Vamos por parte. En primer lugar Roma había dejado de ser la capital del imperio desde la época de Diocleciano y Maximiano. Primeramente la capital fue trasladada a Mediolanum (Milán). A principios del siglo V el emperador Honorio estableció su residencia en Rávena, una ciudad rodeada de pantanos que hacían más fácil su defensa.
Después de la caída de Rómulo Augústulo, los sucesivos gobernantes bárbaros y después de ellos los gobernadores bizantinos mantuvieron Rávena como sede de su gobierno.
Lo que ocurrió entre 476 y el año 1000 fue lo siguiente. La guerra entre los bizantinos y los ostrogodos duró casi veinte años y tuvo efectos devastadores. El Imperio Romano de Oriente consiguió al final aniquilar a los godos y quedar dueño de la península, pero fue una victoria pírrica porque poco tiempo después Italia fue invadida por los longobardos que gradualmente se apoderaron de casi todo el norte de Italia y de amplias zonas del centro y el sur. Fue el inicio de la fragmentación política de Italia que duró hasta la reunificación del siglo XIX.
Durante un par de siglos más la ciudad de Roma se mantuvo nominalmente como territorio imperial, bajo la jurisdicción de los exarcas de Rávena. Cuando los bizantinos ya no pudieron seguir conteniendo el empuje de los lombardos, el Papa llamó al rey de los francos Pipino el Breve. Su hijo y sucesor Carlomagno, tomó Pavía, capital del reino lombardo y se coronó rey de Italia. Roma quedó bajo protección carolingia y los antiguos territorios del Exarcado dieron origen a los Estados Pontifícios. Después de la fin de Carlomagno su imperio se desintegró e Italia sufrió los ataques de las flotas árabes y vikingas. Ya en el siglo X las cosas se calmaron un poco, un noble de origen sajón, Otón I el Grande tomó el título imperial y ocupó gran parte de Italia.
El primer golpe a Roma fue el saqueo de Alarico en el 410 aunque se recuperó en parte y la vida ciudadana se mantuvo sostenida por un Senado más poderoso de los siglos anteriores.
La despoblación había ya empezado pero se agravó con la caída de África en manos de los vándalos. Cortado el flujo de trigo (los actuales Argelia y Túnez eran la parte más fértil de occidente) y de animales (los juegos gladiatorios se abolieron en esta época) el pan y circo decayó brutalmente. Y con él la población.
Roma dependía como ciudad de Genserico, que además controlaba las tierras de muchos senadores. Cuando no se plegaron saqueó Roma el 455. Y este si fue mucho más grave que el de Alarico.
A partir de ese punto la decadencia es irremediable aunque el circo, el Coliseo y las termas seguían en función durante los ostrogodos. Pero ya sobraban para una población de 200.000 o 300.000 (había superado el millón). Por comparación Constantinopla superaba el medio millón con Justiniano.
Las guerras de Justiniano fueron la puntilla. En uno de los asedios los godos cortaron los acueductos. Las termas se cerraron para no reabrir y los acueductos solo se reabrieron intermitentemente durante la edad media uno o dos (de once).
La población cayó a 50.000 más o menos y empezó a concentrarse en las orillas del Tíber, abandonando las colinas que ya no tenían agua.
Roma se convirtió en un mar de edificios abandonados que en comparación Detroit es una ciudad llena de vida.
Las amenazas de los lombardos y los árabes hicieron que se abandonaran las catacumbas, las villas y las iglesias extramuros. Incluso el muro Aureliano (de unos 14 km) era indefendible para una población de unos 20.000.
Los papas abandonaron Letrán (donde está la catedral) y reforzaron el Vaticano que era más fácilmente defendible y con agua.
Algunos terremotos en el siglo VIII y IX condenaron definitivamente muchos edificios que no podían ya reutilizarse, como la basílica de Majencio o las termas excepto las de Diocleciano.
Los romanos de estos años ya solo veían las ruinas como fuente de materiales. En especial las estatuas de mármol ideales para hacer cal o las de metales (bronce, oro y plata). Incluso hacer agujeros en los bloques del Coliseo para llevarse las grapas de hierro era más fácil que obtenerlo de otro lado.
Con cortos periodos de recuperación, como el Carolingio, solo tras la vuelta de Aviñón empieza una lenta recuperación y aprecio por el pasado. Pero siempre dando prioridad a los objetos (relieves, estatuas, sarcófagos etc) sobre los edificios que eran en su mayoría irrecuperables.
Y en cuanto a los Fumenquianos, si existe mucha información sobre estos periodos. Que no se hayan escrito (o se perdieran) buenos libros de historia hace que nuestro conocimiento de la política sea irregular y disperso. Pero existen miles y miles de documentos, objetos, monedas, obras de arte, música, literatura religiosa, cartas privadas etc que concuerdan con la cronología "oficial".
Por cierto lo de la " cronología oficial" es el primer embuste de Fomenko. No existe tal cosa ni se estableció por nadie. Simplemente millones de documentos están datados. Muchos de ellos en eras diferentes como la Hispánica (38 años más) que se usó hasta los Reyes Católicos. Simplemente Fomenko se inventa un "culpable" de todas las dataciones para poder atizarle fácilmente y desacreditar la historia real. Y luego simplemente ignora las millones de pruebas que no coinciden con su teoría.
Teoría patética, pues las correlaciones que hace son ridículas. Asimilar la Tetrarquía al Triunvirato y decir que son copia una de otra es una de las cosas más estúpidas que se pueden escribir.
Claro que seguramente es más plausible que todo sea un invento de los jesuitas. Que construyeron las miles de ruinas (utilizando canteras que luego abandonaron) sembraron Europa de monedas de oro (de reyes barbaros y emperadores romanos que no existieron) todo perfectamente estratificadas y con cambios de estilo y tecnologías que no volvieron a usar. Y sobre todo aniquilaron cualquier mínimo resquicio de la magnífica civilización de la Horda.:XX: