, un caso familiar

Yo he estado dentro de un domicilio cuya dueña tenía el síndrome de Diógenes. Mi amiga era la empleada doméstica contratada por los servicios sociales, y me contaba tales cosas que tuve curiosidad y fui: lo más poco agradable que he visto en mi vida.
Cucarachas corriendo techo y paredes por toda la casa, mi amiga que tenía entonces el pelo rizado, cuando cruzaba el umbral de las puertas miraba arriba por si alguna cucaracha se le caía encima. Eran de tonalidad marrón, por todas partes, paredes techos y bañeras, cocinas, terrorífico.

La mujer vivía con un hombre que era pareja de hace años, ella era ciega por lo que no era consciente de su problema, no veía la cantidad de cosa que había, y se lo decían, pasaba hasta tenía un hijo de entonces mi edad, que se pasaba el día metido en la habitación.
Por cierto que esa mujer había vendido cupones en la Once y había ganado lo suyo, se decía que estaba forrada.

El día que fui apareció un vecino por el portal que le dijo a mi amiga "a ver si le dais un golpe en la cabeza a esa loca y acabamos con el problema". Ese problema no lo sufre solo el que lo tiene, los que conviven con él y vecinos.
La gente de ese edificio veía como se le metían las cucarachas por sus terrazas, era algo de lo más purgante y dantesco.

No mucho tiempo después esa zumbada murió y se quedaron todos descansando.

El fuego purificador todo lo puede!! Pero alguien se tiene que sacrificar.
 
Tu hermano vive como un animal zarrapastroso, ayúdalo y consíguele un buen loquero. Aunque parece un caso muy difícil porque a juzgar por lo que cuentas, esa conducta la lleva arrastrando durante al menos unos 20 años.

Ha ido al psiquiatra, y de hecho, disfruta de una pensión de incapacidad permanente por su estado mental, pero en modo alguna lo consideran tan loco como para internarlo o inhabilitarlo legalmente. Tan sólo le reconocen que está tan loco que no puede trabajar. Yo, de hecho, administro todas sus cuentas corrientes. Su ámbito de actuación es su vivienda, por eso lo dejo hacer. No quiero que se sienta que está siendo completamente controlado, por si se cabrea y me retira la capacidad de organizarle sus inversiones. Para mí, lo importante es que no se arruine y pueda vivir de sus ahorros, no que tenga la casa más o menos atiborrada.
 
Yo he estado dentro de un domicilio cuya dueña tenía el síndrome de Diógenes. Mi amiga era la empleada doméstica contratada por los servicios sociales, y me contaba tales cosas que tuve curiosidad y fui: lo más poco agradable que he visto en mi vida.
Cucarachas corriendo techo y paredes por toda la casa, mi amiga que tenía entonces el pelo rizado, cuando cruzaba el umbral de las puertas miraba arriba por si alguna cucaracha se le caía encima. Eran de tonalidad marrón, por todas partes, paredes techos y bañeras, cocinas, terrorífico.

La mujer vivía con un hombre que era pareja de hace años, ella era ciega por lo que no era consciente de su problema, no veía la cantidad de cosa que había, y se lo decían, pasaba hasta tenía un hijo de entonces mi edad, que se pasaba el día metido en la habitación.
Por cierto que esa mujer había vendido cupones en la Once y había ganado lo suyo, se decía que estaba forrada.

El día que fui apareció un vecino por el portal que le dijo a mi amiga "a ver si le dais un golpe en la cabeza a esa loca y acabamos con el problema". Ese problema no lo sufre solo el que lo tiene, los que conviven con él y vecinos.
La gente de ese edificio veía como se le metían las cucarachas por sus terrazas, era algo de lo más purgante y dantesco.

No mucho tiempo después esa zumbada murió y se quedaron todos descansando.

Que espanto. Por suerte mi hermano no sufre Diógenes. De hecho, una de sus obsesiones son los insectos, salamandras y roedores. Se pasa el día echando todo tipo de venenos. Pone pegatinas debajo de todas las puertas y en los lugares de paso, para atrapar cualquier cosa reptante que pase por allí. De hecho, no comprende como yo puedo vivir en una casa rural porque hay salamandras y lagartos.
 
Que espanto. Por suerte mi hermano no sufre Diógenes. De hecho, una de sus obsesiones son los insectos, salamandras y roedores. Se pasa el día echando todo tipo de venenos. Pone pegatinas debajo de todas las puertas y en los lugares de paso, para atrapar cualquier cosa reptante que pase por allí. De hecho, no comprende como yo puedo vivir en una casa rural porque hay salamandras y lagartos.


Lo de tu hermana debe ser algo que te ha que ver con el apego, la pérdida, más bien miedo a la pérdida y la carencia porque no es normal.

Viendo las fotos de tu hermano, se ve que Diógenes no es, porque por el domicilio que te digo, es de lo peor que te puedas imaginar, hablamos ya de insalubridad y bichos.


