Caída a Plomo
Madmaxista
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Hermanos: la Iglesia del Lonchafinismo es la Verdad y el Consumismo es el mal.
Algunos pertenecemos desde hace mucho a la Cofradía del Puño Cerrado, somos fieles más agarrados que un clavo oxidado y nuestra hermandad sigue fervientemente la Fe del Evangelio Lonchafinista, no ya desde ahora, sino desde siempre.
Miembros también a la prelatura personal del Opus Tacañum, su obra nos guía por el buen camino, nos inspira para no caer en la tentación del mal consumista y rezamos por los hermanos caídos en el consumo necio y vacío.
En verdad os digo que el Lonchafinismo nos hace fuertes, nuestro cuerpo y espíritu gana en salud y nos hace mejores con nuestro entorno. Quienes consumen no es que sean herejes, son Satán en sí mismo. Hermanos, el consumo esclaviza y esa es la penitencia que llevarán sobre sus espaldas por tota la eternidad, trabajo, trabajo y más trabajo.
Debo advertiros que veo pecado también en vuestra conducta, todavía sois impuros, me atrevo a decir que hasta veo falsos profetas influenciados por el mal del consumismo, ¡arrepentíos! Y apartaros del mal camino.
He leído que ponéis calefacción hasta los 20ºC y algunos coches aunque sean de enésima mano, como si eso fuese dogma de Fe. Sin calefacción, hermanos, nuestros cofrades, todos vestimos por capas, como cebollas, prendas térmicas que bien combinadas hacen innecesario el uso de calefacción. Cuando estamos descansando en el sofá siempre tenemos el calor que nos brinda una manta, bendecida en la parroquia del Lonchafinismo.
No tengo coche, el coche es el mal de todos los males, es sucio, es ruidoso, es apestoso, nos envenena nuestra alma y nuestros pulmones, nos aleja de la fortaleza corporal. Siempre voy andando, en bicicleta cuando las distancias lo requieren, en una bici movida por la fuerza de mis piernas, mi combustible unas fabes, unos garbanzos o unas lentejas. No contamino, no gasto gasolina, estoy en armonía con la naturaleza, con la Tierra. Porque hermanos míos, el Lonchafinista auténtico está en armonía con la progenitora Naturaleza. El lonchafinista además se hace más sano, al tener que hacer ejercicio el cuerpo se hace más fuerte y menos enclenque.
Los bares y restaurantes son antros de perdición y los centros comerciales traen el apocalipsis. Las comidas grasas y sabrosonas para que se consuma cerveza son pecaminosas, una comida casera y frugal a base de vegetales nos limpiará las venas de colesterol y alejaremos el fantasma de la hipertensión o la diabetes. Es por ello que el Lonchafinismo es la cura de todas las enfermedades que ha traído el mal del capitalismo que nos hace consumir para que nuestras almas terminen siendo esclavas por la eternidad de sus placeres vacíos y necios. No caigáis en sus redes.
Para todos:
Para los que tengan un pedazo de tierra:
El Lonchafinista verdadero es un ser sabio, versado en las más variadas materias, la autogestión es su mantra. No necesita de chupatintas para hacer los papeleos que se nos impone. Experto en economía sabe que las gallinas que entran por las que salen deben siempre mantener un saldo positivo. Recio en su fortaleza espiritual nunca se endeudará. Devoto de Santa Remiendos, su patrona.
Nuestros animales simbólicos serán el gorrino, los ovinos y los bovinos.
Nuestra ave simbólica: la gallina
¡ Oh! Hermanos, en verdad os digo que: Va a Consumir su querida progenitora.
Algunos pertenecemos desde hace mucho a la Cofradía del Puño Cerrado, somos fieles más agarrados que un clavo oxidado y nuestra hermandad sigue fervientemente la Fe del Evangelio Lonchafinista, no ya desde ahora, sino desde siempre.
Miembros también a la prelatura personal del Opus Tacañum, su obra nos guía por el buen camino, nos inspira para no caer en la tentación del mal consumista y rezamos por los hermanos caídos en el consumo necio y vacío.
En verdad os digo que el Lonchafinismo nos hace fuertes, nuestro cuerpo y espíritu gana en salud y nos hace mejores con nuestro entorno. Quienes consumen no es que sean herejes, son Satán en sí mismo. Hermanos, el consumo esclaviza y esa es la penitencia que llevarán sobre sus espaldas por tota la eternidad, trabajo, trabajo y más trabajo.
