Chapapote1
Madmaxista
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Es todo un clásico. Vas andando tranquilamente por la calle y ves una silla, una mesa, un espejo o un aparador al lado de varios contenedores de sarama. Tampoco tiene por qué ser en estos sitios. Ya que muchas veces te encuentras muebles abandonados por cualquier acera, zona de aparcamiento o en los aledaños de algún portal y te parecen perfectos para tu apartamento. Simplemente están ahí, y quedarían perfectos en ese rincón del salón, o sustituirían a aquel banquete de la cocina.
Tras arrasar en ciudades como Nueva York, Toronto y aterrizar recientemente en Barcelona —con más de 4.000 seguidores en la cuenta—, ahora es el turno de Madrid. El fenómeno stooping (con una traducción aproximada al castellano de ‘inclinándo la espalda’, la acción que se realiza para recoger un mueble del suelo) ha llegado a la capital de España. El proceso es simple: alguien ve un sillón abandonado, le saca una foto, la envía a la cuenta de Instagram detallando la calle y el número concreto de donde está, y el comunitty manager de turno la publica para los posibles «cazadores».
«Vi que esto estaba en más sitios, en Nueva York por ejemplo ya hay cuentas hasta por los diferentes barrios de Manhattan, Brooklyn o Queens. Y dije, esto tiene que estar en Madrid. Es una pasada», detalla. «Muchas veces me he encontrado cosas super chulas, tengo en mi cuarto mogollón de cosas de la calle. Basta que lo busques para que lo encuentres, es algo que a veces va por temporadas». La implicada también menciona cómo anecdóticamente en una ocasión se ha llegado a encontrar un árbol de Navidad.
«Todo merece una segunda oportunidad»
Y es que muchos de estos muebles, mayoritariamente, nunca están rotos. Además, que sea gratuito aleja el concepto de plataformas de compraventa ya existentes —como Vinted para ropa o Wallapop para gran variedad de productos—, dándole a stooping un carácter más social y colaborativo. «Todo esto lo hacemos sin recibir a cambio nada, y pensamos que puede ir más allá», detalla el encargado en redes en Madrid.
Por ejemplo, cuando una persona realice una mudanza, en vez de subir los muebles a Wallapop o llevarlos a un punto limpio, podría engancharlos a través de este perfil de Instagram; algo que ocurre en los perfiles de Nueva York. Que tú te hayas cansado de tu sofá de toda la vida que está despeluchado por una esquina no quita que alguien pueda darle una nueva vida.
Sobre todo jóvenes o personas que no pueden permitirse económicamente comprar una estantería nueva o una mesa para su comedor. Es el caso de Candela (24 años), una joven que ha amueblado sus diferentes pisos de alquiler gracias «a lo que te encuentras en la sarama». «Puedo decir que hasta he podido elegir de todo lo que me iba encontrando, te permite hasta tener variedad. Pero todo ha sido por mi salario precario», expone a El Independiente.
Precariedad y salarios bajos en los jóvenes
En esta línea, Sandra (24 años) detalla a este periódico que le parece «una iniciativa súper interesante», ya que muchos trastos de su casa son de la calle. Tras coincidir con Candela en muchos aspectos, la gallega asevera que muchas veces «ni nos paramos a pensar» que «algo en perfecto estado» puede servirle a alguien. «Puedes redecorar tu piso sin gastarte una pasta, además todo parte de una herramienta digital a la que tenemos acceso todos», detalla. «Además puedes tener algo original en tu casa con piezas decorativas que son muy útiles».
Ahora ser pobre y tener síndrome de diógenes lo consideran una moda. Lo próximo será decir que compartir un plato de comida entre dos personas es solidaridad.
Eso lo he visto siempre entre pagapensiones. Hacen eso para no gastarse el dinero en muebles, ya que la mayoría de ingresos los mandan a sus países vía locutorio.
Ahora te quieren vender eso como algo lonchafinista. Con anuncios y todo para ir a buscar los muebles.
Es todo un clásico. Vas andando tranquilamente por la calle y ves una silla, una mesa, un espejo o un aparador al lado de varios contenedores de sarama. Tampoco tiene por qué ser en estos sitios. Ya que muchas veces te encuentras muebles abandonados por cualquier acera, zona de aparcamiento o en los aledaños de algún portal y te parecen perfectos para tu apartamento. Simplemente están ahí, y quedarían perfectos en ese rincón del salón, o sustituirían a aquel banquete de la cocina.
Tras arrasar en ciudades como Nueva York, Toronto y aterrizar recientemente en Barcelona —con más de 4.000 seguidores en la cuenta—, ahora es el turno de Madrid. El fenómeno stooping (con una traducción aproximada al castellano de ‘inclinándo la espalda’, la acción que se realiza para recoger un mueble del suelo) ha llegado a la capital de España. El proceso es simple: alguien ve un sillón abandonado, le saca una foto, la envía a la cuenta de Instagram detallando la calle y el número concreto de donde está, y el comunitty manager de turno la publica para los posibles «cazadores».
«Vi que esto estaba en más sitios, en Nueva York por ejemplo ya hay cuentas hasta por los diferentes barrios de Manhattan, Brooklyn o Queens. Y dije, esto tiene que estar en Madrid. Es una pasada», detalla. «Muchas veces me he encontrado cosas super chulas, tengo en mi cuarto mogollón de cosas de la calle. Basta que lo busques para que lo encuentres, es algo que a veces va por temporadas». La implicada también menciona cómo anecdóticamente en una ocasión se ha llegado a encontrar un árbol de Navidad.
«Todo merece una segunda oportunidad»
Y es que muchos de estos muebles, mayoritariamente, nunca están rotos. Además, que sea gratuito aleja el concepto de plataformas de compraventa ya existentes —como Vinted para ropa o Wallapop para gran variedad de productos—, dándole a stooping un carácter más social y colaborativo. «Todo esto lo hacemos sin recibir a cambio nada, y pensamos que puede ir más allá», detalla el encargado en redes en Madrid.
Por ejemplo, cuando una persona realice una mudanza, en vez de subir los muebles a Wallapop o llevarlos a un punto limpio, podría engancharlos a través de este perfil de Instagram; algo que ocurre en los perfiles de Nueva York. Que tú te hayas cansado de tu sofá de toda la vida que está despeluchado por una esquina no quita que alguien pueda darle una nueva vida.
Sobre todo jóvenes o personas que no pueden permitirse económicamente comprar una estantería nueva o una mesa para su comedor. Es el caso de Candela (24 años), una joven que ha amueblado sus diferentes pisos de alquiler gracias «a lo que te encuentras en la sarama». «Puedo decir que hasta he podido elegir de todo lo que me iba encontrando, te permite hasta tener variedad. Pero todo ha sido por mi salario precario», expone a El Independiente.
Precariedad y salarios bajos en los jóvenes
También reflexiona sobre cómo el fenómeno trasciende en mucho de los valores que encarnan la juventud de hoy en día. «Esto puede ayudar a reciclar y a dejar de producir de manera masiva, incluso se puede relacionar con que va en contra de la obsolescencia programada de muchos productos», asevera. «Hay muebles preciosos que es una pena tirarlos, creo que hay mucha conciencia». El movimiento, que Candela tilda de «democrático», supone «ceder» a aquellos que «tienen menos».Puedes redecorar tu piso sin gastarte una pasta, todo parte de una herramienta digital a la que tenemos acceso todos»
SANDRA (24 AÑOS)
En esta línea, Sandra (24 años) detalla a este periódico que le parece «una iniciativa súper interesante», ya que muchos trastos de su casa son de la calle. Tras coincidir con Candela en muchos aspectos, la gallega asevera que muchas veces «ni nos paramos a pensar» que «algo en perfecto estado» puede servirle a alguien. «Puedes redecorar tu piso sin gastarte una pasta, además todo parte de una herramienta digital a la que tenemos acceso todos», detalla. «Además puedes tener algo original en tu casa con piezas decorativas que son muy útiles».
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Ahora ser pobre y tener síndrome de diógenes lo consideran una moda. Lo próximo será decir que compartir un plato de comida entre dos personas es solidaridad.
Eso lo he visto siempre entre pagapensiones. Hacen eso para no gastarse el dinero en muebles, ya que la mayoría de ingresos los mandan a sus países vía locutorio.
Ahora te quieren vender eso como algo lonchafinista. Con anuncios y todo para ir a buscar los muebles.