Capítulo 5: Inicios
Siempre me han llamado la atención las entrevistas a personas que han pasado por algún momento traumático, y donde al parecer la persona que entrevista ya sabe lo que quiere escuchar. Imagino que tiene la cabecera de su artículo preparada, así que la persona entrevistada no suele mirar mas allá del problema en cuestión, sin considerar las causas. Rara vez, imagino que tras años de terapia o instrospección personal, una persona ata cabos para entender, de forma objetiva, los motivos que le han llevado a su situación actual. Esto quiere decir que esa persona está en un lugar vital del que probablemente nunca podrá salir.
Para entender como he acabado aqui, es importante entender que hizo que mi progenitora me llevará allí.
En mi casa somos varios hermanos y hermanas, y uno de ellos tuvo un problema serio de drojas. Las madres suelen volcarse en los hijos mas necesitados, lo cual es lógico, pero esto les obliga a focalizar su atención en un hijo sin prestar atención a los demás. Como resultado nosotros crecimos en una especie de "Wild West", donde cada uno se las apañaba como podía para salir adelante. Cuando era un excelente estudiante nunca me preguntaron por ello, y cuando mis notas empeoraron muchísimo tampoco. De hecho, mi hermano tenía problemas mucho antes de su addición, pues mi padre era un maltratador, que a su vez había crecido en un ambiente de maltrato. La rueda de las desgracias seguía girando y pasando de generación en generación.
Mirando hacia atrás ya he entendido que mis problemas con los estudios venían derivados por un recrudecimiento del maltrato de mi padre, y gracias a mi propia instrospección llegué a la conclusión de que sería precísamente los estudios los que me sacarían de mi problema. Así, tras terminar la EGB y los primeros años del BUP, conseguí mejorar mis estudios hasta terminar siendo uno de los mejores de la clase. Dejé mi casa, nunca mas volví a ver o hablar con mi padre, y me fuí a vivir con unos amigos, trabajando aqui y allá, estudiando a distancia. En la universidad destaqué en varias asignaturas, y empecé a tener buenos empleos.
Mientras todo esto ocurría mi hermano seguía metiéndose en problemas. Acabó casándose con una drojadicta, tuvieron a un bebé, y al final mi progenitora tuvo que hacerse con su custodia. Mi progenitora tuvo que llevarle a proyecto hombre, a centros de salud, e imagino que también a psiquiátricos. Eventualmente mi hermano moriría de sobredosis, mi progenitora se divorciaría de mi padre, y ese bebé que mi hermano tuvo pudo crecer en un ambiente bastante mejor.
Mi progenitora luchó mucho por obtener esa custodia, pues tuvo que quitársela no solo a mi hermano, sino también a su mujer y a la familia de ella. Estos últimos, afortunadamente, se desentendieron del chaval, lo cual facilitó mucho las cosas. Pero toda esa lucha dejó una gran marca en mi progenitora.
Mi vida siguió adelante. Me fue muy bien. Nunca me drogué, ni tan siquiera fumo, estudié duro y trabajé duro. Nunca me metí en problemas. Aprendí a cocinar, a mantener mi piso (que alquilaba ya solo), y tras ahorrar durante años, hasta pude comprar mi piso propio. Con mi piso comprado encontré a una buena mujer con mi misma mentalidad, y tuvimos un precioso hijo el cual, a diferencia de mi propia experiencia, crecía en un ambiente saludable y lleno de amor. A dia de hoy, después de 25 años, seguimos casados y muy felices.
Nunca quise que mi mujer y mi hijo se vieran expuestos a lo que me ocurrió, así que siempre traté de distanciarles. Pero al mismo tiempo me sentía en el deber jovenlandesal de permitir a mis hijos el acceso a su abuela.
Al ser yo el que lo había hecho mejor (mis hermanos no han pisado la universidad, y ni tan siquiera tienen vivienda propia), y al crecer mi hijo en un ambiente tan positivo, él siempre ha sido un niño feliz, alegre, inteligente, y amoroso. Mi progenitora se quedó absolútamente impresionada con mi hijo.
Mi hijo come de todo, no da problemas, es muy obediente, y yo hago lo posible porque trate a sus abuelos con el mayor cariño y respeto. En palabras de mi progenitora mi hijo "le ha dado vida". Mi hijo pasa muchos veranos con mi progenitora, y ella siempre dice, exagerando un pelín, que "solo le faltó haberlo nacido".
Así que, cuando mi progenitora decidió meterme en un centro psiquiátrico, estaba en sus ojos haciendo lo correcto.