Debo advertiros que veo pecado también en vuestra conducta, todavía sois impuros, me atrevo a decir que hasta veo falsos profetas influenciados por el mal del consumismo, ¡arrepentíos! Y apartaros del mal camino.
He leído que ponéis calefacción hasta los 20ºC y algunos coches aunque sean de enésima mano, como si eso fuese dogma de Fe. Sin calefacción, hermanos, nuestros cofrades, todos vestimos por capas, como cebollas, prendas térmicas que bien combinadas hacen innecesario el uso de calefacción. Cuando estamos descansando en el sofá siempre tenemos el calor que nos brinda una manta, bendecida en la parroquia del Lonchafinismo.
No tengo coche, el coche es el mal de todos los males, es sucio, es ruidoso, es apestoso, nos envenena nuestra alma y nuestros pulmones, nos aleja de la fortaleza corporal. Siempre voy andando, en bicicleta cuando las distancias lo requieren, en una bici movida por la fuerza de mis piernas, mi combustible unas fabes, unos garbanzos o unas lentejas. No contamino, no gasto gasolina, estoy en armonía con la naturaleza, con la Tierra. Porque hermanos míos, el Lonchafinista auténtico está en armonía con la progenitora Naturaleza. El lonchafinista además se hace más sano, al tener que hacer ejercicio el cuerpo se hace más fuerte y menos enclenque.
Los bares y restaurantes son antros de perdición y los centros comerciales traen el apocalipsis. Las comidas grasas y sabrosonas para que se consuma cerveza son pecaminosas, una comida casera y frugal a base de vegetales nos limpiará las venas de colesterol y alejaremos el fantasma de la hipertensión o la diabetes. Es por ello que el Lonchafinismo es la cura de todas las enfermedades que ha traído el mal del capitalismo que nos hace consumir para que nuestras almas terminen siendo esclavas por la eternidad de sus placeres vacíos y necios. No caigáis en sus redes.
Para todos:
- Iré andando o pedaleando,
- Comeré garbanzos y los cocinaré yo.
- Con el Tupper la comida viajará mejor.
- Me cortaré el pelo con mi maquina.
- La barba de varios días será muestra de virtud pues la cuchilla no se habrá de desgastar.
- Una manta nos protegerá del frío y una ducha con agua fría del calor.
- Un móvil tradicional será nuestra arma para evangelizar el mundo.
Para los que tengan un pedazo de tierra:
- Quitaré las plantas que no sean autóctonas.
- Sembraré manzanos, membrillos, almendros y cualquier otro árbol que además de sombra en verano nos alimente y sus podas nos calienten en invierno.
- Plantaré verduras, coles, tomates, zanahorias, espárragos y cualquier otra hortaliza que permitan las condiciones climáticas y del terreno.
- Tendré gallinas, y aunque en casa de un lonchafinista sobra muy poca o nada de comida, aquellas que se produzcan no irán a la sarama sino que serán alimento perfecto para nuestros animales de granja.
- Los restos orgánicos no comestibles de origen vegetal servirán de compostaje que utilizaremos para abonar nuestro huerto.
- Los restos orgánicos de origen animal podrán servir para nuestros perros, si los tenemos, aunque un lonchafinista no tiene perros pues no se comen ni producen leche ni bemoles, salvo que sirvan como defensa en el Mad-Max.
- El pico, la pala y la azada son nuestras armas, nada de mulas mecánicas.
- El intercambio de semillas tradicionales con nuestros vecinos, para que estás no se pierdan en pro de las semillas comerciales tras*génicas es nuestra norma.
- Quitaré las malas hierbas con mis manos pues no usaremos herbicidas.
- Eliminaré las plagas con otros depredadores como mantis religiosas, mariquitas, musarañas, sapos y ranas. Nada de plaguicidas.
El Lonchafinista verdadero es un ser sabio, versado en las más variadas materias, la autogestión es su mantra. No necesita de chupatintas para hacer los papeleos que se nos impone. Experto en economía sabe que las gallinas que entran por las que salen deben siempre mantener un saldo positivo. Recio en su fortaleza espiritual nunca se endeudará. Devoto de Santa Remiendos, su patrona.
Nuestros animales simbólicos serán el gorrino, los ovinos y los bovinos.
Nuestra ave simbólica: la gallina
¡ Oh! Hermanos, en verdad os digo que: Va a Consumir su querida progenitora.