Tu hermano tiene alguna patología pero no es Diógenes porque ahí entra la suciedad.
 
Lo de tu hermana debe ser algo que te ha que ver con el apego, la pérdida, más bien miedo a la pérdida y la carencia porque no es normal.

Viendo las fotos de tu hermano, se ve que Diógenes no es, porque por el domicilio que te digo, es de lo peor que te puedas imaginar, hablamos ya de insalubridad y bichos.


Tu hermano tiene alguna patología pero no es Diógenes porque ahí entra la suciedad.

Se llama Síndrome de Acumulación Compulsiva. Está definido así. No es el Síndrome de Diógenes, que es el horrible caso de describiste.

De hecho, la Acumulación Compulsiva se puede dar en personas con Síndrome de Limpieza Compulsiva, que es una variante del TOC.
 
Ha ido al psiquiatra, y de hecho, disfruta de una pensión de incapacidad permanente por su estado mental, pero en modo alguna lo consideran tan loco como para internarlo o inhabilitarlo legalmente. Tan sólo le reconocen que está tan loco que no puede trabajar. Yo, de hecho, administro todas sus cuentas corrientes. Su ámbito de actuación es su vivienda, por eso lo dejo hacer. No quiero que se sienta que está siendo completamente controlado, por si se cabrea y me retira la capacidad de organizarle sus inversiones. Para mí, lo importante es que no se arruine y pueda vivir de sus ahorros, no que tenga la casa más o menos atiborrada.
Me retracto por haberte llamado en su día viejo schoscho y prorruso me gusta la fruta. La verdad es que tienes buen corazón por aguantar tanto a tu hermano, que por cierto, es mejor dejarlo a su aire. Eso sí, estaría bien que intentara poner en práctica las enseñanzas del Maharal de Praga.

El Maharal fue un sabio judío del siglo XVI que hablaba sobre cómo las posesiones materiales son necesarias, pero no deberían ser lo más importante en la vida. Decía que lo importante es cómo usamos lo que tenemos, no solo para nosotros, sino para ayudar a los demás. Al final, lo material es solo un medio, no el fin. Según El Maharal, las posesiones deben ser recibidas con gratitud, pero también con la conciencia de que son un préstamo divino que debe ser gestionado con responsabilidad y generosidad.

Tal vez si tu hermano empezara a ver las cosas de esa manera, podría dejar de obsesionarse tanto con acumular cosa y CHATARRA y encontrar un propósito mas profundo para su vida.
 
Tal vez si tu hermano empezara a ver las cosas de esa manera, podría dejar de obsesionarse tanto con acumular cosa y CHATARRA y encontrar un propósito mas profundo para su vida.

Si duda, pero él no está en ese nivel de conciencia.

Lo que has contado me recuerda una anécdota. Una vez entrevistaron en la tele a Nabila, la hija de Khashoggi, el famoso tratante de arma multimillonario que vivía en Marbella, epítome del lujo en los ochenta. Poseía un yate de 85 metros de eslora que llegó a aparecer en la película de James Bond “Nunca digas nunca jamás”. Lo llamó con el nombre de su hija.

En la entrevista, la periodistucha -creo que la Milá- intentaba explotar el morbo y la envidia, y le preguntó: "¿No te molesta que tu padre haya vendido el yate que llevaba tu nombre con letras de oro de 18k?"

Y Nabila, con una serena sonrisa, replicó: "No, no me molesta en absoluto, porque mi padre desde pequeños nos educó a no atarnos a ninguna posesión física. Las cosas se compran, se usan, se desechan o se venden, pero nunca debemos poner nuestro cariño en ellas, porque siempre son efímeras."

La Milá se quedó a cuadros, ya que, como buena izmierdista, no sabe ver ningún valor en nada que no sea material.
 
Se llama Síndrome de Acumulación Compulsiva. Está definido así. No es el Síndrome de Diógenes, que es el horrible caso de describiste.

De hecho, la Acumulación Compulsiva se puede dar en personas con Síndrome de Limpieza Compulsiva, que es una variante del TOC.

Con el DSM en la mano todos estamos bastante trastornados.

En mi caso lo que yo quiero es venir a esta casa y que las cosas no se vuelvan inmanejables. De nada me sirve a mí ir poniendo etiquetitas psiquiátricas o juzgando sobre el bien y el mal. Repito que eso me parece de ser tirano.

Ayer vimos que una rata se metió pa la cocina, esas cosas pasan constantemente y son el tipo de sucesos a los que hay que prestar atención. Animales, ciclones, árboles, goteras, atascos, un termo que se estropea, etc... Es constante. Tanto cojín y tanto platito, tanta macetita y candelabro aquí no se puede. La estrategia ganadora es el minimalismo. Sino de aquí no sales. Y yo quiero salir, hacer deporte, relacionarme, etc...

En otras casas mucho más atestadas que esta, ella puede hacer lo que quiera. No es de mi incumbencia. Del mantenimiento de esta me encargo yo y tengo voz y voto.

