El peligro es ir diciendo, o que detecten que se maneja dinero, y si ya en España es peligroso, por aquellos lugares peor todavía. Te las puedes encontrar que adoran a los españoles, y, en mayor medida, interesadas, pero vamos, el interés se ve a leguas, y si uno sabe jugar las cartas, se la pega uno a ella.
Las mujeres, sobre todo las que empiezan a tener cierta edad, son detectores de dinero. Vamos, que si lo sé antes, cuando a mediados de los años 90 nos íbamos al campo a buscar monedas con un detector de metales, en vez de llevarnos el cacharro nos llevamos una mujer.
Aquí en España como sepan que alguien es funcionario, o que tiene ingresos más o menos fijos, salen arpías por todos lados, y se ponen más pegajosas que las moscas cuando empieza a hacer fresco.