Mi progenitora en la casa del pueblo ha hecho un auténtico museo familiar. Allí ha preparado habitaciones para una familia que ya no existe y aquí tiene también esa tendencia. En ninguna deja espacios de almacenamiento. En todas crea habitaciones sin uso. Esa es su tendencia. Prepara las casas para una función que quedó en el pasado y le encantaría comprar una nave industrial y meter ahí todo lo que no encaja en sus tetris.

La museística es dolorosa a nivel emocional y es una actividad antieconómica, pero hasta ahí llega el asunto.

Me gustaría que tuviera otros entretenimientos además de la cacharristica y la limpieza pero es mi progenitora y hay que quererla como es, de otra forma sería imposible una convivencia.
 
Con el DSM en la mano todos estamos bastante trastornados.

En mi caso lo que yo quiero es venir a esta casa y que las cosas no se vuelvan inmanejables. De nada me sirve a mí ir poniendo etiquetitas psiquiátricas o juzgando sobre el bien y el mal. Repito que eso me parece de ser tirano.

Ayer vimos que una rata se metió pa la cocina, esas cosas pasan constantemente y son el tipo de sucesos a los que hay que prestar atención. Animales, ciclones, árboles, goteras, atascos, un termo que se estropea, etc... Es constante. Tanto cojín y tanto platito, tanta macetita y candelabro aquí no se puede. La estrategia ganadora es el minimalismo. Sino de aquí no sales. Y yo quiero salir, hacer deporte, relacionarme, etc...

En otras casas mucho más atestadas que esta, ella puede hacer lo que quiera. No es de mi incumbencia. Del mantenimiento de esta me encargo yo y tengo voz y voto.

Mi progenitora en la casa del pueblo ha hecho un auténtico museo familiar. Allí ha preparado habitaciones para una familia que ya no existe y aquí tiene también esa tendencia. En ninguna deja espacios de almacenamiento. En todas crea habitaciones sin uso. Esa es su tendencia. Prepara las casas para una función que quedó en el pasado y le encantaría comprar una nave industrial y meter ahí todo lo que no encaja en sus tetris.

La museística es dolorosa a nivel emocional y es una actividad antieconómica, pero hasta ahí llega el asunto.

Me gustaría que tuviera otros entretenimientos además de la cacharristica y la limpieza pero es mi progenitora y hay que quererla como es, de otra forma sería imposible una convivencia.


Os recomiendo ver un documental buenísimo que dirigió el actor Gustavo Salmerón, y que va sobre su propia familia. Se titula, "Un castillo, un mono y muchos hijos." La progenitora sufre un trastorno de acumulación. Con una importante herencia la familia compra un castillo, y lo atiborran con miles de objetos, incluyendo armaduras medievales y lámparas de araña de estas que necesitan techos de 6 metros mínimo para poder instalarse.

El caso es que se arruinan y se ven obligados a abandonar el castillo, que el banco reclama. Entonces la progenitora decide llevarse todo lo que contiene a Madrid. Pero como no caben en su pequeño piso urbano, ya de por sí atiborrado, lo trasladan todo a un almacén, una nave de su propiedad. Y allí, finalmente, entran unos ladrones que se llevan lo más valioso.
 
Me mataría. Intenté tirarle un barril viejo de metal, como los de petroleo, de los años 70, y casi me mata. Según él, es un barril antiguo que pretende restaurar. Lo tiene ocupando todo el espacio de un armario debajo de una escalera. Ni lo restaura ni lo restaurará jamás.
mejor porque esas cosas quedan horrendas
 
Yo tengo un poco el trastorno opuesto. Tendencia al minimalismo y a tirarlo todo, búsqueda de la perfección en la ausencia de objetos y desorden y búsqueda del silencio absoluto y la oscuridad más de color posible.
Eso no es un trastorno. Eso es ser práctico.
Si buscas la oscuridad mas de color posible, tener cosas por medio no es compatible meparto: meparto: ni para evitar reflejar la luz ni por los hostiones que te puedes ir dando.
 
Os recomiendo ver un documental buenísimo que dirigió el actor Gustavo Salmerón, y que va sobre su propia familia. Se titula, "Un castillo, un mono y muchos hijos." La progenitora sufre un trastorno de acumulación. Con una importante herencia la familia compra un castillo, y lo atiborran con miles de objetos, incluyendo armaduras medievales y lámparas de araña de estas que necesitan techos de 6 metros mínimo para poder instalarse.

El caso es que se arruinan y se ven obligados a abandonar el castillo, que el banco reclama. Entonces la progenitora decide llevarse todo lo que contiene a Madrid. Pero como no caben en su pequeño piso urbano, ya de por sí atiborrado, lo trasladan todo a un almacén, una nave de su propiedad. Y allí, finalmente, entran unos ladrones que se llevan lo más valioso.

Tiene pintaza, gracias por la recomendación, igual me ayuda a sobrellevar este verano.
 
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